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Los sabores hindúes en los paladares roqueteros

Laddi y su hijo Ravneet Singh en la barra del Spice Hut. foto por Carmen Blanco
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Hasta la Urbanización de Roquetas de Mar llegó un día de 2016 un sij de India, Laddi Singh, acompañado por su familia. El propósito era abrir un restaurante de comida tradicional India en un pueblo donde hay censados 27 compatriotas. Pero contaban con la bendición de la comunidad británica, bastante numerosas en el núcleo urbano, además del hambre por nuevos sabores de la población local.

Gracias a sus buenos haceres en los fogones y a los votos de los comensales han obtenido la excelencia Trip Advisor durante dos años consecutivos. (Puedes reservar aquí).

Los deliciosos y coloristas platos del restaurante hindú

“Al principio nos decían que no iba a funcionar que por aquí solo había bares de tapas y que dónde íbamos nosotros con el restaurante. Además, yo nunca había sido camarero, siempre fui electricista, pero hablo con la gente, la invito a cerveza, y el cocinero es muy bueno. Ahora cada domingo vienen clientes de Almería y de todas partes, porque no hay restaurantes típicos hindús por aquí, pakistanís, kebabs eso sí”, cuenta el dueño quien a pesar de llevar 18 años en nuestro país se siente más cómodo en inglés.

El local es una pequeña parte de India a través de los 5 sentidos, las paredes son de colores, como las especias que aderezan la comida, a través de la televisión se ve y oye un canal de música tradicional, desde la cocina salen los olores que anuncian un buen paladar y si observas puedes ver cuadros de Khrishna o una estatua de Ganesha. En la pared del lateral; un cuadro del Taj Mahal y la distinción del público enmarcada se encuentran rodeadas por caminos de post-it de colores que portan los nombres de los clientes y la fecha de las reservas.

Detalle de la pared y las reservas

Spice Hut, la casa de las especias, un truco de marketing que podemos asociar a una conocida cadena de pizzerías. El electricista hindú siguió su instinto con la ayuda de un amigo chino, algo de ahorros y el apoyo familiar. “Todo estaba muy mal, lo arreglamos entre mis hijos y yo”, cuenta el hostelero.

Amrit (24 años) y Ravneet (20 años), son los hijos que trabajan en el restaurante. El mayor de los hermanos forma parte del equipo de cocina, mientras que el pequeño atiende las mesas. Los chicos fueron los primeros en venir a España, hace 8 años, después llegarían la madre, Charanjit Kaur (46 años) y la hermanita, Gurpreet Kaur (15 años). Cuando el padre obtuvo la nacionalidad después de 10 años de residencia necesitaba una nómina alta para traer a toda su familia, 900€ para la esposa y 300€ por hijo, no quedó otra que ir poco a poco.

Amrit Singh en la cocina del Spice Hut. Foto por Carmen Blanco

Todos los varones de la familia se apellidan Singh y las mujeres Kaur, estos nombres tradicionales hacen referencia a la fuerza de espíritu, leones y princesas fuertes. La razón es religiosa, esta familia es sij, una religión que surgió en su provincia natal, Panyab, en el siglo XV. Tradicionalmente los hombres dejaban crecer su barba, portaban un cuchillo, turbante y jamás se cortan el pelo. Su dieta es vegetariana y no toman alcohol, pero si vais por el restaurante veréis una cara mucho más actual.

¿Celebran la Navidad?

Tradicionalmente no, pero si vienen amigos al restaurante pues sí celebramos con ellos y tomamos algo por la noche. Nuestras fiestas tradicionales son Holy, Divali…

Holy es la festividad primaveral de polvos de colores, Divali es el ‘Festival de las luces’ por el que dan la bienvenida al año nuevo hindú, suele ser entre mediados de octubre a mediados de noviembre, la fecha varía porque depende de las lunas.

Horno tradicional hindú. Foto por Carmen Blanco

Hay una estatua de Ganesha y un cuadro con Krisha…

Sí, pero nosotros (los sijs), tenemos otros santos. Tenemos un templo sagrado, el Templo de oro que cada día da de comer a 100.000 personas, solo vegetal claro.

El Templo de oro de Punyab

Laddi tenía 26 cuando partió de India, dejó allí a su joven mujer y se fue a ganarse la vida en Dubái.

Me preparaba para ser militar como mi padre, había hecho la teoría y la práctica, solo necesitaba la carta de recomendación de mi padre, pero él estaba en Sri Lanka herido en un hospital, había ido a la zona por un conflicto, no me pudo enviar el documento y después de 4 meses me fui a Dubái como electricista en los rascacielos.

Normalmente los obreros que trabajan Emiratos Árabes duermen en unas ciudades aparte para que no se vea la mano de obra y suelen estar en malas condiciones.

Bueno si te toca una empresa buena duermes en un sitio bueno, te dan comida, ropa, si te toca una mala, mal, duermes en un sito así de madera…

Y a usted ¿cuál le toco?

Una mala…Laddi cuenta la historia entre risas, los tres primeros meses no me pagaron, tampoco me daban comida, si no iba a trabajar un día al día siguiente tampoco cobrara. Hay mucho rollo allí.

¿Cómo fue que llegó hasta España?

Vine en avión, mi hermano sí que lo tuvo difícil, primero pasó por Turquía, entre las montañas… Yo no tenía pensado venir aquí, durante unas vacaciones en India, después de 4 años en Dubái unos amigos me hablaron de esto y probé.

Hermano de Laddi en la cocina. Foto por Carmen Blanco

Fue un poco difícil, primero en Lloret de Mar con unos familiares de mi mujer y después fui hasta la Manga del Mar menor porque el hijo de una vecina de mi madre tenía allí un restaurante. No me cogió el teléfono a pesar que lo llamé durante 4 días, pero me personé en el restaurante, allí conocí a un camarero bueno y poco a poco me fui ganando la vida.

Me costó mucho aprender español trabajé como camarero dos meses. Un día el dueño del restaurante me dijo que era un “machote” y en mi idioma se parece a una palabra muy fea, hasta que no llegó una compañera y me dijo que era positivo…que cabreo. Por eso siempre ayudo a los hindús que viene aquí, no quiero que lo pasen mal, mis hijos a veces me dicen ‘pero papá’, llevo así toda la vida, tengo 48 años ya no voy a cambiar.  

Cuando se estableció en Alicante trajo a su familia a España ahorraron durante 8 años. Entonces Manolo, un amigo chino de la familia le habló de Almería y vinieron a esta tierra. Laddi da fe de lo español que es el asiático que lleva 20 años en esta tierra y está casado con una española, así que su nombre chino es casi anecdótico. Los hindúes se establecieron primero en Albox, porque hay una comunidad grande de ingleses, pero después de un tiempo no fue como esperaban, buscaron un local y desde entonces se establecen en Roquetas.

Charanjit y Gurpreet Kaur. Foto por Carmen Blanco

¿Laddi que le gusta de vivir en Roquetas?

Todo es bueno, el clima, tengo muy buenos amigos más que en India, nadie se pelea por tonterías… me gustaría volver a India, llevo muchos años viviendo aquí y soy hindú, pero ya veo que va a ser imposible está aquí toda la familia. Mi hijo pequeño es el más moderno, va al instituto y hace cosas como todos los españoles. Roy antes de trabajar en el restaurante me preguntó qué iba a ganar y es el primero en reclamar la nómina a principio de mes.

Además, me gustaría traer a mis padres de visita, que vean la vida de aquí, el mar.

¿Sus padres nunca han visto el mar?

Laddi vacila un momento y responde: mi madre creo que no

Laddi toma su smartphone y muestra fotos de su familia en la boda del hijo mayor, Amrit, que tuvo lugar el año pasado en Punyab. Aparecen vestidos con los elegantes trajes tradicionales, turbante en el cabeza ellos y ellas un velo. Las manos de la novia están

Durante la celebración de la boda de Amrit en el suelo junto a su esposa Naf. De pie en el centro los padres de Laddi, que se situá a la derecha de la foto y en el extremo izquierdo el hijo menor Ravneet. Foto cedida por Laddi

decoradas con henna. Cuenta el protagonista del relato que festejaron por días, todo el pueblo estaba invitado, fueron dos amigos españoles de la familia. “Los españoles por allí con su turbante bailando borrachos. Había dj, muchísima comida, se bebieron 39 botellas de wiski en 3 horas” y se parte de risa.

¿Quién pagó todo?

