Originem

El lobo de mar cuya ceguera repartió suerte al…

Francisco Martinez Alias, el lobo de mar

Fue pescador hasta los 51 años cuando entró en la oscuridad de esta forma metafórica, explica Francisco Martínez Alias, cuando perdió la vista por completo y volvió a ser una persona funcional. “Yo pensé que me quedaba como un armario empotrado, la mente no te deja avanzar”, dice hoy Paco como se le conoce en el barrio de Pescadería. Sentado en un taburete plegable junto a otra afiliada y vendedora de la ONCE, rememora las batallas que siendo un crío de 9 años le hicieron hacerse a la mar; cree que no fue valiente, pero siempre le pagaron como a un hombre.

Nació en 1953 en Almería en el barrio de Pescadería donde lleva toda su vida. A los 17 años hizo el servicio militar, aunque ya era marido y padre de un niño de 3 años. Cuando se quedó ciego, trabajó como vendedor de cupones, trabajar lo hacía sentirse “normal”. durante aquel periodo de 9 años repartió 3 premios en su barrio. 

“Tenía 4 años cuando murió mi madre, fue mi hermana mayor quien nos crió, éramos 3 hermanos. Mi escuela ha sido el muelle, a los 12 años viví un naufragio en El Cabo Quilates (Marruecos). Embarrancamos a las 21.00h y a las 23.00h habíamos llegado en un bote a la costa. Me embarqué en los barcos de cerco, los que van con la luz y pillan las sardinas, los jureles… he pescado gambas, cigalas, de todo, trabajé 4 veces en Argelia y, en Marruecos hasta que prohibieron las pesca allí (a principios de los 2000) por esa época perdí la vista del primer ojo, comenta Paco con secuencialidad una vida que solo narrar es una hazaña. 

Contemplamos que estos marineros navegaban sin aparatos de GPS o radar que buscara el pescado. “El sónar hoy en día lo llaman el pato, te marca el pescado”, dice el antiguo pescador en referencia a la similitud del sonido entre el aparato tecnológico y el ave. 

¿Se consideraba la edad de los niños?

No había edad, tenías que trabajar porque había que salir adelante. Nos embarcábamos niños y todos, teníamos que comer. Siempre he desarrollado en el trabajo, he sido un burro, me arrepiento de haber sido un cagón. Tenía que haber llegado a patrón, pero es tu cuerpo el que no te lo admite. Sin embargo, he estado en la cubierta, remendando día y noche, tripulando el barco.

Paco habla con las manos, explica cómo se echa el arte, las melenas, las puertas a través de sus gestos. Las palmas arrugadas y cansadas, los dedos robustos denotan el trabajo duro, la mar escrita en los surcos. 

¿Ha trabajado en el Atlántico?

Sí, una pila de años. ¿Sabes lo que siento de haber trabajado en el Atlántico? Que no he disfrutado de mi mujer. Venía a mi casa a los 40 o 60 días, pasaba 4 días con la familia y vuelta a Algeciras al barco. Faené en Marruecos desde los 16 años hasta que se dejó de faenar allí, en ese momento perdí la vista del primer ojo.

¿Pero cuando habla, ve? Quiero decir decir gesticula con las manos:

Claro porque no es lo mismo que nacer ciego, ahora te miro cuando hablas porque tu voz me guía.

¿Qué te enseña la mar que no te enseñe la tierra?

La mar te enseña… A ser un héroe, supuestamente, porque cuando hay mal tiempo no lo puedes esquivar, te las tienes que tragar todas. En una ocasión durante un temporal tuvimos que dejarnos ir, cuanto más tarde se hacía peor era el tiempo y dejamos el barco a lo que Dios quisiera. Volvíamos a Almería y no avanzábamos para Cabo de Gato, vinimos a a amanecer a Motril aquello sí que fue un milagro.

Siempre he sido pescador, lo único que he pisado de tierra ha sido la ONCE. Tenía 51 años cuando conocí la asociación para rehabilitarme. Al principio creía que era un armario empotrado, un bulto, pensaba… en fin. Hasta que empecé a ir a rehabilitación psicológica, no quería ir, me veía algo suelto, pero el agarradero no se me quitaba. La psicóloga percibió que algo arrastraba, pero no lo había echado cuentas. Mi nieto mayor, que entonces tenía 11 años, vino a visitarme y me dijo: ‘Papa si yo pudiera te daba un ojo y nos apañábamos uno con cada uno, así veíamos los dos’. Aquella pesadilla me la quité porque pensé que no podía arrastrar de mis nietos, que tenía que hacerme el fuerte. La psicóloga me dio el alta porque necesitaba vender (cupones), pero me dijo que por todo lo que había aprendido de mí me hubiera dejado en terapia 2 meses más. 

A partir de ese momento, una persona que se queda ciega no puede llegar al 100% te hablo por mi experiencia. Al principio empiezas a subir escaleras pero nunca vas a llegar a la mitad, a medida que subes te cansas y cuando llegas a un cuarto estás más cansado porque la mente te hace la trampa de para qué vas a hacer ese sacrificio.

¿Qué volvió a hacer que pensaba que no haría jamás?

