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La musa suiza de Cantón Checa y su hija,…

La familia Sophie Cuendet y su hija Chloé en el ‘Atelier’ de Níjar

Vinimos por oro y hemos encontrado tanzanita… La musa de Cantón Checa y Jesús de Perceval se llama Sophie Cuendet, es alfarera y junto a su hija, Chloé, llevan el ‘Atelier’ de Níjar, un espacio dedicado al arte multidisciplinar con gran peso en el barro.

En los años 70 la pareja formada por Sophié y Juan llegó a Almería, se instaló en La Chanca donde compartieron como los gitanos, con los gitanos, en aquel barrio humilde que les ensanchó el alma. La suiza no dudó en echarse al torno de la Escuela de Artes de Almería cuando flaqueaba el oficio y pareciera que aquello fuera a desaparcar, desde entonces guarda un estrecho vínculo con la institución.

¿Sophie cómo encontrasteis esta parte del mundo?

Por casualidad, (contesta con una amplia sonrisa), compramos un dos caballos, dimos la vuelta a toda la península pasando por Portugal.

Buscaba un lugar donde se hiciera la cerámica de una forma más tradicional con horno de leña, torno de pie… Y me hablaron de Níjar, nunca me dejaron trabajar en un taller porque la mujer al torno no. Así que Juan me construyó un torno de pie y todo lo hacíamos manual.

Cuando llegamos en 1972, un holandés y una suiza todo era muy diferente, los cortijos a nuestro alrededor cultivaban, tenían sus animales, había parra, donde había parra ahora hay invernadero. Si hubiera visto en que se iba a convertir en el futuro no sé si me hubiera quedado aquí. Pero nosotros tenemos la suerte de tener el cortijo en el Parque Natural, en un paraíso. Menos mal.

Así conocí a una de las musas del movimiento indaliano que hizo de Almería su casa, por el acogimiento de sus gentes, el cariño, el respeto. Sophié encontró su lugar en el círculo intelectual de la época y a día de hoy se emociona al ver la exposición de ‘La Chanca’ de Pérez Siquier en la Diputación de Almería, su primera casa.

Sophie se crió en Suiza en el taller de su padre, era un artista multidisciplinar. Más tarde estudió en la escuela de artes y oficios por la especialidad de cerámica. Cuando llegaron a Níjar propusieron un tipo de cerámica artística y de alta temperatura, empleaban esmaltes y materiales diferentes a la alfarería utilitaria típica de esta zona. Juan y Sophie compraron un cortijo en ruinas, cuatro piedras que levantaron con sus propias manos del dinero que obtenían de trabajar en Suiza por temporadas.

Sophie pintada por el almeriense Cantón Checa

En los 80 tu trabajo era muy diferente a la cerámica utilitaria de la zona:

A día de hoy sigue pareciendo algo raro, nuestra cerámica es para exposiciones y la vendemos fuera. La pregunta es ¿esto para qué? Si no tiene utilidad. Vendemos en los mercadillos de San José porque por allí pasa mucha gente.

Cuando pongo un pie en el Ateilier me abruma:

“Cuando los niños entran en el Atelier se quedan siempre callados”, dice Sophie con una sonrisa amplia, su trenza plateada y su ligero acento circunflejo la sitúan en un lugar lejano a Almería aparentemente, pero ya sabemos qué dicen de las apariencias.

La galería ‘L’Atelier de Níjar’ es de fachada blanca encalada, tradicional, pero a través de su puerta se accede al universo propio de las artesanas. El “Bolón”, como lo llama Chloé, su creadora, es una gran urna de barro tamaño júpiter, un primer punto de fuga que se disipa con los móviles del techo. Los elementos revolotean colgados de las altas vigas de madera y enredan mi atención como en una tela de araña que me mece mimosa.

¿Qué representa esta escultura Sophié?

Pues son dos mujeres que se cuentan cosas, dos confidentes.

