«Enseñar a asimilar el fracaso», la artesana que empezó…
- 7 de noviembre de 202129 de noviembre de 2021
- por Melanie Lupiáñez
La vida te lleva por caminos que ni te imaginas. Y así, un día tomando fotos con una compañera, me choqué literalmente con una mujer con coleta y media cabeza rapada. Después, vi que había un hombre y que descargaban afanados una furgoneta de pintura. La mujer nos invitó a pasar, la respuesta fue afirmativa; hace rato practico que el agradecimiento y la aceptación son formas muy fáciles de ser feliz y hacer felices a los demás. Además, aquel acento, esa fuerza que desprendía en sus acciones. Hubo algo en ella que me cautivó hasta lo más profundo, pronto quise conocer su historia.
«Vivíamos en el sur de Carolina, después en Texas donde estaba toda la familia de mi marido. En total, pasamos 6 años en Estados Unidos. Allí trabajábamos como granjeros en una isla que tenía tantos acres como el cuento de ‘Winnie de Phoo’. El concepto que se tiene de trabajo en el campo en EEUU es más sofisticado, los animales se alimentan con máquinas. Allí pasamos unos 4 o 3 años, entonces nos vinimos a España porque mi madre era catalana y me hizo la nacionalidad, así que decidimos venirnos acá. Encontramos la ciudad de Almería por Internet porque era similar a Mendoza de donde venimos en Argentina», explica Laura, la artesana.
El tema de los papeles… «estaba un poco tercermundista cuando vinimos en 2006, asentamos todos nuestros papeles en Miami, nuestro matrimonio, el libro de familia… Pero mi marido, Waldo, se demoró 6 meses sin papeles y yo 1mes y medio. Tuve que hacer un proceso de coger mi partida de nacimiento que estaba en Madrid y venía en burro para Almería, se demoró mucho. Después necesitaba un segundo papel, me pendían que el consulado de Miami enviara una certificación apostillada de que ellos me habían hecho el libro de familia».
Laura explica con cierta zozobra aquel trámite que a los americanos les parecía una locura, ni siquiera tenían un formulario para lo que solicitaba.
¿Será que lo ponen tan difícil porque tiene que tener trabas?
Pero trabas ¿a qué? El inmigrante ya está aquí, hay quien sale porque quiera conocer el mundo y quien lo hace por necesidad. Quien lo hace por necesidad no se va a ir porque pasa menos hambre aquí que en su país, es así en todo el mundo. Si no, ¿a qué te vas a ir lejos de tu familia, tu barrio, tus costumbres? Te vas cuando llegas a los 20 años y tienes un sueldo de mierda, no tienes un buen contrato…
¿Cuál fue tu primer trabajo?
Conocí a una chica que trabajaba limpiando casas y me puse con ella a trabajar durante 5 años. Me iba bien, trabajaba en el barrio cerca del centro Comercial Torrecárdenas, con lo que ahorré puse una tienda de comestibles y por las mañanas tenía una chica que trabajaba en la tienda; por las tardes, mi hija Kyara, salía del cole y venía conmigo al negocio.
Me merecía la pena trabajar limpiando casas porque ganaba bien y después te haces amiga. De hecho, la casa donde vivimos fue a través de una chica para la que trabajaba que era directora de un banco.
La ventaja que tiene el inmigrante es que trabaja de lo que sea y trabaja, no falta, se queja mucho, pero trabaja. La gente que sale de su país por necesidad económica es gente que quiere trabajar si no se queda ahí.
Siempre te ha ido bien… Sí, si vos quieres trabajar. El problema de quien no logra concretar nada en la vida es gente que no está acostumbrada a que las cosas le vayan mal y siempre te van a ir mal. He empezado 15 veces de cero.
Su marido Waldo acaba de entrar y lo mira como para decir la cifra que él le recuerda. Antes de la pandemia tuvieron un local cerca de la plaza del Ayuntamiento, pero fracasó. Lejos de abandonar el proyecto, Laura siguió vendiendo por los mercadillos. Desde un sótano de la calle Gerona la artesana prepara sus prendas, mientras su hija Kyara, sigue con las estampaciones.
