Pollo Yassa – Senegal

Pollo Yassa, un platillo típico de la comida senegalesa.

Uno de los países mejor considerados en África para disfrutar de auténticas experiencias culinarias es, sin duda, la República de Senegal. Una gastronomía con claras influencias francesas, portuguesas y norteafricana; se presenta con unos platillos que tienen como base el pollo y el pescado y su alimentación es considerada una de las mejores debido a que está hecha con productos locales y de la tierra. Vamos, lo que viene siendo un slowfood y Km0 en toda regla.

Muchos grupos étnicos han condicionado esta gastronomía como los Wólof. Por otro lado, el Islam, que entró en la zona en el siglo XI y la gastronomía francesa (Senegal fue colonia hasta 1960) han condicionado esta gastronomía.
Su ingrediente principal es el arroz que se prepara de muchas formas. Existen otros acompañamientos con cereales (generalmente, mijo). Su posición costera (Océano Atlántico) hace que el pescado sea un ingrediente frecuente en los platos. Uno de los platos tradicionales, el Pollo Yassa, es el plato nacional de este país, y es un plato sabroso y sabroso a base de pollo cocido lentamente con cebolla, condimentado con chile y mostaza. Se degusta acompañado de arroz blanco; lo hemos aromatizado con canela y semillas de comino, pero también puedes acompañar la yassa de pollo con cous cous. El resultado es un plato con ingredientes sencillos, pero con un sabor delicado.

La hospitalidad es muy importante y los comensales suelen compartir un mismo plato. Y como nuestro amigo y antiguo invitado, Lamine Sarr, nos trata siempre con muchísimo cariño, hemos querido traer a los fogones de Originem un plato que le sea característico para que podamos porfundizar más en su gastronomía y cultura. ¡Aquí os dejamos la receta para que todos podáis disfrutar!

Ingredientes:

– Para el pollo:
Pollo entero o ya en trozos 1,5 kg.
Cebollas blancas (unas 5) 1,2 kg.
2 dientes de ajo grandes.
Zumo de limón (unos 40 g) 1.
Aceite de oliva virgen extra 80 g.
Mostaza de Dijon 50 g.
Pimiento dulce 1 cucharadita.
Caldo de pollo 1 litro.
Sal al gusto.
Pimienta negra al gusto.

– Para el arroz:
Arroz basmati 300 g.
Agua 800 g.
Palitos de canela 1.
Clavos 3.
Semilla de comino algo.
Aceite de oliva virgen extra 30 g.

¡Manos a la olla!

1. Para hacer pollo yassa, comience cortando el pollo; con las sobras puedes preparar el caldo de pollo que se usará para la receta. Divídalo en las distintas partes: muslos, pecho, alas con un cuchillo especial
2. Vierta los trozos de pollo en una sartén grande después de haber aceitado bien el fondo (4-5) y dore la carne durante unos minutos a fuego alto, dándole la vuelta para que se cocine uniformemente.
3. Luego retire el pollo de la sartén y colóquelo en una bandeja para hornear. 7, luego déjelo a un lado caliente. Mientras tanto, picar finamente las cebollas blancas8 y verterlos en la misma sartén en la que has guardado los jugos de cocción del pollo 9Cocine a fuego lento durante unos 10 minutos, revolviendo para evitar que se pegue al fondo.
4. Agrega el ajo, chile y mostaza; vierta también un poco de caldo de pollo para favorecer la cocción lenta y dulce de la cebolla, sazone con sal y pimienta al gusto.
5. Revuelva para mezclar los ingredientes. 13; exprime el jugo de limón14 y agrégalo a la cebolla 15; cocine otros 5-6 minutos o hasta que la cebolla esté muy suave.
6. Cuando este último esté marchito, agregue el pollo (16-17) déjelo darle sabor volteándolo varias veces, luego agregue el caldo de pollo para que cubra la carne18y cocine durante al menos 25-30 minutos. Una vez que esté listo, apaga el fuego y mantén caliente.
7. Mientras se cocina el pollo, prepare el arroz que lo acompaña: enjuague el arroz con agua corriente, luego ponerlo a remojo en agua a temperatura ambiente y cubrir con film transparente: debe descansar al menos 20 minutos.
8. En una sartén vierte el aceite y las especias. dorarlos a fuego medio; mientras tanto, escurrimos bien el arroz y reservamos el agua de remojo. Vierta el arroz en la sartén con las especias. y tostarlo unos momentos, revolviendo con una espátula. Luego agrega el agua en la que habías remojado el arroz. El agua tendrá que tapar el arroz y tendrá que hervir al menos 5-6 minutos.
9. Pasado este tiempo tapar con la tapa y cocinar por otros 10-15 minutos, hasta que se haya incorporado toda el agua; una vez cocido, de hecho, debe estar muy seco; Luego puedes servir el pollo yassa acompañado de arroz blanco.

