Europa

“Con el COVID hemos tenido que poner dinero de…

Hay quien se toma la vida como una carrera de obstáculos, los salta o se cae, pero siempre continúa incluso cuando la meta se atisba difusa en el horizonte. El protagonista de la historia de hoy es hostelero y ha sobrevivido a dos crisis económicas, la del ladrillo y la del coronavirus.

Hace 12 años que abrió un pub inglés en el puerto de Almerimar con el concepto almeriense de tapa. ¿Habrá algo más español que montar un bar? A día de hoy, hasta su madre lo llama Mario; aunque en su identificación sus orígenes lo sitúan en Iasi, Rumanía.

“La primera vez que vine en 2002 fue a casa de unos conocidos, pensaba que iba a trabajar con los pepinos, aunque nunca lo hubiera hecho, pero estuve un mes en la habitación que me habían alquilado mirando por la venta. No sabía muy bien a qué se dedicaba aquella gente, pero no trabajaba, ni me podían poner en contacto con nadie para mantenerme ocupado. Tenía 22 años, ¡imagínate! Decidí volver a Rumanía y en el autobús de vuelta conocí a una mujer que me dio trabajo. Eran 3 días de camino, pero los billetes de avión eran carísimos”.

El protagonista volvía a su tierra con la sensación de fracaso, su compañera de butaca intuyó que Mario no se encontraba bien, ella era madre de un joven de su edad y encargada en un invernadero de El Ejido: “este es mi teléfono cuando empiece la campaña en agosto me llamas”.

“Y volví a pesar de la mala experiencia, ella me advirtió que las condiciones no eran espectaculares, pero que para empezar estaría bien”, recuerda el hostelero sus comienzos. Entonces levanta la cabeza un momento atento a lo que pasa alrededor a pesar de que el bar está cerrado por la capa de pintura que dos veces al año tiene que dar a la fachada. Mario no se permite ni un minuto de desatención al negocio: “Mixo, Mixo, papá no pongas eso así”.

Su madre trabaja en la cocina, responsable de unas deliciosas costillas a la miel. Y su padre, ya jubilado, pasea por el negocio y se sienta al sol del Mediterráneo.   

¿Cómo fue tu primer trabajo?

Fue otra pesadilla, no tenía permiso de residencia, trabajaba por poco dinero, muchas horas, sin contrato. Era novato y joven así que me pagaban tres veces menos. Un trabajo muy duro, pero para coger el idioma….

¿Cómo encontraste Almerimar?

Descubrí Almerimar porque era el lugar a donde venía cuando libraba, los domingos. No sabía hablar español, pero si inglés y ruso. Como en mi infancia era un buen estudiante se me dio la opción de estudiar ruso, porque era una cultura muy influyente entonces.

Me gustaba esta zona porque podía comunicarme, así me hice amigo de la comunidad inglesa, me empecé a enamorar de esto. Un día vine a buscar trabajo y tuve la suerte de que Oscar me contratara para llevar las mesas de los británicos, después de hacerme unas cuantas preguntas en inglés. Aunque mi nivel de español en un año era súper básico, como yo marchar, comer, llamar… me llegaba lo justo para atender las mesas de españoles también.

La reforma de la Ley de Extranjería llevada a cabo por Zapatero, en 2005, fue la oportunidad para Mario y un millón de personas de regularizar su situación. “Fui a la extranjería de Almería hice colas inmensas y desde entonces, estoy legalmente”, dice el empresario.

¿Cuándo abriste tu propio negocio?

Abrí el bar para el Día de Andalucía, el 27 de febrero de 2009. Hasta entonces trabajaba por cuenta ajena, era encargado en otros bares. Cuando sentí que podía trabajar por mi cuenta busqué un local, que es este.

Trabajaba en un local escocés que era de mucho éxito, se llamaba Lago Ness, conocía a toda la comunidad inglesa, era uno más. Hasta que un año y medio después el dueño enfermó y volvió a su tierra, traté de llegar a un acuerdo con el dueño del local, pero el alquiler era muy alto… Así busqué otro local con orientación sur porque el invierno es largo, pero el sol calienta y pensé que tendría más éxito. Tuve que hacer reformas, esto era un almacén del puerto y había que habilitarlo. He hecho tres reformas desde que estoy aquí, la última hace dos años.

El dato: «tres reformas en 12 años y pintar dos veces al año» deja claro el grado de exigencia del hotelero, solo quería remarcarlo por si alguien se despistaba.

¿Desde que empezaste te fue bien?

No, empecé justo con la crisis inmobiliaria, después del primer verano estuve a punto de cerrar, no calculé el alcance de la crisis. Como el año pasado que escuchábamos mucho COVID en China, pero no pensamos que fuera tan grave hasta que nos tocó.

¿Qué te hizo aguantar el tirón?

Confié en mí.

Su respuesta es rotunda y seca.