Yo, lo pagué yo

Con una cita de Mahatma Gandhi que ilustra a la perfección el crisol de religiones que conviven en India. Una sociedad colorista, de sabores cálidos e intensos, con más de 330 mil dioses, y casi 100 años de Raj Británico que han dado como resultado una sociedad flexible, de gentes amables y observadoras. Dejemos que las palabras del pacifista despidan la entrevista de hoy:

“Me considero a mí  mismo hinduistacristianomusulmánjudíobudista confuciano

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Enseñar inglés a bebés, la polaca que hizo realidad…

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Luchó duramente por conseguir una de las 3 becas erasmus que la traerían a España, conoció al amor de su vida y se quedó en Roquetas de Mar, durante la crisis de 2008 levantó una academia de inglés innovadora en el pueblo. En el trayecto de hacerse adulta perdió a sus padres de cáncer. Hoy hablamos con Natalia Bartkowiak, la polaca que creyó que los bebés roqueteros podían aprender inglés.

Natalia Bartkowiak vestida de mamá Noel juega con un grupo de alumnas. Foto por Carmen Blanco

De su tierra natal recuerda una primera “infancia chocante” dicho en sus palabras, llena de contrastes entre las condiciones de vida impuestas por el comunismo y el libre mercado a solo una frontera con Alemania, que por supuesto no podían cruzar. Al finalizar la Segunda Guerra mundial Polonia se convirtió en un punto estratégico para la URSS al este de Europa. El Ejército Rojo expulsó a las fuerzas alemanas y así se estableció el comunismo desde 1944 a 1989.

La infancia en el régimen comunista de la República Popular de Polonia

El mayor problema del comunismo era que igualaba a todos, mi madre era oculista y mi padre radiólogo. Todos los sueldos estaban igualados, bajos y a lo mínimo, era mejor conocer a la dependienta de una tienda que a un médico porque te podía conseguir un kilo más de carne al mes. Había tickets de racionamiento y tenías que esperar durante toda una noche o un día para poder comprar.

Recuerdo que era muy pequeña y me dieron un plátano, no lo quería comer porque me resultaba raro. Pero era algo tan preciado que me insistían en que lo probara, claro no se podía importar nada.

Límites de la antigua República Popular de Polonia

Durante la República Popular de Polonia no había nada, las estanterías de las tiendas estaban vacías. Un amigo de mis padres fue a trabajar a Alemania porque la diferencia era grande y en unos meses podías ganar como para comprarte un coche. Este hombre volvió y repartió entre los niños juguetes, eran usados, y me tocó una Barbie sin mano. Cosas así, yo no necesitaba estos juguetes, pero chocaba.

Nunca me faltó nada, porque realmente no necesitaba unos juguetes para vivir, pero se daban situaciones… mi padre entró conmigo a una tienda de ropa para niños y salió casi con lágrimas en los ojos porque no podía comprarme nada, tenía que conseguir tela, porque tampoco se podía comprar, entonces una abuela me cosía algo.

Por eso no me gusta el toque de queda, me recuerda a esos tiempos.

Caída del comunismo

Cuando abrieron las fronteras fuimos a París en tren, era niña sería 1991 o 1992, mis padres sentían estas ganas de viajar después de tanto encierro. Comimos en un McDonal’s porque todo el mundo decía que era americano, muy famoso, era el primero que visité. Vi cosas que me sorprendían como que la gente sacara dinero de pared, era tan nuevo para mí.

“Polonia evolucionó mucho con la democracia y ahora está otra vez mal políticamente. La ultra derecha católica ha prohibido el aborto bajo cualquier circunstancia”. La educadora se refiera a las políticas de PiS siglas por las que se conoce en polaco al partido Ley y Justicia.

Para mis padres era algo increíble que yo pudiera viajar, ellos con mi edad vivián bajo un régimen cerrado, mi generación fue la primera que apoyó viajar. Además, fue todo un baby boom éramos numerosos en las clases se hacía muy difícil conseguir las becas, pero siempre fui empollona, así me dieron una de las 3 becas erasmus que ofrecía la Universidad de Poznan donde estudié. Fue en el año 2005 y cuando buscaba información sobre Almería en internet solo aparecían cosas de deporte de los Juegos Mediterráneos.

La erasmus polaca por Almería

Cuando llegué a la UAL, había aprendido toda la teoría, la gramática, pero la forma de hablar de los almerienses costó un poco. Se daban situaciones cómicas porque no nos hacíamos con el acento. ‘El peecao frito’ decía un profesor y no nos enterábamos de nada, hasta que pillamos que quería decir: ‘pescado’. Es curioso porque durante los años universitarios conviví con 4 amigas polacas y de ellas 3 estamos casadas con españoles.

Era a finales de febrero, las tres estudiantes polacas por las calles de Almería y de repente vimos a un grupo de ancianas disfrazadas de bebés con pañales, chupetes, cantado algo por la calle. Qué bueno el carnaval, me encantó la cultura española y me encanta. La comida, las tapas, eso enamora.

Aunque al principio se me hacía raro darle dos besos a todo el mundo, vengo de una cultura donde los besos son para la familia y los amigos. Entonces ir por la calle con amigos y de repente que te presenten a alguien, así con dos besos. Una amiga polaca de erasmus ponía siempre la mano por delante, ella no sé quedó en España sería que no le gustaban los besos.

¿Cómo conoció a su marido?

¿qué cómo conocí a Edu? Pues de fiesta por las Cuatro Calles (se hacen las risas) y ya me quedé aquí con mi gran amor.

Eduardo Funcia es madrileño y trabajaba como aparejador durante el boom de la construcción en Almería. Lo primero que destaca a simple vista de esta pareja es que son excepcionalmente altos, los dos son bastante deportistas, emprendedores, innovadores y han formado una preciosa familia de tres niñas polaco-españolas; Sofía 11, Blanca 7 y Natalia 5 años.

Una crisis, una oportunidad

buscando material en el almacén. Foto por Carmen Blanco

La crisis del ladrillo empujó a la joven pareja a dar un paso adelante. Tenían algo de dinero ahorrado, una ayuda familiar y otra cantidad del Estado, además de mucho valor. Con estos ingredientes abrieron la primera academia de inglés con el método Helen Doron en Roquetas. Un método de enseñanza orgánico a partir de los 3 meses de edad.

¿Cómo fueron los comienzos allá por 2010?

Estaba casi convencida de que iba a salir, pero todo el mundo me decía que no, el inconveniente del dinero, los niños tan pequeños… Durante estos años perdí a mis padres de cáncer, ellos vivían en Polonia. Fueron mis niñas y mi marido quienes me motivaron a seguir adelante.

Al principio era gracioso porque la gente no comprendía que diéramos clase a niños tan pequeños. Había quien entraba para decirnos que el cartel estaba equivocado porque se leía: ‘inglés a partir de 3 meses’. Hice un estudio de mercado y vi que no había academias para bebés, conocía este método de Polonia y sabía que funcionaba.

Nos fue muy bien desde el principio se matricularon como 100-120 alumnos y pudimos cubrir gastos rápidamente.

Desde clase, como en casa. Foto por Carmen Blanco

A este trabajo le agradezco los amigos que tengo ahora. Los padres de mi primer grupo de bebés son mis amigos a día de hoy, sus hijos continúan aquí después de 10 años… Desde 2010 estamos en la misma calle, nos hemos cambiado de local a uno más grande. Este nuevo también se ha llenado, pero no puedo más y ¿para qué más?

¿Cómo se comunica con los bebés?

A través de un lenguaje de signos bastante intuitivo, los bebés quieren comunicarse, pero sus cuerdas vocales no están preparadas, si le damos herramientas ellos las utilizan. Por ejemplo, les enseñamos que el gesto ‘más’ se hace juntando las dos manos, en la práctica hacemos pompas de jabón y preguntamos: ¿more? (más), ellos juntan sus manos y hacen el gesto ‘more, more’. Es flipante, los padres se quedan alucinados. Para muchos es su rato para estar con su bebé, a causa del trabajo y la vida que llevamos no siempre podemos dedicar el tiempo que deseamos a nuestro hijo, pues aquí vienen y se tiran al suelo con sus bebés, es muy divertido.

¿Había plan B?

Las burbujas uno de los momentos preferidos de los alumnos. Foto por Carmen Blanco

El plan b era ir a Polonia, Edu abrir un restaurante de paellas y yo dar clases de español.

Conciliación familiar y trabajo

¿Cómo conciliaba trabajo y maternidad?

Mis dos hijas mayores estaban conmigo en el negocio, una al pecho y la más grande de 3 años jugando alrededor. Se me daba el caso que venía un padre y de repente tenía que ayudar a ir al baño a un niño pequeño, pues dejaba al cliente con mi hija en brazos un momento y me iba, la gente se quedaba sorprendida. Se me iba por completo y después pensaba: este padre querrá irse a su casa. Ahora somos 7 personas conmigo en la academia. Tengo una niñera que es estupenda.

Lo más duro era cuando hacía la formación de Helen Doron y me tenía que separar de mi bebé que no tenía ni un año.

Covid y empresa

¿Ha afectado el coronavirus al negocio?

Se ha notada ha bajado el número de alumnos, habrá bajado como un 10%, hay quien tiene miedo y quien le ha afectado porque ha perdido su trabajo, pero estamos bien. La cosa está fatal para la hostelería, por ejemplo, miro los bares de mis vecinos y a veces abren por abrir. 