Los ciegos palpamos entonces puedo saber cuando hay polvo. Prepararme un bocadillo, afeitarme, ducharme, limpio el cuarto de baño… Pensaba que no lo volvería a hacer. Mi mujer pone el plato de comida en la mesa, como y después friego. Al principio la mente se bloquea y piensas que vas a ser un bulto, también en la ONCE hay gente muy preparada que te ayuda. Tardé en rehabilitarme 6 o 7 meses. Las primeras veces que salía a la calle me agarraba de mi mujer rodeándola con el brazo por encima a día de hoy me sujeto por el brazo de quien sea y ando al ritmo de un coche.

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África

El masái modelo que pasa sus días en Almería

 

Te vistes, quedas con tus amigos y sales a comer. Llegas al restaurante, te sientas frente al mar, donde las grandes comilonas dibujan un paisaje costumbrista digno de las 2.30 de la tarde en la Urba de Roquetas. De pronto, un vendedor ambulante se te acerca a tu mesa y la perplejidad te arrebata. ¡Qué dramática una! Un africano color ébano, que por mucho que yo sea de mediana estatura, no te da la vista para terminar de averiguar su rostro sin que te escandile el sol.

Y no me puedo resistir, «¿Me puedes dar tu teléfono?» Gorgui Gadiaga sonríe con timidez, aunque asiente con ahínco y entablamos una pequeña conversación. Resulta que el gachó es masái. Sí, uno de esos que parecen sacados de los bonitos reportajes del National Geographic. El enigma de la tribu keniata donde habitan las personas más altas del planeta. Una característica definitoria que ha marcado la vida de Gadiaga, sus dos metros de altura fueron el pasaporte para dejar Senegal y trabajar como modelo en Roma. Su físico espigado llamó la atención de Macron una noche por la Plaza Mayor de Madrid. ¡El presidente francés le pidió una foto!

Emmanuelle Macron, presidente de la República Francesa, junto a nuestro protagonista en la Plaza Mayor de Madrid

Dicen que la mezcla de genes, la mezcla de razas y la mezcla entre países dan como resultado a las personas con los mejores físicos y las más bellas del planeta. Claro ejemplo de nuestro protagonista, su madre de Senegal y su padre de Kenia. Aunque él nació y creció en el país materno, eso no le ha impedido tener una condición física de escándalo con sus casi 2,10 metros de altura. Resulta curioso porque mientras él intenta explicarse es una gozada ver cómo habla español con un perfecto acento italiano.

¿Quién es Gorgui Gadiaga?

Nací y crecí en una cuidad que se llamaba Kaolack. Es una cuidad grande de Senegal, muy grande llena de cultura, un símil en España vendría a ser Barcelona. Tenía 27 años cuando dejé mi país. Ahora tengo 39 años. Sé que mi físico no supera el de los 30 años. He vivido en África y en Italia. Yo nací y crecí en Senegal. Ahora, cuando viajo, vivo con mi madre porque mi padre murió. No tengo ninguna familia en Kenia. 

¿Y cómo fueron tus pasos hasta llegar a Europa? ¿Fue duro?

Yo llegué a Italia con un visado. Casi que me tuve que ir de mi país porque en Senegal, si alguien dice que quiere ser modelo, lo señalan como homosexual y no está bien visto. Tuve que pedir asilo en Italia para estar protegido por 5 años. A mi padre le decían: «¿Tu hijo es modelo? Es maricón.» Antes nada era igual, ahora el mundo está en el proceso de superar todas esas creencias.

Nadie nunca de mi familia fue a la escuela, solo acudieron a la escuela coránica a aprender la religión y eso es muy malo. Yo incluido; yo nunca fui a las escuela, solo a aprender el árabe. Eso sí, si tengo hijos son los primeros que van a pisar un colegio.

Cuando adquieres el asilo político, durante el primer año, no puedes trabajar; ¿cómo te las ingeniaste?

Tuve que sobrevivir y trabajar ilegalmente, además, fue mi primer año para poder arreglar toda mi documentación. Fue un periodo muy cansado pero ahora estoy tranquilo.

¿Cómo fue tu inclusión en el mundo de la moda?
Siempre se fijaban en mí por la calle y fui descubierto por un cazatalentos.

¿Podías vivir de tu trabajo solo como modelo ?
Sí, la mayor parte del tiempo lo dedicaba a trabajar como modelo pero, si no, me dedicaba a vender de forma ambulante artesanía de bisutería africana, como actualmente hago en Roquetas.

Puede ser una frivolidad pero, ¿te gusta ser modelo?
La verdad que sí, me gusta cuidar mi imagen y llevar accesorios, por ejemplo, siempre me gusta llevar anillos. Puede decirse que soy muy coqueto.

¿Cómo es la diferencia de vida entre Italia y tu vida ahora?

Hay mucha diferencia porque aquí la vida es más calmada y me gusta mucho, sobre todo Andalucía. Aunque mis papeles para poder vivir en Europa son italianos.

¿Eres feliz en Roquetas?

El masai tiene que sonreír pero sus ojos reflejan franqueza. “Ahora sí que me gusta Roquetas. Antes de llegar aquí vivi en Madrid y en Zaragoza, Pamplona, País Vasco. En 2018, fui a Gandía… En Roquetas llevo 3 años. Pero según me de el punto me muevo mucho, un día me voy a Málaga, otro día me voy a Granada…»

Entonces, hablarás muchos idiomas…

Soy bilingüe italiano junto a varios dialectos de Senegal, hablo francés, un poco de inglés, y por supuesto pulaar, que es una mezcla entre ese dialecto y el árabe. Conozco ahora gente de todo el mundo, me gusta viajar y visitar muchos países de Europa. He ido a Francia, Bélgica, Mónaco, Amberes, Grecia… La mayoría de mis viajes han sido por trabajo como modelo pero también como ‘taximan.’