La sabrosura final:

Si quieres darle más sabor al arroz puedes hacerlo con caldo de pollo; si lo deseas puedes acompañar el pollo yassa con cuscús, mientras que el pollo se puede condimentar con hojas de laurel.

¡Bon profit! Que a nosotros nos gusta hacer pero también que nos hagan… ¡Recetas! Nos vemos en la siguiente.

El masái modelo que pasa sus días en Almería

 

Te vistes, quedas con tus amigos y sales a comer. Llegas al restaurante, te sientas frente al mar, donde las grandes comilonas dibujan un paisaje costumbrista digno de las 2.30 de la tarde en la Urba de Roquetas. De pronto, un vendedor ambulante se te acerca a tu mesa y la perplejidad te arrebata. ¡Qué dramática una! Un africano color ébano, que por mucho que yo sea de mediana estatura, no te da la vista para terminar de averiguar su rostro sin que te escandile el sol.

Y no me puedo resistir, «¿Me puedes dar tu teléfono?» Gorgui Gadiaga sonríe con timidez, aunque asiente con ahínco y entablamos una pequeña conversación. Resulta que el gachó es masái. Sí, uno de esos que parecen sacados de los bonitos reportajes del National Geographic. El enigma de la tribu keniata donde habitan las personas más altas del planeta. Una característica definitoria que ha marcado la vida de Gadiaga, sus dos metros de altura fueron el pasaporte para dejar Senegal y trabajar como modelo en Roma. Su físico espigado llamó la atención de Macron una noche por la Plaza Mayor de Madrid. ¡El presidente francés le pidió una foto!

Emmanuelle Macron, presidente de la República Francesa, junto a nuestro protagonista en la Plaza Mayor de Madrid

Dicen que la mezcla de genes, la mezcla de razas y la mezcla entre países dan como resultado a las personas con los mejores físicos y las más bellas del planeta. Claro ejemplo de nuestro protagonista, su madre de Senegal y su padre de Kenia. Aunque él nació y creció en el país materno, eso no le ha impedido tener una condición física de escándalo con sus casi 2,10 metros de altura. Resulta curioso porque mientras él intenta explicarse es una gozada ver cómo habla español con un perfecto acento italiano.

¿Quién es Gorgui Gadiaga?

Nací y crecí en una cuidad que se llamaba Kaolack. Es una cuidad grande de Senegal, muy grande llena de cultura, un símil en España vendría a ser Barcelona. Tenía 27 años cuando dejé mi país. Ahora tengo 39 años. Sé que mi físico no supera el de los 30 años. He vivido en África y en Italia. Yo nací y crecí en Senegal. Ahora, cuando viajo, vivo con mi madre porque mi padre murió. No tengo ninguna familia en Kenia. 

¿Y cómo fueron tus pasos hasta llegar a Europa? ¿Fue duro?

Yo llegué a Italia con un visado. Casi que me tuve que ir de mi país porque en Senegal, si alguien dice que quiere ser modelo, lo señalan como homosexual y no está bien visto. Tuve que pedir asilo en Italia para estar protegido por 5 años. A mi padre le decían: «¿Tu hijo es modelo? Es maricón.» Antes nada era igual, ahora el mundo está en el proceso de superar todas esas creencias.

Nadie nunca de mi familia fue a la escuela, solo acudieron a la escuela coránica a aprender la religión y eso es muy malo. Yo incluido; yo nunca fui a las escuela, solo a aprender el árabe. Eso sí, si tengo hijos son los primeros que van a pisar un colegio.

Cuando adquieres el asilo político, durante el primer año, no puedes trabajar; ¿cómo te las ingeniaste?

Tuve que sobrevivir y trabajar ilegalmente, además, fue mi primer año para poder arreglar toda mi documentación. Fue un periodo muy cansado pero ahora estoy tranquilo.

¿Cómo fue tu inclusión en el mundo de la moda?
Siempre se fijaban en mí por la calle y fui descubierto por un cazatalentos.

¿Podías vivir de tu trabajo solo como modelo ?
Sí, la mayor parte del tiempo lo dedicaba a trabajar como modelo pero, si no, me dedicaba a vender de forma ambulante artesanía de bisutería africana, como actualmente hago en Roquetas.