La obra es una silla deconstruida, un objeto utilitario reconvertido en representativo, donde dos figuras pequeñas se presentan en la actitud que explica la artesana. Es la primera sala después del hall, un espacio entre espacios, cuadrado con una tenue iluminación. Da paso a una amplia sala de exposición donde las obras de diferentes artistas ocupan su lugar y toman su protagonismo.

El primer espacio funciona como distribuidor, desde aquí se accede al taller y a dos salas de exposiciones, una pequeña que alumbra a otra más grande, una sala que hace de museo contemporáneo multidisciplinar y colectivo. Tres veces al año cambian las piezas en torno a una temática en esta ocasión los Haikus ilustrados. Y por el taller andaba Chloé absorta en la música y las cajas cuando la sorprendí. “¡Ay que susto, perdona con la música no te había escuchado!”, dice la artesana.

El taller es un espacio pequeño perfectamente ordenado, de esta forma facilita el trabajo cuando madre e hija están mano a mano y contaminándose la una a la otra, muchas de sus obras son conjuntas. En una de las paredes hay piezas coquetas que presumen de pertenecer a la familia, por amor no pueden desprenderse de ellas. Sobre la mesa el caballo de Chloé una pieza de exquisitez renacentista, todavía está en crudo, su piel es gris marmórea y brilla después de un mes de bruñido, pulir y pulir hasta dejarse las muñecas, para conseguir ese efecto luz sobre el barro.

Chloé te conocí hace unos años en el espacio Camping Gas y hacías abejas y universos diminutos:

Sí, estuve seis meses en cama, solo podía hacer cosas muy pequeñas, manejaba el barro con lo que me daba los dedos porque sentía mucho dolor, me dolía el roce de la piel incluso, así que cuando pasó todo dije ahora voy a hacer algo enorme. Empecé con las cajas, me llaman mucho la atención porque tenemos un instinto de abrir para ver qué hay, era aportar la parte utilitaria a la escultura.

Chloé Van der Mije con su caballo en el Atelier

La escultura está encima de la mesa y es como un caballo jerezano al paso, lleva la cabeza recogida, tiene los ojos almendrados y vivos. ¿Cómo hiciste esta pieza?

Todo está hecho completamente a mano, cogí 4 pellas de barro las puse en la mesa, le dí de ostias… Su cabeza está en esta posición en perfecto equilibrio porque de otra forma no cabía en el horno. Hay una mula por donde saco los perros y la tenía frita, porque es un poco brava. Cada tarde me acercaba y con los ojos cerrados acariciaba al animal para sacar las formas. Cuando llego al taller cierro los ojos y hago lo mismo. De esa forma me concentro en ahora entra, ahora sale, un bulto que hay aquí…

He llegado en el día oportuno hoy trasladan la obra al horno, es una parte delicada, una burbuja de una micra puede hacer estallar la pieza que se cocerá durante horas a una temperatura max de 1200ºC. Después lo envolverán en mayas de lana, hilos de cobre, hierro… y lo enterrarán a palazos en un agujero sudando la gota gorda, mano a mano. Necesitan una combustión lenta, unas ascuas.

Exposición sobre el impacto de los plásticos en el mar en el Claustro de la EAA

¿Tu madre y tú sois las artistas de la familia?

Uff, esa pregunta es difícil, mi hermano es arquitecto de interiores, todos tenemos algo de artistas, per digamos que quien empezó es mi abuelo, el padre de mi madre. Tenía un taller en suiza, era escultor, ceramista, pintor, grabador. Mi madre se crió en su taller, empezó a hacer cerámica con él, tenemos las herramientas de mi abuelo. Ahora es mi tía quien está en el taller de mi abuelo.

Son artistas multidisciplinares, comprometidas con el medio que las rodea, con el mar que las baña y las especies que lo moran. Un gallo Pedro y una lubina fueron protagonistas de algunas de sus estampaciones. En el claustro de la Escuela de Artes puedes visitar una de sus exposiciones con la problemática del plástico en los mares como protagonistas. Implicarse no pasa por ser artista, el artista se implica porque su sensibilidad lo conmueve.