¿Todavía quedan masáis en África?
Claro que sí pero un grupo muy reducido en Kenia y Tanzania. Menos de un millón.

¿Los masáis ya solo viven del turismo?
Sí, ya tienen otra vida porque ser 100% masai ya es muy difícil. Ahora hay tanto turismo que es difícil dedicarte en exclusiva a la ganadería, por ejemplo. Viven mayoritariamente de los safaris. Además, yo soy más moderno porque a mi madre le encanta Europa, aunque ella se volvió a Kaolack hace un tiempo. Cada febrero voy a verla.

¿Echas de menos vivir en África?
Sí, un poco, yo quiero vivir ahí. Mi gran sueño, por el momento, es poder crear una escuela de cultura africana. En mi país existe Casamance, dedicada a las artes escénicas y a fomentar la cultura, y está ubicado en Diakene Ouloff, un pueblecito de apenas mil ochocientos habitantes al que aún no ha llegado el turismo. En este pequeño paraíso el suelo es de arena, las cabras pasean en libertad y los mangos abarrotan las ramas de los árboles.
Me encantaría desarrollar un África más moderna, siempre me gusta dar la cara más moderna de mi país, incluso de mi continente porque es la más desconocida. La gente va a flipar con esto porque claro, mi parte cultural como Masai la gente tiene acceso y lo sabe, esa parte más tradicional. Pero se sorprenderían con la cantidad de cultura que hay en Senegal.

¿De quién aprendiste hacer toda esa artesanía?
De mi padre porque él trabajó como artesano de bisutería antes de que muriera. Toda la bisutería que hago y aprendí de él está llena de simbolismo.

¿Es difícil trabajar como vendedor ambulante?
Pues trabajar en la calle es una escuela diderente. Hay que acostumbrarse a que llegues a una mesa y todo el mundo se gire en contra de ti. Otro ‘handicap’ es que se trabajan muchas horas, desde las 12 de la noche hasta altas horas de la madrugada. Aun así mi vida no es ni muy dura, ni muy fácil; creo que he encontrado el equilibrio. Pero tengo que reconocer que en Andalucía es otro rollo, la gente es más buena y más amable con nosotros. Son ricos de corazón. Andalucía tiene corazón.

¿Cuál es tu filosofía de vida?

Piano piano, todo poco a poco para estar feliz conmigo mismo y saber qué es lo que quiero y qué me hace bien. No puedo trabajar en los invernaderos porque tengo asma pero cuando baje la temporada en Andalucía sé que puedo irne a Canarias con la cantidad de ingleses que hay, y si no, me vuelvo a África para pasar esa época.

¿Cómo has vivio este tiempo de coronavirus?                                                                                                                          Este tiempo de pandemia ha sido muy duro, tanto por mi enfermedad como por la inmovilidad.

Esa alegría de vivir, esa vitalidad y ese adecuarse a las situaciones. Nunca me caso de decirlo: ¡Qué misterio el de la gente pobre, no sé cuál es, pero siempre tiene efecto.»

Lean, compartan y vivan. Gracias por haber llegado hasta aquí, querido lector.

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Come como el Papa en Almería

De izquierda a derecha Francesco y Antonio los propietarios de Buono

Caprichosos son los destinos como benditos, sobre todo cuando el telón se baja con un ‘felices para siempre’. Hace 4 años cuando Antonio Santacroce y Francesco Caldarozzi -quienes todavía no llegaban a los 30- decidieron emprender la aventura de abrir su propio restaurante italiano en el paseo marítimo de Almería. Los primos procedentes del centro de Italia habían hecho de los números su futuro y decidieron estudiar ciencias económicas, pero la gastronomía la traían arraigada en la sangre. No cualquiera puede presumir de haber preparado la comida para el Papa Benedicto XVI y, de ser los primeros en hacer repartos náuticos con motos de agua en Almería.

Buono es el nombre del restaurante, café, pasta, pizza, los pilares de su comida. La palabra que denomina al establecimiento es una declaración de intenciones, una filosofía, los principios de la bella Vita italiana. Porque como dice Antonio «cualquiera puede comer comida en casa o en cualquier parte, pero ir al restaurante es una experiencia».

Antonio es el corazón del proyecto, quien se mancha las manos en la cocina para preparar cada receta, quien imparte clases al personal para que cada cosa, sea cada cosa. El hostelero apasionado de la historia y la diplomacia, conoció Almería durante su estancia Erasmus y no pasaron muchos años para que convenciera a su primo, Francesco de montar un negocio en nuestras costas. 

Antonio Sanatacroce

Francesco es el cerebro, una frase denota su implicación en el negocio: «yo lo llevo todo, podría engañarlo y no se daría cuenta, confía plenamente en mí». Antonio lo mira y asienta con total tranquilidad: «no lo hace porque sé donde vive, aquí y en Italia», y ambos rompen a reir con la complicidad de alguien que ha sido tu compañero de viaje.

Primos y socios desde su primera juventud, cuando organizaban fiestas en la piscina del hotel familiar, Santocroce en Sulmona. Y aunque quede poco tiempo libre para el ocio cuando el negocio es propio -aqueja Francesco-, todavía saca rato para practicar deporte. «El calcio que no nos falte a los italianos» y dramatiza con el gesto tan particular de la mano en pico mientras esboza una gran sonrisa. 