Puede ser una frivolidad pero, ¿te gusta ser modelo?
La verdad que sí, me gusta cuidar mi imagen y llevar accesorios, por ejemplo, siempre me gusta llevar anillos. Puede decirse que soy muy coqueto.

¿Cómo es la diferencia de vida entre Italia y tu vida ahora?

Hay mucha diferencia porque aquí la vida es más calmada y me gusta mucho, sobre todo Andalucía. Aunque mis papeles para poder vivir en Europa son italianos.

¿Eres feliz en Roquetas?

El masai tiene que sonreír pero sus ojos reflejan franqueza. “Ahora sí que me gusta Roquetas. Antes de llegar aquí vivi en Madrid y en Zaragoza, Pamplona, País Vasco. En 2018, fui a Gandía… En Roquetas llevo 3 años. Pero según me de el punto me muevo mucho, un día me voy a Málaga, otro día me voy a Granada…»

Entonces, hablarás muchos idiomas…

Soy bilingüe italiano junto a varios dialectos de Senegal, hablo francés, un poco de inglés, y por supuesto pulaar, que es una mezcla entre ese dialecto y el árabe. Conozco ahora gente de todo el mundo, me gusta viajar y visitar muchos países de Europa. He ido a Francia, Bélgica, Mónaco, Amberes, Grecia… La mayoría de mis viajes han sido por trabajo como modelo pero también como ‘taximan.’

¿Todavía quedan masáis en África?
Claro que sí pero un grupo muy reducido en Kenia y Tanzania. Menos de un millón.

¿Los masáis ya solo viven del turismo?
Sí, ya tienen otra vida porque ser 100% masai ya es muy difícil. Ahora hay tanto turismo que es difícil dedicarte en exclusiva a la ganadería, por ejemplo. Viven mayoritariamente de los safaris. Además, yo soy más moderno porque a mi madre le encanta Europa, aunque ella se volvió a Kaolack hace un tiempo. Cada febrero voy a verla.

¿Echas de menos vivir en África?
Sí, un poco, yo quiero vivir ahí. Mi gran sueño, por el momento, es poder crear una escuela de cultura africana. En mi país existe Casamance, dedicada a las artes escénicas y a fomentar la cultura, y está ubicado en Diakene Ouloff, un pueblecito de apenas mil ochocientos habitantes al que aún no ha llegado el turismo. En este pequeño paraíso el suelo es de arena, las cabras pasean en libertad y los mangos abarrotan las ramas de los árboles.
Me encantaría desarrollar un África más moderna, siempre me gusta dar la cara más moderna de mi país, incluso de mi continente porque es la más desconocida. La gente va a flipar con esto porque claro, mi parte cultural como Masai la gente tiene acceso y lo sabe, esa parte más tradicional. Pero se sorprenderían con la cantidad de cultura que hay en Senegal.

¿De quién aprendiste hacer toda esa artesanía?
De mi padre porque él trabajó como artesano de bisutería antes de que muriera. Toda la bisutería que hago y aprendí de él está llena de simbolismo.

¿Es difícil trabajar como vendedor ambulante?
Pues trabajar en la calle es una escuela diderente. Hay que acostumbrarse a que llegues a una mesa y todo el mundo se gire en contra de ti. Otro ‘handicap’ es que se trabajan muchas horas, desde las 12 de la noche hasta altas horas de la madrugada. Aun así mi vida no es ni muy dura, ni muy fácil; creo que he encontrado el equilibrio. Pero tengo que reconocer que en Andalucía es otro rollo, la gente es más buena y más amable con nosotros. Son ricos de corazón. Andalucía tiene corazón.

¿Cuál es tu filosofía de vida?

Piano piano, todo poco a poco para estar feliz conmigo mismo y saber qué es lo que quiero y qué me hace bien. No puedo trabajar en los invernaderos porque tengo asma pero cuando baje la temporada en Andalucía sé que puedo irne a Canarias con la cantidad de ingleses que hay, y si no, me vuelvo a África para pasar esa época.

¿Cómo has vivio este tiempo de coronavirus?                                                                                                                          Este tiempo de pandemia ha sido muy duro, tanto por mi enfermedad como por la inmovilidad.

Esa alegría de vivir, esa vitalidad y ese adecuarse a las situaciones. Nunca me caso de decirlo: ¡Qué misterio el de la gente pobre, no sé cuál es, pero siempre tiene efecto.»

Lean, compartan y vivan. Gracias por haber llegado hasta aquí, querido lector.

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