Volver a casa por Navidad

Ahora que se acercan unas fechas familiares ¿cómo celebran la Navidad?

La familia que me queda en mi país es una tía materna y mi hermano. Nunca hemos celebrado la Navidad aquí a cambio de pasar todo el año en España es lo que le pido a mi marido. Encuentro bastante cambio en la forma de celebrar las fiestas, en Polonia hay comida típica y sabores propios de esta época. Con suerte a veces también cae la nieve y es precioso. Toda la familia está encantada por ir, las niñas lo asocian con la época de vacaciones, tienen sus amigas y Edu también. Él es muy deportista, nada por los lagos de alrededor en verano así ha conocido gente.

¿Qué le gusta más de vivir en Roquetas?

Me gusta que puedo disfrutar de salir a pasear con mis hijas, ir a la sierra en menos de media hora, todas estas horas de luz maravillosa. Estoy tan contenta de estar aquí y no pido nada más, solo salud, porque tengo ahí detrás la enfermedad de mis padres

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El niño que recorrió más de 2500km a pie…

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A los 9 años partió de un pequeño pueblo de México, Tepic en Nayarit, con destino a EEUU. 2543km a pie a través de las frías montañas, como equipaje la bendición de su madre, María, a quien no volvería a ver hasta pasados 16 años. Eran los 80, apenas una carta, una llamada de vez en cuando como contacto. Hoy Jorge Ramos tiene 49 años e instalado en Roquetas de Mar puede presumir de haber fundado el primer restaurante mexicano del pueblo, La Lupita, además de sus buenas referencias en TripAdvisor.

¿Es cuestión de coraje o necesidad cruzar una frontera y enfrentarse a una realidad totalmente distinta?

Un poco de las dos. Vengo de un barrio pobre de Tepic en el distrito de Nayarit, empecé a trabajar de muy niño limpiando las botas de los borrachos en las cantinas y bares. Cuando me las ganaba por las ferias de los pueblos en la parrilla de un puesto de comida mi amigo Ito de mi misma edad me ofreció salir a EEUU.

Fue el coraje por querer progresar y salir adelante, tenía 9 años, he pasado tantas cosas y vivido tanto que un niño no debería haber vivido. Durante la travesía a pie hasta Inglewood íbamos un grupo de 12 hombres y durante dos días nos dejaron tirados en mitad de la nada, hacía mucho frío, estaba nevado…

Al llegar a los Estados Unidos nos recibió un cuñado de Ito, Jesús. Este hombre nos ayudó a cruzar la frontera y nos dio casa. Su misma casa era un taller mecánico y nosotros le echábamos una mano para comer. Hizo de referente para mí, intentó que fuera al colegio, pero se necesitaban tantos papales que era imposible. Me escolaricé en San José, California, cuando viví con mi hermano Roberto. Tenía 13 años y allí empecé a interesarme por la cocina.

Somos 9 hermanos y todos salimos cocineros excepto uno que es albañil, nos viene de mi madre.

Distancia que separa Tepic de Inglewood

El padre de Ramos se desentendió de la familia cuando él tenía 5 años y era su madre quien sacaba sola a los hijos, salía a la mañana temprano y regresaba tarde. Una vecina, Doña Gloria, fue como una segunda madre para ellos, “aunque por desgracia también se nos fue. Nos apoyó mucho y nos sacó adelante, a pesar de que ella tenía 4 hijos”, dice Ramos.

Como me decía era un barrio desfavorecido, entonces ¿se ayudaban los unos a los otros?

Había quien sí, había quien no. En nuestra situación un tío materno también se preocupó por nosotros, su forma de cargarnos era a latigazos, era una forma muy triste, pero era la educación del momento, le agarramos un poco de odio de pequeños. A día de hoy no le guardo rencor ni nada a mi tío que en paz descanse. Me ayudó, trabajé mucho con él de peón de albañil.

¿Se ha podido reencontrar con toda su familia?

Estuvimos a punto hace 4 años, nos juntamos los 8, solo faltó un hermano que está tramitando sus papeles en los Estados Unidos y se arriesgaba a perderlo todo. En USA es más complicado que en España, allí debes pasar muchos exámenes. Además, no tienes el mismo idioma, te cuesta más trabajo adaptarte.

Altar de muertos en honor al padre de ella, Alexandru Erdodi y al padre de él, Guadalupe Ramos. Foto por Carmen Blanco

Recuerdo una vez cuando llegué a América y estaba en la parada del bus, la gente me daba conversación yo solo contestaba: “ajá, ajá” y cuando se daban cuenta que no entendía nada pues ya me llamaban: ‘tonto, estúpido’ y de todo.

Ramos vino a España por amor. En California conoció a la que sería su primera mujer y se trasladaron a Arroyo de la Miel, Málaga, pero la relación no fue demasiado bien. En ese momento el protagonista de la historia pensaba que no se adaptaría a nuestro país, echaba de menos algo tan sencillo y propio de cada cultura como es la gastronomía. Terrible decepción cuando lo invitaron a comer tortilla y era una tortilla de papas en lugar de una de maíz tan común en México. Pero encontró su sitio en el restaurante mexicano El Paso (Fuengirola) y a su medio hermano, José Prisiliano. Al fin y al cabo no es el lugar si no las personas que lo componen quienes nos hacen echar raíces.

A partir de ese momento comenzó a involucrarse más en la vida del pueblo, la cocina, la restauración a través de fusiones culinarias mexico-indúes que en Málaga funcionan muy bien.

Una curiosidad de este cocinero es que en su restaurante cocinó junto a Salma Hayek. Su compatriota requirió de su ayuda durante el rodaje de ‘Molly‘ en Almería hace un par de años. Ramos incluso apareció en el set porque la mexicana necesitaba un rostro auténtico. Durante ese día el hostelero no puedo tomar fotos, pero recuerda que lo primero que hizo la actriz fue darle un abrazo. «Una mujer encantadora», dice Ramos. Días más tarde Salma Hayek posteó en su Instagram una foto en el altar del restaurante que fue imitada viralmente.

Tacos variados de La Lupita. Foto por Carmen Blanco

La propuesta de unos empresarios chinos trajo al emprendedor hasta el Pasaje Auditorio de Roquetas de Mar hace 8 años y desde entonces allí se instala La Lupita. El primer año fue duro y el negocio no alcanzó las expectativas de los socios asiáticos, así que Ramos siguió solo al frente, pero con el apoyo incondicional de alguien que acabaría siendo una buena razón para quedarse. Hablamos de María Erdodi, su actual pareja y madre de dos de sus hijos.

Los pequeños suelen estar por el restaurante, Ramos va a recoger del colegio, el Kínder como lo llaman allá, a la hija mayor mientras Erdodi se queda a cargo del negocio y el pequeño duerme en el carricoche. A veces las calles de Roquetas no están tan lejos de Brooklyn.

Erdodi y Ramos, una pareja rumexiñola. Foto por Carmen Blanco

María Erdodi vino de Rumania a pasar unas vacaciones en El Ejido hace 15 años y se quedó en Roquetas. Auténtica apasionada de la comida mexicana, “Cuando hemos ido a México a ver a la familia ella se metía en la cocina y se interesaba por los ingredientes, la elaboración…”, dice el empresario.  

Capear la Crisis del Covid 19

Una reforma en enero y reapertura para el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, todo iba viento en popa, pero el coronavirus frenó el negocio. Tuvieron que despedir a los camareros porque no podían mantenerlos, ni los empleados podían subsistir a media jornada. Así Erdodi y Ramos están volcados en le mesón, dentro y fuera de la cocina, sirven tragos y preparan tacos.

Emprender en un país extranjero

¿Cuáles son las claves para ser un emprendedor en una tierra extranjera?

La adaptación a la clientela, al público, saber llevarse bien, siempre tener una sonrisa, explicar al cliente la cultura de la comida mexicana. El picante está adaptado, cuando abrí ponía bien de picante a todo, pero con el tiempo está suave y hay una salsa en cada mesa para quien guste el picante que la utilice, esa fue la fórmula para que la gente quedara satisfecha. Tenemos clientela fiel desde que abrimos hace 8 años.

Nachos de La Lupita. Foto por Carmen Blanco

¿Cuáles son sus platos estrella?

Las fajitas, los burritos, incluso los tamales, pero estos últimos por encargo.

¿Qué le gusta más de vivir en Roquetas?

La tranquilidad, la manera de saber que estás arropado por tus amigos, los vecinos, todos los que tenemos negocio aquí nos apoyamos, me siento a gusto. En comparación con la situación este es un pueblo pequeño, te ves con toda la gente, te saludan.

Aunque corran malos tiempos siempre te tenderán una mano

“Estamos teniendo mucha ayuda de nuestra casera y del dueño del local donde está el restaurante, ambos nos han bajado la cuota, por la situación que estamos viviendo. Ese dinero lo podemos reportar en el negocio y la verdad que se nota”, dice el hostelero. Los caseros viven en Alemania y cuando empezó el confinamiento le dieron las buenas nuevas por email. 