¿Qué comida hacéis en el restaurante, llamáis a la abuela que os de recetas?

Se ríen y primero habla Francesco: «La cocina italiana es tradición y un pequeño toque de fantasía, estos son los ingredientes básicos a partir de ahí no te puedes mover mucho». «Además que es la comida más variada del mundo, de una región a otra del país de la bota ya es totalmente diferente. La gente viene con la idea de pasta y pizza, pero tenemos carnes selectas importadas de Italia, el vino, la burrata, la trufa… Es un mundo, hay varias filologías de pizza y pasta.»

«La comida representa parte de la cultura de un pueblo, cada plato, como nace, cuenta una historia. Por ejemplo, la salsa carbonara cuando se inventó no había nata, había que tomar los huevos a crema, sin embargo, se ha usado el nombre del plato porque era popular», concluye Antonio con la sabiduría del savoir faire. Para qué mentirle, querido lector. Él puede.

Francesco Caldarozzi

Francesco tiene que aportar esta cosa de que el negocio no es solo el restaurante, sino su parte de divulgación a través de las clases de cocina para enseñar qué es la comida italiana, sus orígenes, la procedencia de cada ingrediente.

¿Recuerdas que comió el Papa?

Antonio contesta entusiasmado: «Pappardelle alla Morronese. Mi padre, Domenico Santacroce es un chef reputado que elaboró la Morronose; su propia invención a partir de los ingredientes que crecen en una montaña de la región de Abruzzo donde vive toda nuestra familia». 

¿Sois de estos jefes que están 100% en el negocio?

Sí, no podría ser de otra forma. Al principio empezamos con comida para llevar y poco a poco hemos ido creciendo. En la actualidad, tenemos 20 trabajadores, no todos a la vez y, en cada turno damos de comer a 180 comensales. 

La cultura del trabajo es muy importante para Francesco. «He trabajado delante y detrás de la barra, puedo entender lo que pasa como empleado y como jefe». Antonio sale al paso: «se trata de un crecimiento integrado donde vamos dando perspectiva a todo. No queremos parar con el restaurante, pero para mandar tienes que saber obedecer».

¿Podéis concederos dos días de descanso?

Dos días, no, uno; pero para nosotros ni eso porque cuando la empresa es propia no descansas nunca. Ahora todo depende de la planificación, el trabajo fuerte lo tienes durante 4 horas al día.

¿Cómo proyectan el negocio?

No solo somos la gastronomía en el restaurante, también hacemos catering y participamos en eventos que proyectan nuestros negocio. Antes de pandemia teníamos un evento con Ferrari que ahora está pendiente de concretar fechas.

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Evita enfermar si comes vegetal, el podcast de consejos…

Ana Molina, la nutricionista de Biosabor

¿Sabías que las enfermedades son evitables a través de la alimentación? Es decir, que te comes tu alergia, tu colesterol o tu reuma con cada bocado a esa deliciosa hamburguesa, con el helado, con los bollos…

La nutricionista y farmacéutica, Ana Molina sigue esta corriente que asegura que la nutrición influye en nuestra salud y que con buenos hábitos se previenen enfermedades. En su libro ‘Lo saludable de los alimentos‘ puedes profundizar en el tema, además dedica un capítulo a los ayunos, como podrás escuchar en el podcast es una auténtica apasionada de privarse del café de la mañana.

Molina es la actual directora de investigación y desarrollo de productos en Biosabor, ha trabajado en Cajamar, Coexphal… Es una almeriense retornada que anduvo por Inglaterra y regresó a su tierra para ofrecer su experiencia a los mejores sabores con la mejor materia prima en hortalizas de Europa. 

Escucha el podcast y acércate a nosotras. Si te pica la curiosidad puedes seguir conociendo a Ana en su web ‘AMNUTRICIONINTEGRAL.COM‘.

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100 años viviendo del esparto en Almería, Antonio Casado

Antonio Casado Aún puedo recordar con claridad la última Semana Santa que viví en Almería antes de toda esta anormalidad. Era martes santo y Ana Mar de Quero cantaba al Santo Cristo del Amor una saeta con “la miel en la garganta, porque cantando también se reza”, como dijera el cofrade. La calle Granada estaba paralizada: de fe, de amor, de un algo que solo se puede comprender a través de la experimentación propia. Para mí es la gracia humana de unirnos y realizar acciones que trascienden al individuo.

Y en esas andaba, medio ebria de olores, de la luz de la primavera que invade la ciudad por esas fechas y despierta la vida, cuando salió a mi paso una tienda de canastos. Canastos, mimbres y esparto; la imagen del comercio se convirtió en un recuerdo que recupero 3 años después.

Con la esperanza de no perderme nada, seguí el itinerario trazado aquel Martes Santo, desde la Puerta Purchena abordé la calle Granada y en cada recodo metía la cabeza con la esperanza de volver a aquella imagen iluminada en mi lóbulo frontal.

Desde la calle Carmelo apareció el escaparate de Artesanía Casado tal y como lo recordaba con los mimbres, el esparto, la madera; objetos que han sobrevivido a la revolución industrial y a la tecnológica. Capazos de esparto que el propio Antonio Casado saca de sus propias manos, tras un duro proceso de elaboración con unas enormes agujas de hierro de unos 20 cm. El padre de Antonio fue quien abrió el establecimiento en 1925. “Mi padre aprendió el oficio con 20 años el oficio, porque antes se ganaba bien, ganaba más que trabajando en una tienda de comestibles. Había mucha demanda de esparto que mandaban a Marruecos, a las minas, a todos lados”.

