“Tienes que vivir feliz donde estés”, dijo el dueño…

Jamil Ahmad en su restaurante. Foto por Carmen Blanco
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¿Sabes el pakistaní del kebab en la avenida Juan Carlos I? su nombre es Jamil Ahmad estudiaba Ingeniería Química en el Instituto de Ingeniería y Tecnología de Punjab, la provincia donde vivía. Su padre era funcionario, nunca había trabajado “no sabía ni cortar un tomate”, recuerda con risa el hostelero, sin embargo, a los 25 años decidió que no quería la “vida fácil”.

¿Dejó su país para tener más experiencia en la vida?

No amiga, si deseaba tener sufrimiento en mi país también lo podía haber tenido, pero es esto de que Dios te crea tu destino, tienes que vivir feliz donde estés.

Primero me empecé a buscar la vida para cubrir los gastos básicos, trabajaba con mi familia en Almería. Sufría mucho porque no tenía papeles, nadie me daba trabajo…Como no tenía para comer muchas veces vendía flores en el puerto de Aguadulce, la gente te molesta, te amenaza, quieren robarte la mercancía.  

Dormir en la calle

Conseguí trabajo en una pizzería y ya era tarde no había autobuses ni nada. Llevaba una botella de agua y una camiseta de cambio, siempre he llevado una camiseta de repuesto porque nadie tiene por qué soportar el mal olor, ni molestar, en este trabajo una cabina cerrada, sudas mucho. Aquella noche cogí un cartón lo puse en el suelo y usé la camiseta como almohada, era verano, en el puerto de Aguadulce no sabía que con la humedad en la noche me daría frío. ¿Qué iba a hacer? pasó un vigilante y desde lejos miraba con la linterna, pero yo estaba dormido, a los 15 min vino la Guardia Civil, policía Local, ambulancia… Pensarían que me habría emborrachado y no sabían si estaba vivo o muerto.

La policía me dijo caballero levante, papeles. Pero no tenía papeles, te lo voy a decir claramente dije una mentira para salvarme, no podía contarles que me habían hecho el favor de darme trabajo o que alguien me había prestado dinero… confirmaron que estaba bien, no tenía ningún problema. Les dije que vendí las flores se me hizo tarde y perdí el autobús, gracias a Dios fueron buena gente. Aquella noche sería un lunes o un martes porque durante los fines de semana tenía trabajaba durante toda la noche en la pizzería, entraba a las 18.00h y salía a las 09.00h, acepté porque no le podía decir que no, necesitaba ese trabajo.

En esos momentos duros que te viste durmiendo en la calle sin dinero para comer. ¿Cómo hacía para salir adelante?

Tengo mucha fe y mucha humanidad. Un día no tenía y Dios me dio ahora tengo que devolverlo, no puedo dejar a alguien sufriendo delante de mí, todos somos creaciones de Dios.

 

Regresar por la pérdida de un padre

¿Cuándo pudo volver a Pakistán?

Después de 6 años o un poco más, cuando murió mi padre. Lo peor es cuando pasan estas cosas graves, cuando estamos aquí y no podemos salir. Para una persona honrada se sufre bastante, no viene la vida fácil. Si tuvieras que trabajar aquí acabarías agotada a las 8 horas, sin embargo, mi experiencia me hace aguantar 16 horas porque he pasado un tiempo muy duro y no quiero volver ahí.

Mi padre era muy buena persona, cuando me iba a ir me dijo que si pensaba que era bueno para mí él estaba de acuerdo, era un hombre muy cariñoso. Por eso yo nunca había trabajado, no sabía absolutamente nada, al principio sufría mucho.

Mi familia me dijo que no tenía por qué quedarme, que podía volver, tenía para comer de donde toda la familia comía, podía estudiar, mi padre me decía nosotros tenemos comida tú no tienes por qué sufrir de esta manera. Sin embargo, yo pensaba que, si me iba de aquí después de perder un tiempo, ¿cómo iba a regresar a mi país sin hacer nada? No sería un ganador, es negativo según mi mentalidad.

Mi padre me insistía mucho porque él no quería que sufriera, mi familia no quería que me quedara aquí, sin embargo, yo quería sufrir para estar formado.

Cuestión de madera

¿Cuándo obtuvo el permiso de residencia?

Sobre 2014, después de llevar 4 años viviendo aquí, conseguí los papeles como autónomo y ahorré 4 duros así empecé este proyecto.

¿Cómo son tan negociantes los pakistanís?

Porque para ganarme la vida siempre me cuesta trabajo, aquí hay muchas nacionalidades así que nosotros preferimos trabajar y ser independientes. Este trabajo (los kebabs) o las tiendas de alimentación son comunes a todos los pakistaníes.

¿Se ayudan entre los familiares para montar los negocios?

No, aquí es difícil ayudar a alguien. Este local lleva más de 10 años aquí, la persona que lo abrió tiene ahora una tienda de alimentación, es mi primo, hice un trato con él porque iba a dejar el local. Así que no me costó tanto montarlo porque estaba toda la maquinaria y ya sabía hacer este trabajo.

Sufrimiento = crecimiento personal

¿En qué ha cambiado desde que dejó Pakistán hasta ahora?

Soy un hombre independiente, no tengo que estar a cargo de nadie, la vida me ha enseñado muchas cosas. Antes no sabía nada, mi familia me daba dinero para comer, para salir con amigos, como vosotros aquí. Es algo generalizado en todo el mundo, los padres ayudan a los niños.  

¿Cuál es su meta en la vida?

Esa forma de pensar causa sufrimiento psicológico si hay una puerta abierta entro por ella no voy a quedarme delante de la que está cerrada. Dios nos pone nuestro camino.

Cada uno nace con diferente cabeza, con diferente huella de la mano. Yo pienso así, cuando piensas en una cosa pocas veces se puede conseguir y eso psicológicamente te hace daño, te sientes perdedor. No hay que perder la fe, para estar vivo hay que tener mucho ánimo, si lo pierdo me quita las fuerzas, me deja flojo, puedo coger cualquier enfermedad.

Ahí fuera están pasando coches preciosos, carísimos, de buenas marcas que quiero tener y tú también. Pero si no los puedo conseguir no significa que los vaya a romper, sin embargo, si estás frustrado puedes hacer cualquier tontería, coges una piedra y le pegas un golpe.

Cuando te saltas las normas te haces daño a ti mismo, la comunidad, la gente, no está bien.

Es difícil, pero hay que tener mucha paciencia en la vida, esto no te lo enseña nadie. La mentalidad también la da la educación. Por ejemplo, aunque cada uno tengamos una fe, hay que estudiarlo, porque todas las religiones te llevan al mismo camino que es bueno, ninguna religión es mala, malos somos nosotros.