El dueño del local donde se instala La Lupita, es español, y siempre que viene de vacaciones se pasa por el restaurante a disfrutar de su comida. «Es como familia», dice Ramos. 

 

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La historia del restaurante Cantón fundado por unos refugiados…

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Los Phan Nguyen comenzaron su viaje en Vietnam en el año 1978. Huídos de la guerra, atacados por los piratas, supervivientes de un campo de refugiados, jamás se rendieron. “Trabajar, trabajar y guardar”, dice Khanh el cabeza de familia, así fundaron el restaurante Cantón en 1986 en la Urbanización de Roquetas de Mar en aquella época un pueblo de apenas 22.000 habitantes.

El reconocido restaurante asiático encumbra el top de la restauración, según TripAdvisor. Ofrecen platos tradicionales y la innovación más vanguardista a través de la fusión entre el lejano oriente y el mediterráneo.

Corrían tiempos difíciles, cuenta la hermana mayor, Van, “hubo un problema económico entre China y Vietnam en la zona fronteriza y mi padre como tiene sangre china se le hacía la vida imposible. Durante aquellos años salieron muchas personas de Vietnam”.

La hermana mayor, Van, quien siempre recibe a los clientes con una sonrisa

La masiva migración a la que se refiere la repostera del Cantón se conoce como Boat People, desde los años 70 hasta principios de los 90 abandonaron Vietnam 2.000.000 millones de personas a bordo de barcos sin tripulación que entre todos los viajeros compraban.

Los Phan Nguyen partieron desde vietnam con destino a la bahía de Hong Kong a bordo sus dos hijos pequeños, Van 9 y Quan 6 años, Long nació en España tiempo después.

Desde que salieron de Vietnam hasta llegar a España transcurrieron unos dos años.

“Nos atacaron unos piratas saliendo de Vietnam, luego el barco se encalló en un banco de arena, pasamos tres meses en una provincia de China. Era una población de campesinos y nos ayudaron mucho, nos traían comida y de todo”, comenta la hermana mayor. La madre, Lien, se lleva las manos a la boca y recuerda que llevaban mucho arroz como alimento durante la travesía y aunque se mojó de agua salada lo comieron.

La distancia de Hai Phong a Hong Kong es de 790 km, la travesía se alargó durante 4 meses debido a las inclemencias del viaje.

Lien enluce su memoria y desempolva la llegada al campo de refugiados de la Cruz Roja. A sus 71 años aquellos recuerdos vívidos que para algunos arañarían las entrañas son para ella un mal trago que cuenta con una sonrisa, aunque cierto tono de angustia.

“Regalamos el barco y vendimos todo lo que llevábamos, ropa, calzado, porque en China también necesitaban muchas cosas. En Hong Kong estuvimos en un campo de refugiados, era como la cárcel ”.  Su hija Van añade: “a los campos de refugiados llegaban delegaciones de diferentes países Alemania, EEUU, España, etc. Cada país acordó acoger un número de familias. España acordó 30 familias y nosotros estuvimos residiendo en un hotel de la Línea de la Concepción”.

La madre, Lien, desde la cocina preparando un pollo campero

El Quijote fue el puente entre culturas, la madre, Lien, lo había leído y un cura que había por el campo de refugiados predicaba las bondades de este país. Además, la matriarca dice que los españoles somos buena gente y cariñosos. También, dominaban el alfabeto latino, porque Vietnam fue durante muchos años colonia francesa, así que nuestra lengua les resultaba familiar.

A su llegada a España dos hermanos franceses los acogieron con la intención de montar un restaurante de comida asiática, pero el proyecto no salió adelante, por lo que se tuvieron que buscar la vida. El padre trabajó como albañil dos días y se puso enfermo, toda la familia ríe al recordar la anécdota, en vista de que la construcción no era lo suyo Khanh, comenzó a trabajar como jardinero. La madre era friegaplatos en un restaurante mejicano en Puerto Banús, ganaba 15.000 pesetas al mes, todavía recuerda la cifra exacta.

El padre es un valiente, una inspiración para los demás, tiene 79 años y ha hecho casi de todo para que sus hijos vivieran bien, hacía pesca submarina “para comer” y compraba tela en el mercadillo para confeccionar la ropa de los críos. Es un hombre sereno, habla poco, en tono bajo, pero destila sabiduría y liderazgo, de quien no se queda sentado mano sobre mano viéndolas venir. Su pelo cano largo va recogido en una cola perfectamente cortada, lo que le aporta cierto aspecto de guerrero ancestral.

El padre, Khanh, fundador y jefe, aunque ya disfruta de su jubilación.

¿A qué se dedicaban en Vietnam?

 Kanh: “Cuando era joven en Vietnam era camionero, pero cuando vinieron los americanos atacaban a los comunistas del norte del país y dos veces me atacaron, una de ellas mi camión salió ardiendo, pero tuve suerte no acabé muerto, solo herido. Cuando terminó la guerra había problemas entre China y Vietnam y tengo un 25% de sangre china.”

Lien trabajaba en una fábrica de caramelos, todos ríen y ella la primera porque le va como anillo al dedo. Su nieta, Cloé, está presente y la tratan con mimo, hablan con ella en español y a la pequeña le gusta la cocina, aunque el delantal le quede algo grande todavía.

¿Cuál es el secreto para ser tan bien valorados por los clientes?

“Lo importante es la constancia y adaptarse al tiempo en este caso la gastronomía internacional”, dice el chef, Quan, el hermano mediano. “Fusiono muchos platos, busco materia prima de la provincia, pero también mantengo la comida tradicional de mis padres. Ha habido cambios en la carta, buscamos comida muy representativa que creemos que los clientes y amigos tienen que probar, además de platos exóticos como el carpaccio de cocodrilo. El pescado lo trabajo al estilo japonés, también trabajamos con cúrcuma, albahaca tailandesa de cultivo propio, especias ecológicas y productos cantoneses que mezclo en la cocina” concluye el chef.

El chef, Quan, desde la cocina junto a la jefa

Incluso en la arquitectura del local puede apreciarse el encuentro entre las culturas. Explica la repostera, Van, “es la fusión queríamos que fuera muy mediterráneo y tuviera un toque oriental, porque es lo que nos representa. Así somos nosotros en realidad; mediterráneos y asiático”. El Chef continúa: “siempre tomas cosas del país que te ha acogido”

¿Cómo empezó todo?

Khanh toma la palabra, a pesar de estar jubilado mantiene la tradición en la familia, es responsable de traer los platos estrella de Vietnam y China a un pequeño pueblo de la costa almeriense.

Trajimos la especialidad de cada país y no solo es importante cocinar, sino elegir tú los ingredientes”. La familia cuenta con huerto propio donde cultivan vegetales y hierbas aromáticas propias de Asia.

La segunda de abordo en la cocina es Lien, la madre de la familia Phan Nguyen, a ella lo que le gusta es cocinar para sus clientes como cocina para casa, “comida buena”, puede que esta sea una de las claves del éxito del restaurante, además del buen trato o la innovación.

¿Cómo aceptaron los roqueteros la comida asiática?

Al principio miraban la comida como algo raro, pero cuando la probaban se ponían muy contentos. El boca a boca de la gente lo hizo todo”, dice Lien. El chef toma la palabra: “cuando mis padres abrieron el restaurante lo enfocaron para trabajar con extranjeros, porque había mucho turismo en el 86, ingleses, alemanes… Veníamos de Málaga con el pensamiento de trabajar con ese público, al principio costó un poco de trabajo, pero poco a poco se ha hecho un hueco”.

La hermana mayor se ríe y añade: “al final nos hemos dedicado a la clientela local.”

¿Cómo fue montar un negocio en España?

Khanh toma la palabra es un hombre positivo, sonriente y con su justo español introduce la historia: “al principio cuando llegué a España faltaba lo económico”, toda la familia se ríe cuando escucha sus palabras, “trabajar, trabajar y guardar”, concluye.

Eran pequeños cuando llegaron a Roquetas ¿Qué recuerdan?

Van tenía 15 años, Quan 12 y Long nacería unos años después. Quan sale al paso: “hubo un poco de bulling, pero yo zurraba también”, todos se ríen por la broma y continúa “nos adaptamos rápidamente, puesto que veníamos de vivir en Marbella, teníamos el idioma controlado, fue más fácil hacerse a Roquetas.”

Van: “nosotros vinimos a España muy pequeñitos y vivimos 6 años en San Pedro de Alcántara, justo empecé el instituto cuando llegué a Roquetas. Me fue muy bien porque en aquellos tiempos apenas había emigración, lo típico; “la china, la china”, pero tampoco era una cosa…”

Long es el hermano menor, nacido en Almería es la bisagra entre la cocina y el restaurante. “En el cole “no me consideraba la mascota” pero como era el único chico asiático me tenían mucho aprecio, me cuidaban mucho. Algún roce, pero luego un abrazo y todo olvidado.”