Los mercados los hacemos fuera en Almería, aquí cuesta un poco, la gente todavía no se acostumbra. Hay quién me pregunta: ¿Por qué sale tan cara si está usado?
Laura imprime su arte en las prendas de forma que cada chaqueta es única, a veces utiliza un jersey antiguo con una chaqueta vaquera para que la tejana luzca con nuevos aires. Los parches de animales también los usa mucho, es como un pedacito de Candem en el corazón de nuestra ciudad.
El padre de Laura es nativo americano y su madre española, ella dice que hay que ser honesto con lo que cada uno es cuando Kyara habla del mote con la que la conocen en el barrio: “la negra”. La chica fue al colegio Europa y se ha criado en Pescadería, sus padres escogieron ese centro de enseñanza para que no perdiera el inglés y sueñan con trasladarse a Estados Unidos, hay que cumplir una serie de requisitos, pero ya han presentado la documentación.
Pienso que hay que aprender a pasar un poco de eso, no estoy pendiente a que la gente me discrimine o no. si me hacen una mala mirada, no me lo tomo como algo personal porque yo soy persona también, un ser humano como cualquier otro, no me calienta. La discriminación existe si la quieres hacer realidad. Cuando viví en Estados Unidos mi marido es blanco, no sufre discriminación, yo paso más por mexicana, pero no sufrí este rechazo o no sé si no me di cuenta. Tenés que sentirte una mierda para sentir que te están discriminando, muchas veces pienso que amargada tiene que estar esta persona para que sin haberle hecho nada me trate mal.
Cuando kyara tenía 8 años un niño del colegio le dijo que volviera a su país, la niña no lo procesó llegó a casa diciendo a su madre: “mamá, le dije que este es mi país, ¿qué pretende que venga desde Estados Unidos o Argentina todos los días al colegio? Está tarado”. La profesora trató de aclarar el suceso, pero Laura que tiene esa forma tan suya de ver la vida, y que pienso copiarle cada paso, contestó resuelta a la docente: “vos no tiene que disculparse quien tiene el problema es el niño y su familia”.
Laura ¿sabes qué me sorprende de los migrantes? La capacidad que tienen para empezar de 0, donde sea y sin miedo… Es que eso es lo que hay que enseñarle a los hijos, nena. Hay que enseñarlos a asimilar en fracaso, sea en relaciones, sea en negocios… El tema de que a unas nos vaya mejor y a otros peor pasa por una cuestión de constancia. Si a la primera de cambio las cosas salieran bien todo el mundo sería médico, abogado, tendría negocios. Te vas a caer, son cosas que pasan, en la pareja por ejemplos el primer novio no te va a durar para siempre y te va a hacer llorar, pero no te vas a aferrar tanto a una persona al punto de que cuando te deje te quieras matar.
Vosotros que habéis empezado de 0 15 veces, ¿cuándo no te va bien que haces? Waldo contesta con un tono tranquilo algo que es una evidencia más que testada para ellos: “cerrás y volvés a empezar…” Laura sale al paso: “¿qué es lo peor que te puede pasar?, ¿que tengas que seguir trabajando? Si vas a trabajar igual”.
Además siempre intentáis ir por vuestra propia cuenta, vosotros sois autónomos… “si lo que pasa que cuando te va mal buscas lo que encuentres”, contesta Waldo.
“Montamos la tienda con el dinero que trabajamos”, dice Laura Orgullosa.
Son familia colaboradora con el centro de menores del Toyo. En la casa acogen a niñas cuya situación familiar o compartimiento las han llevado a tropezar con todas las piedras del camino. Laura, Waldo y Kyara se encargan de ofrecer no solo calor de hogar sino también educación. Cada una de las píldoras de sabiduría y lecciones de vida que la argentina lleva las transfiera a sus niñas. Me dice algo de una mochila de mierda que traen las niñas y hasta el rato no comprendo que participa de la salud emocional de sus pequeñas con los consejos que te podría dar alguien que vive con pocos prejuicios.