¿Antonio cuándo nació usted?

Yo en 1936. Me pilló la guerra, pero era chiquitillo.

¿Cuándo aprendió el oficio?

Empecé a trabajar a los 14 años con mi padre en la espartería, hacíamos espuertas para el campo, ceazos, aguaderas, en fin, una pila cosas. En Baza hacían la pleta, (Antonio hace un alto y señala un canasto que cuelga del techo para ejemplificar de lo que habla), ahí echaban los tomates y los pepinos cuando empezó la agricultura.

Antonio, a sus 85 años, está jubilado; sus manos deformadas atestiguan el duro trabajo que han desarrollado. Sentado en una silla de bambú se abanica con un paipái, hace un calor bochornoso y descansa sus pies descalzos sobre una estera de esparto, un gesto que denota como el negocio es su hogar.

¿Qué es lo que más le gusta trabajar?

La espartería es lo que más he hecho, en la tienda reparamos muchas cosas que se hacen fuera, como las sillas de rejillas…

¿Esas alpargatas son ornamentales?

En el año 50 se gastaban esas alpargatas en el campo… Todo el mundo llevaba esparteñas y albarcas, con suela de goma y la cara de esparto. Casi todos los campesinos sabían hacerlas, el conocimiento se lo pasaban los viejos a los jóvenes, era una cadena.  

También recuerdo las esteras para los camiones. En aquellos años iban hasta Madrid cargados de pescado y ponían la estera de esparto arriba de la carga para que aguantara.

La artesanía Casado es el único establecimiento de estas características en el centro de Almería. Casi un siglo de historia, una guerra, el milagro almeriense, el cine… Suministraron la cordelería en Exodus de Ridley Scott.

Carmen Casado

Quien está al frente del mostrador a día de hoy en Carmen, la tercera generación quien atiende primorosa a los clientes habituales vienen a por cuerda y ya sabe cuál tiene que buscar. Solo lamenta la bajada de calidad, calidad y valor del trabajo del artesano con algunas exportaciones a bajos precios. Y recuerda la vida sin tanto sobresalto

“Antes te las tenías que ingeniar con muchas cosas, no te podías aburrir. Tenías que matar el tiempo en algo útil. Como no entretengas las neuronas, se gastan. Yo no trabajo el esparto hay que tener cierta habilidad y cualidades, unas manos fuertes”.

Y regreso al bullicio de un viernes tarde en el centro con la algarabía de la calle en contraste con un manso lugar.  

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«Una parte de mí se siente discapacitada, por eso…

Mariela, duela de La Ramona, a las puertas de su negocio

Mariela es grande en el sentido amplio de la palabra, sus 20 años en España no se han llevado la cadencia del acento de Mar de Plata. Bajo su gorro blanco de chef escapan algunos mechones cortos rubios y canos, de mente inquieta con alma bondadosa, un ojo en el negocio y una mano tendida a quien la necesite. La toalla de playa que su padre le llevaba cuando visitaba a la familia en La Huelga (Sorbas), llevaron a esta española nacida en Argentina a tenerlo claro desde el parvulario. Su destino era Almería.

Cuando terminé de estudiar en la escuela de cocina de Mar de Plata vivía en Tierra del Fuego, donde acaba el mundo, 20 grados bajo cero se los aguantan ellos. Me vine para Almería de visita porque aquí vivía mi familia. En 5 días tenía trabajo, todo fue fácil porque tenía la nacionalidad española por parte de mi papá. Él ya no está pero venía a ver a la familia. Fue uno de esos españoles que se fue en barco en la primera mitad del siglo pasado. A día de hoy, tengo a 3 hermanos de mi padre que llevan 30 años aquí.

El desembarco en tierras almerienses no fue complicado, los retos vinieron después, cuando ya te sientes de aquí y el destino se encapricha con tener una conversación obligada. Fruto de ello es La Ramona, su buque insignia en el centro de Almería; un negocio y taller gastronómico que sitúa a la empanada argentina en la cumbre de su ser. “En pandemia estuve cerrada 180 días. En ese tiempo solo hice 900€, no llegaba para nada. Si la Ramona no hubiera nacido nos hubiéramos tenido que marchar.”

La Ramona nació hace 9 meses, hay dos empleadas trabajando, una es Micka y la otra María. El negocio marcha al ritmo de 30 kilos de cebollas picadas en 2 días para hacer el relleno de las empanadas. Un riguroso Glovo y Just Eat son los ejes centrales sobre los que se sostiene el negocio. Un impulso que, en estos tiempos, solo lo permiten este tipo de plataformas.

“María es una chica con discapacidad intelectual que viene unas horas por la mañana. En ‘Tu Chef talleres’ hemos estado volcados a dar clases de cocina con las personas con discapacidad intelectual; hemos trabajado con muchas asociaciones almerienses, como Salsido, A toda Vela, Dárata…”

¿Conocía a alguien con discapacidad?

Mariela contesta con sus ojos claro helados en una sincera emoción, “es porque en una parte de mi vida me siento discapacitada también”, una pausa leve introduce unas palabras que tiemblan entre sus labios: “porque a veces me faltan algunas capacidades. Entonces creo que es incluirlos, hay gente muy valiosa y que puede hacer más de lo que nosotros pensamos”.