El hermano menor, Long, entre los fogones y los clientes

¿Qué les gusta más de vivir en España?

Van contesta: “¿nosotros?, si es que ya no recordamos la vida al otro lado. Yo me considero roquetera y es más cuando hablo, es que soy roquera.”

Cuando preguntamos a los progenitores si regresarían lo tienen claro, ellos prefieren vivir aquí porque es donde está su familia. Mientras habla interviene Khanh dice: “democracia, democracia, libertad”, cierra los puños y los agita, mientras pronuncia la frase, las dos primeras palabras las pronuncia con ímpetu y la tercera bajito como en un susurro, como si se le acabara la cuerda de la voz. 

Long bromea con su padre, lo mira y dice: “también por el jamón serrano que está muy bueno” y la familia estalla en risas.

¿Han regresado a su país de origen?

Después de 16 años se reencontraron con sus raíces, “nosotros éramos exiliados políticos, no podíamos regresar a Vietnam porque como salimos huyendo, hasta el año que nos nacionalizamos no pudimos volver, explica Van. En la actualidad la madre, Lien, regresa cada dos años para visitar a su hermana, la única miembro de su familia que vive aún. 

¿Mantienen contacto con las otras familias vietnamitas residentes en España?

Sí, ahora sí. Cada año en la embajada de Vietnam se celebra el año nuevo vietnamita, Tet, que suele ser a finales de enero, principios de febrero. Entonces invitan a todos los vietnamitas residentes aquí, así se han reencontrado con muchos y conocido gente nueva. Hay muchos estudiantes que asisten a la celebración, incluso la nieta, Cloé, festejó la apertura de 2020.

Sin la ayuda de quienes le rodean esta historia con final feliz no hubiera sido posible

“Por el camino hemos encontrado mucha gente bondadosa, tenemos contacto con ellos. Si la gente que te rodea tiene buena voluntad avanzas mucho más rápido y por supuesto, agradecer a todos los trabajadores que han formado y forman parte del equipo. En San Pedro vivíamos en una casa que nos dejó un hombre y mantenemos relación con él”, dice Van. “Cuando viene al restaurante se alegra un montón. Durante el confinamiento veía los vídeos que colgaba cocinando y él me animaba a abrir un canal. Se alegra de corazón y ha conocido como estaban mis padres y lo que ahora tenemos gracias a su esfuerzo”, concluye Quan.

África

El carpintero senegalés parte de la historia viva de…

El carpintero senegalés de Roquetas de Mar
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Tradición, perfeccionismo, esfuerzo y un espíritu inconformista. Sería la breve descripción de la familia Sarr, el carpintero senegalés que hace 28 años se instaló en Roquetas de Mar.

Ibrahima Sarr llegó a Roquetas municipio a principios de los 90 cuando apenas había inmigración por aquí, eran sus vacaciones durante la campaña agrícola en la que se ganaba la vida en Mataró, cuando el destino quiso que echara raíces en esta parte del levante español.

Durante aquella primera toma de contacto se quedó en la casa de unos amigos. La vivienda era pequeña, dos habitaciones para cuatro hombres y ni siquiera tenía mesa. Uno de los inquilinos desafió a Sarr, había una carpintería cerca y allí se plantó con la clara intención de hacer una mesa.

Era el taller de Eloy, este reconocido personaje roquetero le dijo que podía hacer la mesa, pero que no utilizara las máquinas. Cuando Eloy regresó de la tienda después de una mañana de trabajo Sarr había hecho su mesa, así que lo animó a volver al día siguiente.

Sarr acudió a la llamada de Eloy, sin saber lo que iba a hacer, lo que iba a ganar o si realmente la propuesta era seria. Durante aquella prueba el carpintero africano se quedó al cargo de montar una cocina con el hijo de Eloy, el padre había tenido que volver a por la encimera. Tenían el plano de la cocina, los muebles y las herramientas, estaban en San Agustín montando y la tienda de cocinas estaba en Roquetas, no transcurrió mucho tiempo, pero cuando regresó Eloy la cocina estaba montada. El dueño de la casa, agradecido, dio una propina al senegalés que todavía recuerda a día de hoy, 5000 pesetas (30 euros). Así es como Sarr empezó a ser roquetero.

Desde el despacho de su taller al cargo de tres muchachos y con el nuevo proyecto de abrir una tienda de muebles en el Cortijo de Marín, rememora sus andanzas con el orgullo y seguridad que aporta haber obrado bien en esta vida. Una pequeña pregunta basta para que desate el relato, son 32 años de recuerdos vívidos que ahora tienen la oportunidad de volver a la luz.

Detalle de una mesa de trabajo

“A Paco Amat, el hermano del alcalde le estoy muy agradecido fue muy bueno conmigo y me daba muy buenas ideas”, dice el carpintero. Empezó a trabajar con él montando cocinas en una obra en Buena Vista. “Tienes que montar tu propia carpintería, porque tú eres muy bueno y muy inteligente”, decía Amat, a lo que Sarr contestaba: “es difícil y cuesta mucho dinero”. Amat entonces puso a su padre como ejemplo de vida: “mi padre venía con un burro y un carro desde la Rábita a vender vino a Roquetas, son muchos kilómetros, ¿crees que hay algo fácil en la vida?”.

Comenzó la amistad y el mecenazgo. El primer trabajo que Sarr hizo para Amat le reportó la mitad del dinero que necesitaba para comprar una máquina para cortar, Amat le dio la mitad que faltaba y le dijo a Sarr que se lo devolviera poco a poco. Es emocionante escuchar el relato del africano que despide el recuerdo deseando la paz para su amigo difunto.  

El taller de estos artesanos, está próximo a los institutos del pueblo y desde allí trabajan 3 hombres y el “jefe que no cuenta”, bromea Lamine Sarr, el relevo generacional. Dentro de la nave todos son familia, hablan en español entre ellos, excepto cuando la cosa se pone seria entonces recurren a sus raíces y el wolouf hace su entrada. Pero ¿Qué los diferencia?, ¿cómo han conseguido emprender un negocio en un país extranjero?

Lamine Sarr corta madera en el taller

Cualquier cosa que haga lo hago como si fuera para mí, mi padre desde pequeño me decía: ‘si lo vas a hacer hazlo bien, si no, no lo hagas’, la mejor publicidad aquí es el boca a boca. Mi padre es muy exigente y perfeccionista. Ahora me han encargado del hotel H0 de Puerta Purchena 18 zapateros, y esos van perfectos hechos, llevan embellecedores para que las ruedas no se vean, un muelle para cuando abras y cierres la tapa no golpee”.

“Todo el mundo me conoce como el inmortal porque no duermo”, dice el roquetero senegalés desde el despacho de la carpintería a la vez que se frota los ojos en un inconfundible gesto de cansancio. Hace un par de años que dejó la noche y desde entonces está centrado en el negocio familiar. Sus zapateros auténticas réplicas de cajas de zapatillas, sneakersbox, empiezan a hacerse su propio hueco en el mercado y los encargos requieren de un esfuerzo mayor.

¿Cómo se le ocurrió hacer estas cajas para las zapatillas?

Los vi en Barcelona y pensé que aquí no los tendría nadie entonces empecé a hacerlos. Al principio vendía pocos y le echaba cara, cuando trabajaba en la noche le decía a la gente “cómprame un zapatero que estoy esmallao”, pero luego ya no colaba.

sneakerbox de Lamine Sarr

Las cajas están hechas de DM y cubiertas con un vinilo que preparan en la propia carpintería, tienen todo tipo de maquinaria para realizar los trabajos más elaborados, desde patas isabelinas a molduras. El padre, Ibrahima Sarr, es de los pocos ebanistas que hay en Almería. Próximamente abrirán una tienda con exposición permanente de muebles camino cerca del Covirán que hay en la Rocalla. La finalidad de esta tienda es facilitar a los clientes la experiencia “que lleguen vean el mueble y lo puedan comprar, que no lo tengan que encargar”, dice Lamine.

¿Cuál es su sueño Lamine?

Montar una tienda de muebles como Ikea a lo grande, pero de calidad, aunque no es nada fácil.

Originem

“Tienes que vivir feliz donde estés”, dijo el dueño…

Jamil Ahmad en su restaurante. Foto por Carmen Blanco
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¿Sabes el pakistaní del kebab en la avenida Juan Carlos I? su nombre es Jamil Ahmad estudiaba Ingeniería Química en el Instituto de Ingeniería y Tecnología de Punjab, la provincia donde vivía. Su padre era funcionario, nunca había trabajado “no sabía ni cortar un tomate”, recuerda con risa el hostelero, sin embargo, a los 25 años decidió que no quería la “vida fácil”.