Me adapté, amplié la carta, hice ofertas… Todo para poder sobrevivir. Por supuesto, el apoyo de los clientes, venían a mi bar a gastar dinero y me decían “de esta vamos a salir” porque nos conocíamos de antes. Habíamos salido a cenar, a pasear, en bicicleta por Balerma.

Después remontamos, pero otro momento crítico fue en 2010, después del verano porque Almerimar era una ciudad fantasma, una ciudad dormitorio, gracias a que hace tres años empezó a cambiar la situación. Dejaron este aparcamiento de enfrente del bar para las caravanas, son clientes estacionales, pero se van y vuelven otros, los torneos de golf, vienen muchos suecos que viven en los barcos durante el invierno…

¿Cuál es el éxito de ser buen empresario?

Adaptarse, mezclar. Un domingo a medio día en mi bar puede haber 15 nacionalidades distintas.  Tengo el fish and chips de los ingleses, el chile, el curry, la salchicha inglesa, boquerones, un poco de todo y de bebidas igual… Hay jamón de Fondón a los ingleses les digo que es de las Alpujarras y ellos encantados de probarlo.

Su acento se inclina británico en la pronunciación del curry, pero ante todo las formas y la atención viven empapadas en la cultura sajona.

Conozco a la gente, trato bien a todo el mundo, si no estoy muy liado hablo con unos, con otros. Que no se sienta nadie como que este bar trata mejor a un tipo de gente y a mi que soy más pobretico o más mayor, pues me atienden peor. No, aquí tratamos a todo el mundo bien para que vuelvan.

¿La conciliación familiar?

He llegado a trabajar 13 y 14 horas en negocio ajeno y propio. El pasado domingo con Jesús, el camarero que lleva trabajando conmigo 4 años y yo estuvimos de 10 a 22h en el bar, él descanso 3 horas, yo sin descanso. Porque no quiero que a mi empleado le pase como a mí que tenía media hora para comer y había que seguir para preparar las cenas.

Siempre he trabajado muchas horas en la hostelería con 25 años trabajaba como encargado en un bar donde venían todos los funcionarios de El Ejido. Tenía a mi cargo a 6 personas que eran más mayores que yo y claro no me tragaban entre que era rumanillo y más joven.

Estoy contento siempre intento dar el máximo servicio posible, no soy Burguer King…

¿Cómo has afrontado la crisis del Coronavirus?

Ha sido malo, el alquiler había que seguir pagándolo y la potencia de luz que tengo contratada es alta, también tenía que seguir pagando un mínimo. He perdido dinero.

En mayo del año pasado abrimos con muchas ganas, la gente ha respondido. Todos los bares lo hemos pasado mal, sin una solución, abrimos con muchas restricciones. En principio la policía local nos dejó una hora más para compensar las pérdidas durante la cuarentena. Pero un mes después teníamos que cerrar antes de la 01.00am de esa fecha en adelante, todo eran restricciones hasta llegar a cerrar a las 18.00h. Un periodo de muchos cambios y confusión.

Antes del coronavirus hacía karaoke con un cantante profesional retirado como un típico pub inglés, pero en este momento estoy más centrado en la clientela de comida que es la base de mi negocio.

¿Con tantas turbulencias tuviste que poner dinero de tus ahorros?

Sí, hemos puesto dinero de los ahorros de los años anteriores. Sobrevivimos con los ahorros, no con las ayudas. Ahora tenemos mucha esperanza de que el verano de 2021 sea mejor que el anterior por la vacunación y la reactivación del turismo.

Llevo tres meses esperando la ayuda, está aprobada, pero no ha llegado. Son 2000€ que es poco para un negocio grande, pero es bienvenido.

He pedido un préstamo ICO que tiene un año para empezar a pagarlo, así tengo más tranquilidad.

Iba a ser policía de fronteras en Rumanía, pero el tema iba por quien pagaba más para obtener el trabajo, no por la nota de la prueba de acceso.

El tema empresarial lo he llevado con la familia a los 18 me sacaba el carnet y era el chófer, iba donde mi madre necesitaba para llevar la ropa.

¿Volverías a Rumanía o cambiarías de país?

No para nada, ya estoy establecido a aquí. He viajado mucho por Inglaterra y Escocia con los clientes que ya son como amigos, pero me gusta esto. Cuando vienen por el bar se toman una foto conmigo como si fuera un icono de la zona y se la envían a sus familiares: ‘mira estoy aquí, estoy con Mario’.

Pasa una clienta, la saluda, y dice: “es británica, después del deporte vendrá a tomar una copa de vino blanco seco, es el tipo de vino que más les gusta a las mujeres británicas”. Sabe con precisión lo que toma cada uno de sus clientes, de forma que el trato es agradable, más la sensación de ir al bar de un amigo con unas vistas privilegiadas, que tomar una cerveza en la soledad de la barra.

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