A María la conocía porque durante 3 años estuve haciendo talleres en la ‘Asociación a Toda Vela’. Ella es una chica muy tímida, habla poco o nada, tiene grandes capacidades y hay que saber afinárselas también. Peló entre ayer y hoy casi 30 kilos de cebolla, medio llorando. A ella le sirve, pero a nosotros nos sirve más, ella necesite incluirse en el mundo laboral, ahora está de prácticas, pero si todo va bien… Todo es práctica, necesita coger rapidez, esto no lo va a hacer en su casa.

¿Cómo llegó Micka?

En Navidad estaba a tope y necesitaba a una argentina que me ayudara con las empandas. Tenía que ser gaucha, que al menos hubiera hecho empanadas en casa, porque no tenía tiempo de pararme a enseñar a nadie cómo se hacían los repulgues. Así que la busqué por grupos de compatriotas en las redes sociales. Hacía solo un mes y medio que había llegado a España, después de la cuarentena, vinieron con una mochila de 8 kilos porque si no salía bien volvían. El azar les brindó una oportunidad y se quedó en Almería, una ciudad la cual no sabía ni situar en un mapa.

Micka, empleada de Ramona, dando forma a las empanadas
Micka, empleada de La Ramona, dando forma a las empanadas

Desde el otro lado de la barra de silestone Cosentino, su empleada Micka prepara empanadas a una velocidad pasmosa. Los pequeños bocados son en apariencia argentinos pero algunos llevan el corazón almeriense, como la chef que originó los rellenos. Aunque el local ha cambiado, “usurpado por La Ramona” guarda el encanto de lo que antaño fue escuela de cocina para niños. La cocina es amplia y se dispone a la vista desde el mostrador. Para el ojo observador, una fotos de Mar de Plata y el pueblo donde los progenitores de Mariela se conocieron, la unión hispano-italiana de la que nacieron dos hijos trasatlánticos, la reminiscencia, las raíces, los orígenes que se encuentran bajo el amor de un fogón.

«Como me dice un hermano que me queda en mi patria, soy más española que Colón. Amo Almería desde que era chiquita.» Nuestra protagonista esboza una amplia sonrisa, una de esas que al ser fotografiadas inundan no solo un primer plano. Y es que tras el devenir del tiempo, surge el sentimiento irreparable para tantos migrantes… 

El corazón se te convierte en trasatlántico, ¿cierto?

Sí, porque mi mamá está del otro lado y mi hermano. Si el año que viene se puede, en enero después de las fiestas, voy a ir. Mi abuela tiene 92 años y la quiero ver.

Había que salir por algún lado, la idea de las empanadas venía dando vueltas desde hace tiempo. En 2019 desde la cocina del Mercado Central trabajó junto a las actividades gastronómicas impulsadas por el Ayuntamiento de Almería, quien gestiona ese espacio. Aunque la chef recuerda que fue en el 2018, momento en el que Almería era candidata a capital gastronómica, cuando se encargó de su gestión. «Con ‘Tu Chef’ talleres de empanada, hemos estado en Fitur, Salón Gourmet, Andalucía Sabor…», explica la argentina con entusiasmo. 

¿Por qué ‘Ramona’?

Este lugar es tu Chef talleres, pero Ramona le ha usurpado el sitio. Se llama así porque el nombre me parece muy español y porque cuando era pequeña en mi ciudad había una señora que se llamaba así y hacía empanadas. En cuanto al marketing es un nombre muy español, fácil de recordar, leyendo, consultando con amigos que se dedican al sector publicitario, mirando por redes sociales, así surgió este nombre con fuerza.

Durante estos 6 años de ‘Tu Chef talleres’, ¿cuáles han sido tus mayores logros?

Ha sido duros, sobre todo al principio porque el almeriense le ha costado el concepto. Para los niños no, para ellos ha sido brutal, hemos hecho muchos cumpleaños en el taller y en casas, talleres en colegios, nos hemos desplazado mucho. El boom aterrizó cuando la ciudad consiguió el galardón de Capital Gastronómica. «He estado en todos lo jaleos. Mi empresa hacía actividades en la sede de Almería gastronómica que se puso en el Paseo de Almería, íbamos a Madrid, vino Máster Chef…»

Desde el 2015 hago la feria de gastronomía de Almería, Concurso de Gastronomía almeriense, ahí hablé con el Ayuntamiento para hacer un concurso para niños. Al año siguiente organicé el concurso de adultos y niños, ahí cambiamos el lugar donde se celebraba el concurso. Todos los días a parte del concurso se hacía un show cooking para que la gente viera cómo trabajaban los cocineros de aquí. Revolucionamos esa parte de un concurso gastronómico de tres días en el ferial a un concurso y feria gastronómica durante toda la feria de Almería con más vista en el paseo, más glamour. Aunque sea un estrés a tope es lo mejor que he podido hacer, es mucha responsabilidad, pero es para la ciudad.

¿Y en todo este tiempo cuál es el chef que se ha convertido en admirado?

Sus ojos azules se prenden y en la diminuta mesa que nos separa sus brazos se extienden en un intento de agarrarme con fuerza para que le preste la máxima atención. “Ángel León, soy fan, tuve la oportunidad de conocerlo en una feria De Gusto de Huercal-Overa. Por allí pasaron Paco Torreblanca, Samantha Villar, la ‘creme de la creme.”