¿Dejó su país para tener más experiencia en la vida?

No amiga, si deseaba tener sufrimiento en mi país también lo podía haber tenido, pero es esto de que Dios te crea tu destino, tienes que vivir feliz donde estés.

Primero me empecé a buscar la vida para cubrir los gastos básicos, trabajaba con mi familia en Almería. Sufría mucho porque no tenía papeles, nadie me daba trabajo…Como no tenía para comer muchas veces vendía flores en el puerto de Aguadulce, la gente te molesta, te amenaza, quieren robarte la mercancía.  

Dormir en la calle

Conseguí trabajo en una pizzería y ya era tarde no había autobuses ni nada. Llevaba una botella de agua y una camiseta de cambio, siempre he llevado una camiseta de repuesto porque nadie tiene por qué soportar el mal olor, ni molestar, en este trabajo una cabina cerrada, sudas mucho. Aquella noche cogí un cartón lo puse en el suelo y usé la camiseta como almohada, era verano, en el puerto de Aguadulce no sabía que con la humedad en la noche me daría frío. ¿Qué iba a hacer? pasó un vigilante y desde lejos miraba con la linterna, pero yo estaba dormido, a los 15 min vino la Guardia Civil, policía Local, ambulancia… Pensarían que me habría emborrachado y no sabían si estaba vivo o muerto.

La policía me dijo caballero levante, papeles. Pero no tenía papeles, te lo voy a decir claramente dije una mentira para salvarme, no podía contarles que me habían hecho el favor de darme trabajo o que alguien me había prestado dinero… confirmaron que estaba bien, no tenía ningún problema. Les dije que vendí las flores se me hizo tarde y perdí el autobús, gracias a Dios fueron buena gente. Aquella noche sería un lunes o un martes porque durante los fines de semana tenía trabajaba durante toda la noche en la pizzería, entraba a las 18.00h y salía a las 09.00h, acepté porque no le podía decir que no, necesitaba ese trabajo.

En esos momentos duros que te viste durmiendo en la calle sin dinero para comer. ¿Cómo hacía para salir adelante?

Tengo mucha fe y mucha humanidad. Un día no tenía y Dios me dio ahora tengo que devolverlo, no puedo dejar a alguien sufriendo delante de mí, todos somos creaciones de Dios.

 

Regresar por la pérdida de un padre

¿Cuándo pudo volver a Pakistán?

Después de 6 años o un poco más, cuando murió mi padre. Lo peor es cuando pasan estas cosas graves, cuando estamos aquí y no podemos salir. Para una persona honrada se sufre bastante, no viene la vida fácil. Si tuvieras que trabajar aquí acabarías agotada a las 8 horas, sin embargo, mi experiencia me hace aguantar 16 horas porque he pasado un tiempo muy duro y no quiero volver ahí.

Mi padre era muy buena persona, cuando me iba a ir me dijo que si pensaba que era bueno para mí él estaba de acuerdo, era un hombre muy cariñoso. Por eso yo nunca había trabajado, no sabía absolutamente nada, al principio sufría mucho.

Mi familia me dijo que no tenía por qué quedarme, que podía volver, tenía para comer de donde toda la familia comía, podía estudiar, mi padre me decía nosotros tenemos comida tú no tienes por qué sufrir de esta manera. Sin embargo, yo pensaba que, si me iba de aquí después de perder un tiempo, ¿cómo iba a regresar a mi país sin hacer nada? No sería un ganador, es negativo según mi mentalidad.

Mi padre me insistía mucho porque él no quería que sufriera, mi familia no quería que me quedara aquí, sin embargo, yo quería sufrir para estar formado.

Cuestión de madera

¿Cuándo obtuvo el permiso de residencia?

Sobre 2014, después de llevar 4 años viviendo aquí, conseguí los papeles como autónomo y ahorré 4 duros así empecé este proyecto.

¿Cómo son tan negociantes los pakistanís?

Porque para ganarme la vida siempre me cuesta trabajo, aquí hay muchas nacionalidades así que nosotros preferimos trabajar y ser independientes. Este trabajo (los kebabs) o las tiendas de alimentación son comunes a todos los pakistaníes.

¿Se ayudan entre los familiares para montar los negocios?

No, aquí es difícil ayudar a alguien. Este local lleva más de 10 años aquí, la persona que lo abrió tiene ahora una tienda de alimentación, es mi primo, hice un trato con él porque iba a dejar el local. Así que no me costó tanto montarlo porque estaba toda la maquinaria y ya sabía hacer este trabajo.

Sufrimiento = crecimiento personal

¿En qué ha cambiado desde que dejó Pakistán hasta ahora?

Soy un hombre independiente, no tengo que estar a cargo de nadie, la vida me ha enseñado muchas cosas. Antes no sabía nada, mi familia me daba dinero para comer, para salir con amigos, como vosotros aquí. Es algo generalizado en todo el mundo, los padres ayudan a los niños.  

¿Cuál es su meta en la vida?

Esa forma de pensar causa sufrimiento psicológico si hay una puerta abierta entro por ella no voy a quedarme delante de la que está cerrada. Dios nos pone nuestro camino.

Cada uno nace con diferente cabeza, con diferente huella de la mano. Yo pienso así, cuando piensas en una cosa pocas veces se puede conseguir y eso psicológicamente te hace daño, te sientes perdedor. No hay que perder la fe, para estar vivo hay que tener mucho ánimo, si lo pierdo me quita las fuerzas, me deja flojo, puedo coger cualquier enfermedad.

Ahí fuera están pasando coches preciosos, carísimos, de buenas marcas que quiero tener y tú también. Pero si no los puedo conseguir no significa que los vaya a romper, sin embargo, si estás frustrado puedes hacer cualquier tontería, coges una piedra y le pegas un golpe.

Cuando te saltas las normas te haces daño a ti mismo, la comunidad, la gente, no está bien.

Es difícil, pero hay que tener mucha paciencia en la vida, esto no te lo enseña nadie. La mentalidad también la da la educación. Por ejemplo, aunque cada uno tengamos una fe, hay que estudiarlo, porque todas las religiones te llevan al mismo camino que es bueno, ninguna religión es mala, malos somos nosotros.

Originem

“Trabajo para pagar a Hacienda”, Ovik Kuryan; autónomo, joven…

Emprender, endeudarse, fracasar, emprender, endeudarse, triunfar y poner atención a toda oportunidad de negocio, este es el breve resumen de la carrera profesional de un joven autónomo armenio, Ovik Kuryan, afincado en Roquetas de Mar. La clave del riesgo- beneficio en los negocios no la enseñan en la facultad, es cuestión de carácter y madera.

“No tengo fórmula, son ganas, que te guste lo que haces. Aunque a veces se me quiten por las circunstancias, que te hacen volver a empezar y es difícil volver a levantarte. Además, que trabajo para pagar a Hacienda y la Seguridad Social”, dice este hombre de 29 años.

Kuryan llegó a Roquetas de Mar junto a su familia (padre, madre y hermana) en 1999, no conocían el idioma, durmieron en la playa hasta que los ayudaron a encontrar alojamiento, traían de Armenia una deuda contraída con un prestamista para poder venir a España y, muchas ganas de prosperar. A día de hoy la familia tiene una casa en el municipio y la tienda de telecomunicaciones Ovisoft. El comercio es propiedad de Ovik y sustento familiar desde que el pasado año el padre sufriera un ictus que le impide trabajar, pero no lo incapacita para percibir una pensión por minusvalía.

“Los primeros tres días dormimos en la playa, hasta que nos encontró un policía y nos pagó una noche en un hotel, solo cogieron a las mujeres y a los niños. Mi padre, mi tío y los demás hombres siguieron en la playa. Mi madre recuerda a aquel policía, alguna vez lo ha visto. El fundador de la asociación Almería Po-russki, Manuel Baltasar, nos buscó una vivienda, a partir de entonces fundó la asociación, mi madre es la socia número 1”, Kuryan sonríe y relata la historia con naturalidad, de aquella experiencia queda un recuerdo que ya no duele.

¿Cómo recuerda la acogida en el colegio?

Al principio era jodido porque no entendía nada, cero y, pensaba ‘¿qué hago aquí?’. Cuando iba al colegio me defendía bien con las matemáticas, pero otras meterías… Nadie hablaba inglés, ni los niños, ni los maestros. Mi abuela es profesora de inglés y me había enseñado, medio hablaba. Pero en unos tres meses aprendí español, no me iba mal en clase, sacaba buenas notas.

Cuando vino al colegio Virgen del Rosario solo había tres inmigrantes en la clase ¿sufrió discriminación por ser extranjero?

Los niños no me discriminaban por ser extranjero, ellos no me veían como tal, pero había discriminación por otras cosas, las tonterías… Además, uno de ellos era también inmigrante, así que no se metían conmigo por eso.

Es de la primera generación de inmigrantes que llegaba a Roquetas, hay pocos jóvenes extranjeros de su edad que tengan estudios superiores

Mis padres son Ingenieros Informáticos, cuando llegaron a Roquetas mi padre trabajó en los invernaderos y mi madre limpiaba casas. Ella ha trabajo como camarera de piso en hoteles hasta hace poco que abrí la tienda y ahora trabaja allí. Mi madre tiene el título homologado, pero ya no vale de nada porque desde los años 90, todo ha cambiado. Mis padres siempre han querido que estudiara, aunque no me han podido pagar todos los estudios que ellos quisieran.

Para empezar la carrera de informática hacía doble turno en el hotel, empezaba a las 16.00h hasta las 00.00h, entraba a las 00.00h en otro hotel hasta las 08.00h y cuando acababa iba a la universidad. Un día casi me estrello por el camino y decidí dejar la carrera, porque el trabajo no lo podía dejar. El dinero no llegaba, gastaba todo mi sueldo en los estudios, porque tenía clases particulares, tampoco me dieron beca.

¿Montó la tienda sin terminar la carrera de informática?

Sí, de hecho, lo que enseñan en la carrera no tiene nada que ver, es todo matemáticas y física. Solo había una asignatura práctica de libre configuración donde saqué matrícula de honor. Al profesor le gustaba enseñar a día de hoy me llevo muy bien con él.

A los 21 años empecé por mi cuenta busqué un socio que puso el negocio, iba a cerrar y le propuse entrar, llenarlo de mercancía e ir a medias. Después pasaron una serie de cosas, hubo un robo de 80.000€ en mercancías del cual el seguro no se hizo cargo y estamos de juicios. Entonces empecé con el tema de la telefonía a parte de la tienda, donde llevo el mantenimiento informático. De hecho, en el año….  Me dieron los premios máster, por jóvenes emprendedores.

Ovik con un cliente en Ovisoft

¿Cómo es ser autónomo en España?

Los pequeños negocios que hacemos las cosas bien lo tenemos difícil, parece que están del lado de los grandes que no actúan tan bien. Mi tienda es pequeña y me multa la SGAE a porque estoy poniendo música, que además es música de ambiente.  

Hacienda podría considerar a las empresas que no facturan tanto, cobrarles un poco menos y a las empresas grandes cobrarles más, porque tienen para pagar. De lo contrario ¿cómo voy a crecer?, es una de las razones por las que me estoy planteando irme de España.

Mi trabajo no está bien valorado, llego y soluciono un marrón enorme en 1 minuto y les digo 30€, se sorprenden y me recriminan: ‘¿30€ por 1 minuto?’. Cuando la cosa es 30€ por un solucionar un problema que nadie ha sabía cómo. En otras partes del mundo un informático está mejor valorado, no tiene que estar mendigando para que le paguen.

¿Dónde le gustaría trabajar?

Mi sueño es Los Ángeles, pero ahora estoy mirando Austria, el trabajo está bien pagado, se vive bien. Aunque a mí me encanta vivir aquí, pero no es lo mismo vivir aquí, que trabajar aquí.

Rychard Ayarick al frente de la Parafarmacia Roquetas Originem

«El negro que no me atienda», decían los clientes…

Rychard Ayarick al frente de la Parafarmacia Roquetas

El farmacéutico cubano afincado en Roquetas, Rychard Z. Ayarick, trabajó durante 8 años para subsistir hasta que por insistente le dieron la oportunidad. Nadie apostaba por un farmacéutico negro.

“No querían un negro, me decían: ‘Rychard búscate la vida porque no creo que tú aquí puedas ser farmacéutico’. Estuve años deambulando por ahí con mi título homologado. Cuando llegué a España en el año 2001 ya era máster en farmacia clínica por la Universidad de Camagüey. Trabajé en la construcción hasta que vino la crisis y me puse en marcha, batí todas las farmacias desde Almería hasta el Ejido, cada mes currículo, me daba igual que lo tirasen, finalmente me llamó una farmacia de Vícar sobre el año 2005/2006. A partir de entonces me di a conocer y ya todo el mundo me quería”, dice el farmacéutico cubano afincado en Roquetas, Rychard Z. Ayarick.

El farmacéutico llegó a España hace 18 años, fueron muchos los trabajos que tuvo que desempeñar, vivió en un piso patera, sufrió discriminación por su color de piel, pero los luchadores nunca se rinden. “Cuando uno está montado en el dólar no te acuerdas de tu pasado. Estaba a gusto donde estaba, la gente pensaba que la farmacia de la Avenida Juan Carlos I era mía porque yo hacía y deshacía, pero me vine para acá a empezar de cero”, dice Ayarick .

“La gente me dice que me ha tocado la lotería y no me ha tocado ninguna lotería. Lo único que tengo es haber planeado poner un negocio aquí durante 8 años, cuando nadie apostaba ni un duro por mí, salvo mi hija. Yo venía y paraba en esta zona con mi coche, miraba la calidad, el ambiente, pensaba: esto aquí o aquí”, son las palabras de un hombre que no se rinde y lucha por sus sueños.

Hoy su consulta de nutrición y dietética se llena de clientes que llegan de cualquier parte de la provincia, como resultado de su buen hacer. Este cubano y su mujer, Midolainys Moa Hernández, asesoran sobre cada producto. Como farmacéutico clínico lleva un estetoscopio en el bolsillo de la bata para distinguir las dolencias y saber qué recomendar, además siempre tratan al cliente con familiaridad, por su nombre.

¿Por qué decidieron trasladarse a Roquetas?

Llegué a Barcelona en el año 2001 un mes después de los atentados del 11S en aquellos tiempos te deportaban y a pesar de tener mi visado, me asusté. Veía a los negritos que no tenían papeles esconderse en el metro, los veía correr de un lado a otro. Un chico en la calle me dijo: ‘Almería es el único sitio donde puedes conseguir trabajo sin papeles y la policía no te molesta’.

Es un error garrafal que en España tú eres legal, pero no tienes permiso de trabajo. Cuando la persona está aquí no la vas a dejar tirada si tiene que ir al médico, dale la residencia para que trabaje, que cotice, eso es lo que hacen los alemanes. Te puedo asegurar que vas a las Doscientas viviendas y hay negros que saben más que tú y que yo, intelectuales, que tienen carreas. Hay que buscar a esa gente, como hacen en otros países. A los americanos, fíjate en House, les da igual que el cirujano de turno sea negro, chino o japonés, sin embargo, España no lo aprovecha.

Me vine para Roquetas porque una gente me iba a recibir, pero al final me dejaron tirado, así que mi mujer y yo nos las tuvimos que buscar. Nos metieron en un piso patera, estuvimos casi tres semanas a base de Cruz Roja, espaguetis por aquí, atún por aquí.  La tarjeta de crédito de mi mujer nos sirvió para comprar una vespa a un gitano y así desplazarme a un almacén a trabajar. No tenía dinero para comprar guantes, hacía un frío tremendo, era la primera vez que yo veía tanto frío porque en Cuba no hace frío, me puse unos calcetines en las manos pensando que eso me ayudaba y en el badén del cementerio me caí que por poco me mato. Hoy en día pasó por allí con mi coche, veo la zona y me entra una cosa, cuando lo cuento a mis hijos creen que soy un fanfarrón.

Rychard asesora a sus clientas

Respecto a sus inicios como farmacéutico en Almería…

Estuve una semana en el mostrador y ningún cliente quería que lo atendiera. El farmacéutico salió cabreado y le dijo a la gente: ‘Rychard es farmacéutico igual que yo si no quiere que le atienda no venga más a mi farmacia.’

Mi primer trabajo en Vícar fue una de las etapas más duras de mi vida, fue poco tiempo unos 9 meses, tuve suerte porque el tipo se iba de vacaciones y necesitaba un farmacéutico le daba igual quien. Cometía muchos errores, tuve que reciclarme. Una vez me pidieron Betadine bucal y yo saqué vaginal, hay varios tipos de Betadine, pero en Cuba hay un solo tipo, cuando llegué al mostrador el hombre puso una cara… Por estas cosas mis compañeras de trabajo excepto una se ponían en mi contra, porque cómo iba a ser yo el jefe si sabía menos que ellas.

Todas estas experiencias le hacen resiliente, más fuerte…

Ayarick mira con sinceridad, sonríe y vuelca el tono de su voz en un delicado: “claro, ya soy español, igual que tú”. Luego de pronunciar estas palabras sus brazos vuelven a abrirse y su espalda a enderezarse. No es resentimiento, ni tristeza es la calma de quien cruza el charco y echa raíces.

En cuanto a la integración…

Es hora de que haya un policía local negro en Roquetas, la ventaja sería que cada vez que hubiera un problema en las Doscientas si va ese negro lo van a respetar. Son cosas triviales pero que tienen importancia. Yo no sé si estoy desvariando.