Esto es un no parar. Mariela, ¿hay límite?

No, no sé si hay tope, hace dos años y esto lo digo con orgullo porque me salió por contactos y poner la cara, que participo en el evento solidario de Marbella Chef for Children. Se celebra en el hotel Montero 5 estrellas, donde invitan a 30 estrellas Michelín, van todos y yo. Me toca hacer la parte de los niños, los chefs son el anzuelo, para esa cena de gala benéfica. 150 niños participan en los talleres de cocina de los laureados chef, son elegidos a través de un concurso de dibujo que se celebra meses antes en los colegios de Marbella. Mariela coordina las actividades de los maestros cocineros con los infantes.

Bandejas con empanadas en el mostrador del taller culinario

Es el tema del momento, siempre recurrente y socorrido para los que hacemos este trabajo de plumillas pero, verdaderamente, quiero ir más allá. No quiero despedirme de esta fuerte mujer sin ver cómo reacciona a su corazón. ¿Sacaste algo positivo de estos tiempos de pandemia?

Durante la cuarentena, la argentina junto a un grupo de 11 cocineros más estuvo cocinando para Cruz Roja Almería, «cuando llevaba la vianda de medio día me di cuenta de la falta que había. Eran familias normales que se habían quedado sin trabajo y no tenían ni para gel en la ducha. Vino mucha ayuda y pedimos que reforzaran porque un adulto aguanta con un café, pero a ver cómo le explicas a un niño que no hay para cenar». La sensibilidad de Mariela se dispara, se le entrecorta la voz porque, tal vez, son esos momentos los que te hacen sentir afortunado, o por lo menos, como dice el dicho: ‘jodido pero contento’.

«Fue una sensación muy dura, no la olvidaré jamás. Venía al local en bicicleta a regar las macetas y era una sensación de que la ciudad estaba muerta. El COVID me ha parado mucho profesional y personalmente, ha sido la primera vez en 20 años que he tenido que pedir un crédito y gracias porque estamos vivos.» 

Es justo mencionar que los comienzos vinieron rodados aunque sí fáciles de asimilar. Al final todo es organizar una receta sencilla, práctica y dinámica para que los niños puedan manipular y prepararles un kit, cada uno debe tener su espacio con su plato, su cuchillo… En la calle hay que hacer recetas muy sencillas, porque no hay medios. En la Plaza Vieja era armar una brocheta con chocolate, pero los niños se los pasaban de muerte.

¿Tienes algún otro proyecto entre manos?

En realidad, ahora podríamos hacer esta parte de talleres con mínimos, pero estamos parados, solo hemos reanudado la actividad de talleres de Roquetas en el Mercado Central. Desde hace tres semanas todos los martes trabajamos en Roquetas con personas mayores en talleres.

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Airun: los hermanos que cambiaron los números por los…

Fran y Nuria los hermanos fundadores de Airun

Airun tocados artesanales es el nombre de un atelier de complementos para ceremonia almeriense fundado por dos hermanos desde Serón que consiguieron llegar a eventos internacionales como la ‘Bridal Fashion Week’ de Barcelona. Han ocupado una página impar en Vogue Novias y, lejos de amedrentarlos, la pandemia los ha reinventado a través de una colección para diario, ‘Airún 365’.

Hace una década que estos artesanos dispusieron un espacio en la casa de sus padres y comenzaron a trabajar sin parar, tardaron solo 7 años en abrir su centro en el corazón de Almería. “Los dos primeros años no esperes ganar ni un duro”, dice Fran Trinidad Castaño con la experiencia que vivió como joven autónomo y empresario. Él es la parte más creativa mientras su hermana Nuria, la pragmática. ¿Su éxito? Mantener el alma, la luz y la esencia del hecho a mano.

¿Trabajar entre hermanos os ha dado más solidez como alianza?

Cualquiera que trabaje en familia puede decirte que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero teníamos claro que los principios serían duros y que reinvertiríamos todo, dice la hermana.

Airun desde dentro

¿Cuál fue vuestra hoja de ruta?

Nos marcamos unos pasos primero tener una tienda física, después una página web, aparecer en una revista internacional… Siempre pensamos en grande, porque si piensas en pequeño te quedas en nada. Nuria pronuncia sus palabras con plena seguridad y, sin embargo, es humilde. Puede que sea el beneficio de trabajar con las manos, de currarte el tocado pétalo a pétalo, de sacrificar tu vida social, tu sueño, tu salario por un propósito común.

Fran: el primer año fue una locura, no había horas, no sé ni cómo nos aguantaron nuestras parejas. Gracias a que pulimos los procesos, hemos conseguido ser más eficientes; ahora, cada fin de semana se queda uno de nosotros en la tienda, tenemos tiempo para nosotros”.

¿Qué fue de Airun durante la cuarentena?

Nos cogió totalmente desprevenidos. Ten en cuenta que nuestra temporada empieza en marzo y estábamos en cuarentena en uno de nuestros años con mayor proyección. Habíamos salido en Vogue Novias el mes anterior, lo que para nosotros era un hito aparecer en esta publicación e, incluso, habíamos llevado mascarillas a Premier Vision pero pensábamos que no las íbamos a usar.  Teníamos todos los eventos cerrados, incluso a nivel personal… Dice Nuria sin temblarle la voz.