En cuanto al racismo…

El tema de somos o no somos racistas a veces depende de nosotros los extranjeros. Cuando tú ves a un extranjero que se gana la vida honradamente, no roba, no tiene mala fama, entonces el grado de racismo puede ser bajo o medio, no alto. Por ejemplo, me dice la gente: ‘a los negros los quiero, pero los moros no me gustan’ por esa fama. Yo no puedo decir que los moros esto, porque tengo un amigo árabe que es todo educación y cada vez que pasa algo con su nacionalidad él llora, me dice: ‘Rychard, Marruecos es grande’.

Aprende esto: ‘la educación os hará libres’ eso lo dijo José Martí. Si tú eres culta nadie te va a decir un cuento. Hay que buscar la manera de que la gente que llega aquí aprenda estas costumbres y mantenga las suyas, es que si no puede ser. Imagínate, por muy madre Calcuta que tú seas, me acoges en tu casa y ves que llego con mi olor a pies y los pongo encima del sofá y además fumando un cigarrillo, no me lo vas a permitir porque no son las reglas de tu casa. Racismo hay, porque cuando eres padre quieres más a un hijo que a otro porque tiene los ojos más grandes, qué se yo, pero nosotros mismos damos lugar a que nos discriminen.

La discriminación depende del corte de edad y a veces tienen más delito aquellos mayores de 60 años que emigraron o son hijos de emigrantes, estuvieron en Cuba, Argentina…

Ojalá Dios nos dé mucho tiempo para vivir, ¿sabes dónde va a ser la siguiente ruta de migración? Nos vamos todos para África, próximamente faltará agua potable sobre la tierra y los chinos ya nos han adelantado. Ojalá vivamos mucho tiempo para poder contarlo.

¿Ha vuelto a encontrarse con personas de su pasado que le ayudaron?

Sí, con personas que me ayudaron y con otros que no. Recuerdo a un encargado de la obra que me puteaba mucho, cuando ese tipo me vio en la farmacia se le cayeron las lágrimas, pero nunca le guardé rencor e hicimos una gran a amistad. Hay otro hombre a quien llamamos Manolo Huércal, que siempre que posteo en las redes me comenta, porque él apostaba por mí.

Respecto a su negocio…

Estudió nutrición y dietética, homeopatía, naturopatía, también ofrece servicio de osteopatía y fisioterapia. Todos estos estudios los realizó en España, además pasa consulta de dietética. Rychar enseña el calendario de citas orgulloso, el mes entero está completo.

Viene gente hasta de Canjáyar a la consulta. Cobro 10 € por consulta, mis dietas son un cursillo para que te conviertas en tu propia dietista. La báscula que tengo es tipo escáner, te desglosa por completo, músculos, grasa, cómo está el hígado, todo. La dieta está pactada entre tú y yo, está calculado a tu metabolismo basal, por lo que es muy difícil que falle, si falla es porque no la quieres hacer.

Montar este negocio ha sido un riesgo muy grande, llevo 4 años con la parafarmacia Roquetas, vamos pagando, aunque de vez en cuando hay algún bachecillo. Hay meses que me saco un sueldo, otros que no, pero vivo, mi familia no pasa hambre. Hay flujo de personas, eso se hace poco a poco.

África

«Te fío hasta que te paguen el ERTE»

Makelele, el mantero que con humor ha conquistado a los roqueteros
Makelele, el vendedor ambulante que con humor ha llegado a los roqueteros. Fotografía: Carmen Blanco Ureña
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Makele es el sobrenombre por el que los roqueteros conocen al vendedor ambulante que va por el pueblo cargado con una mochila enorme y una bolsa de compra en una de sus manos. Su itinerario está marcado; por las mañanas suele recorrer las terrazas de los bares de desayuno, restaurantes y chiringuitos. Tiene un truco infalible, solo vende a quien conoce y solo se acerca si lo llaman.

 “Makelele me lo han puesto aquí, yo me llamo Mamadou Diouf de Senegal”, dice el vendedor.

 La extendida costumbre de renombrar a los extranjeros, dada la incapacidad de muchos para nuevos idiomas, hizo que lo conociéramos por el nombre del exfutbolista congoleño. Hoy en día forma parte del pueblo como ese senegalés con despigmentación en los manos y en la boca que recorre el litoral desde Las Salinas hasta La Urbanización vendiendo género en horario intensivo de 12 y 13 horas. 

 “Makelele si no tengo nada”, apela una señora que está tomando el sol en la arena, “no te preocupes, yo te fío hasta que te paguen el ERTE”, responde el africano y todos rompen a reír. 

Sabe cómo hacerse con el público, que el humor es una puerta de entrada, es escurridizo, no le gusta demasiado hablar de sí mismo, educado, correcto, positivo y amable. Detesta perder el tiempo y prefiere seguir en su faena. Si la venta se pone mala recoge hortalizas en los invernaderos, lo que sea por cumplir su meta: montar una tienda pequeña de alimentación en su país de origen. “Ya lo he intentado otras veces, pero no funciona allí”, “¿y por qué no te mudas a otro pueblo que sea más grande donde puedas montar un negocio?”, la pregunta le contraría, puedo verlo en el gesto de su cara, se toca el mentón y responde cortés: “no sé, lo pensaré”.

 Llegó a nuestro municipio hace 15 años, recuerda que fue en agosto, después de cruzar en cayuco hasta Tenerife, posterior traslado a Alicante y destino final la tierra donde ahora reside.

 “Lo que decían mis colegas no era verdad, decían: “en España cobras mucho dinero al día cogiendo fruta”. Cuando llegué el primer problema que encontré es que era muy difícil conseguir los papeles, tuve que estar 3 años esperando consiguiendo pruebas, muy duro, muy duro, pero ya ha pasado.”

 ¿Cómo llegó hasta aquí?

En cayuco, patera, (choca el envés de la mano contra la palma de la otra, ríe y continúa) como todos los que han venido aquí, la mayoría. Tenía una tienda con mi hermano y le dije que iba a comprar, reponer y así me fui. Cogí la patera desde Senegal en 2006, pasamos 6 días hasta llegar a Canarias, sin parar una patera con dos motores, muy difícil. Comíamos cous-cous, las poquitas cosas que llevábamos, una cosa muy dura. Llegamos a Tenerife, desde allí hasta Alicante, estuvimos en un Centro de Acogida, Cruz Roja, La Policía y todo eso.

 ¿Y desde Alicante a Roquetas?

Cruz Roja llamó a un amigo, alguien que yo conocía en Roquetas antes de soltarme, si no conoces a alguien no te dejan ir solo.

 ¿Le gustó Roquetas porque encontró una comunidad grande de africanos?

“Sí estaba bien, trabajaba en el campo, en los invernaderos y aquí estoy agustico”, precede una risotada, porque es cómico su acento junto a las derivaciones de las palabras almerienses, él lo sabe y emplea muchas expresiones de la zona.

 Llevo muchos años aquí y vendo por la playa, conozco mucha gente, aunque pienso volver a Senegal, pero aquello es muy difícil. Allí viven mi mujer y mis tres hijos.

 ¿Le gustaría traer su familia?

Bueno… (suelta una risa nerviosa) y continúa, me gustaría más volver, pero es muy difícil. Porque he intentado varias veces abrir una tienda, pero no va, no funciona, entonces tengo que volver aquí e intentar de nuevo, pensar nuevas cosas.

 Su hijo mayor tiene 8 años, le sigue una niña de 4 y un tercero de año y medio. “A Senegal voy mucho volví 2 días antes del confinamiento. Si mi mujer y mis hijos vienen aquí, se adaptan y después no quieren volver, yo pienso en volver, me gusta muchos España, pero siempre mi país de origen… Lo que pasa es que no hay posibilidades de vivir allí todavía. Yo quiero ser senegalés siempre”.

Es musulmán y suele ir a rezar a la mezquita de las 200 viviendas, respecto al racismo y la discriminación dice que siempre hay, pero “la mayoría de la gente de Roquetas son buenos, no son racistas, te lo digo yo. Si veo que el tipo es racista no paro, paso de largo, yo solo con mi gente. Conozco mucho; paro, si no conozco, no.”

 ¿Ha viajado a otros países?

Solo he salido a Lisboa. Cuando estuve en Portugal vi que eran muy diferentes a los españoles. En España la mayoría no son gente muy cerrada y eso me gusta. La forma de ser de los españoles es muy parecida a la de los senegaleses.

 Diouf es profundamente sensato como destilan estas palabras que hablan sobre su trabajo.

“La venta ambulante está prohibida, y si me pilla la policía me quita la mercancía y a veces me multan, pero es lo que hay a aguantar”, Diouf se lleva la mano a la cabeza, suelta una carcajada franca y se reclina en el sofá, así como quien asume su sino sin más dramas. “Si no hay muchos vendiendo, pues pasan un poco, pero ahora en verano hay muchos vendedores entonces quitan mucha mercancía y es normal. Las tiendas se quejan, yo lo veo lógico”.