Pero la respuesta fue contundente. Fruto del encierro nació Airun 365, una colección de diario que las clientas reclamaban desde hacía tiempo. Estos hermanos son gente de acción no paran a lamentarse. “Siempre hemos mantenido la esperanza. Hay que ser pragmático eso es lo que tienen los números, siempre nos hemos planteado que mañana será mejor, adaptándonos con diferentes creaciones como los cuellos, las mascarillas, el bordado…”, Las palabras luminosas de una autónoma.

“Durante este periodo que está siendo más difícil tenemos que hacer sinergias, apoyarnos los unos en los otros en las empresas que tenemos más cerca”; esta es una de las máximas de Nuria, que las llevan a cabo a través de editoriales con diseñadoras almerienses de ceremonia como Victoria Salas.

La artesana del atelier muestra una publicación con orgullo de creadora

¿Cuál fue uno de los momentos que marcó la diferencia en vuestra carrera?

Cuando ves tus coronas desde Serón a la Bridal Fashion Week es cuando te emocionas, todo el trabajo, el esfuerzo, lo importante que era para nosotros, pronuncia Fran mientras sostiene una de las piezas que apareció en la pasarela internacional por donde pisan Pronovias o Rosa Clará. Fue la primera vez de sentirnos grandes, nada es fácil, todo va poco a poco, dice Nuria. Una mirada cómplice, una risa que atisba el sacrificio que les conllevó.

“El esfuerzo al final tiene su recompensa, veíamos este evento como un escaparate. No podíamos desfilar por nuestra cuenta pero sí ponernos en contacto con una diseñadora, en este caso Isabel Sanchís, y a partir de unas directrices empezamos a trabajar”, explica el hermano. La diseñadora valenciana los tuvo como referencia al año siguiente cuando les encargó el diseño de una especia de escafandra de flores que fue la imagen del desfile.

Ese mismo año, en 2017, se trasladaron al centro de Almería; otro de los pasos que se habían marcado en el camino. Necesitaban un centro estratégico cerca de las tiendas a las cuales proveían, además de iniciar el contacto con el público en horario comercial. Se instalaron casi enfrente de la Diputación de Almería pero con el requisito de que no estuviera a pie de calle, que tuvieras que llamar a la puerta.

Fran porta una de las coronas de la Bridal Fashion Week 2017

El pequeño viaje desde el portal en primavera es todo un espectáculo porque la acera se presenta alfombrada de flores por un espigado árbol que se erige buscando el sol. Los cuatro peldaños de mármol blanco, las cerámicas del suelo, la puerta de madera gris, color corporativo, que transmite sobriedad, elegancia, sin pretensiones y detrás del timbre y la gran mirilla dorada Fran. Los hermanos llevan batas blancas impolutas, como científicos de la artesanía, el olor es peculiar, también identificativo, la luz entra por los grandes ventanales que ocupan de techo a suelo e irradian cada creación, única, personal, sus pequeños bebés, dice Nuria. Un sitio que invita al recreo porque su producto está hecho para degustarlo a fuego lento, asevera el artista.

“Casi todo lo que sale de aquí es un proyecto personalizado y nos gusta porque ellas inventan y nosotros conseguimos hacer ese sueño realidad”, quien habla es la otra parte de este atelier, Nuria. Es emocionante observarla mientras busca entre las más de 7000 publicaciones de Instagram una instantánea que capta el momento de entrega de una pamela a una novia. “Vino con un esbozo en un papel, quería algo muy concreto. Puedo recordar perfectamente la sensación, se me pone la carne de gallina”. En la imagen esa novia sonríe con la ilusión de una niña la mañana de Reyes por la certeza de haber materializado una ilusión.

Taller de Airun

Preocupados por el detalle, trabajan la perfección dentro del taller; privilegio periodístico sacaré rabia, la mesa que hicieron por encargo con 16 enchufes para cubrir las demandas de trabajo. La tabla está compartimentada en espacios de trabajo el de Fran milimétricamente ordenado, ni las motas de polvo son bienvenidas. Nuria dice: “el mío está un poco más desordenado”, cuando su entropía se limita a un par de hilos sueltos de sus raíces como bordadora. Plumas de faisán, flores, cuentas de todos los colores y un altar con un tablón de corcho lleno de encargos y dos velas. “Normalmente suele haber una luz blanca, pero nuestra madre nos dice que en determinada época pongamos una de miel también. Aportan esa luz que siempre buscamos”, dice el hermano. El fuego que Prometeo robó a los hombres y que inspiró a muchos, la mente, la bombilla de Edison.

Estamos hablando de un trabajo que, realmente, es un arte ¿Las piezas cualquier persona las puede llevar?

Hay un tocado para cada mujer. Somo asesores de imagen también por supuesto, porque muchas veces lo que buscamos es ese efecto wow, que nos miren y nos admiren. Pero no te voy a poner una pamela cuando no toca porque alguien podría preguntarse: ¿Quién te ha puesto eso?, aquí el hermano es tajante.

Para quien la moda pueda resultar una frivolidad debemos de apreciar que todo en nosotros comunica así considero que siempre debemos ofrecer nuestra mejor versión a través de la concordancia entre una misma y el entorno. En este caso, los valores de sencillez, belleza, delicadeza y luminosidad están elevados al máximo exponente al servicio de la mujer como dejan constatado en su web y en cada uno de sus productos.  

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