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“Hice vello púbico para una actriz” dicen desde A…

Adrián uno de los fundadores de AyJ posticería

Pelucas, postizos, moños y pelos desde la calle Reyes Católicos en pleno centro de Almería un escaparate que no pasa desapercibido, es A y J taller de posticería. Una tienda y taller de pelucas que en apenas 6 meses tiene colas para entrar. Porque nuestro aspecto importa, porque nuestra autoestima no debe verse minada por cuestiones genéticas o enfermedad, porque tienes la facilidad de elegir una identidad que se corresponda a tus emociones, pero lo más importante es que la peluca es parte de ti y en este taller te guardan el secreto. 

A mi encuentro sale Adrián un mallorquín que por amor encontró nuestra tierra. “Adrián, entonces el titular es: dos maricones muy modernos montan una tienda de pelucas en Almería”. El artesano rompe a reír y afirma. La ignorancia se hace un hueco y abre paso a las preguntas, aquí se hacen bigotes, pelucas para todas, pelucas para fiestas, se hacen axilas y bello en general, Adrián pica pelo a pelo y de esta forma tan artesana crea una nueva vida para muchos y muchas. 

¿Qué es lo más importante para ti en tu negocio?

El cliente, el orden, la limpieza, la comprensión y la variedad. Hay que empatizar con las clientas, saber que cuando viene una mujer con cáncer y pasa al camerino donde le voy a poner la peluca cómo lo pasa. Hay quien se toma la enfermedad con mucho humor, quien viene enfadada y hay que comprenderlo.

Las clientas entran a chorrillo durante el rato que transcurre nuestra charla. Un postizo, contratar a Adrián como maquillador para una boda… Los secretos que se guardan detrás de la cortina donde se lleva a cabo la magia de cambiar el estado de ánimo a tantas mujeres. “Claro que el pelo te cambia y te ayuda porque es importante vernos bien, hay muchas mujeres que entran hundidas y salen sonriendo”, comenta el artista.

Recuerdo en una ocasión que llegó una niña pequeña con enfermedad de Piel de mariposa y fue muy impactante, ella solo me decía: ‘¿me vas a poner guapa?’ Durante el tiempo que la atendí aguanté, pero cuando salió por la puerta me quedé muy afectado”.

Adrián has trabajado en Madrid muchos años en Talía, que es la empresa más antigua que se dedica a esto del pelo habrás tenido la oportunidad de conocer a mucha gente famosa. 

Por supuesto, mira le he hecho pelucas a Paca La Piraña, por ejemplo.

¿Alguna vez has tenido que hacer algo “raro”?

Lo más raro que he tenido que hacer es bello para las axilas y púbico, era para una actriz que interpretaba a una mujer francesa de los años 80 y en aquella época pues se llevaba más pelo, cuenta entre risas Adrián. Este mallorquín llegó a hasta nuestra tierra por amor, las redes sociales hicieron que durante la pandemia conociera a su pareja y socio, José Luís y hace 8 meses cambió Gran Vía por Reyes Católicos, adiós al ajetreo de la gran ciudad.

Una tienda de pelucas donde la privacidad del cliente es lo primero. Este espacio fue creado por la pareja en cuanto a la decoración, el papel de las paredes e incluso el mobiliario. Entre sus joyas de la corona un pelucón pelirrojo de espectáculo, postizos de todos los colores y pelucas naturales y sintéticas que hacen las maravillas de quienes las prueban.

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‘Sal de Coco’, la artesanía del Cabo en la…

Rafa y Pepa, dueños de ‘Mangata’ y ‘Sal de Coco’

«He visto crecer en otro cielo cada amanecer cada mañana, diferente sol en cada puerto, cada uno tiene su color… Pero el sol que sale en esta tierra brilla como el faro que me guía, que cuando su luz refleja el agua son como señales que me inspiran. Sé que estoy llegando a mi Almería.» Y allá voy, cantando carnaval aterrizo en el puerto deportivo de la ciudad desde Cabo de Gata un martes por la mañana. ¿A qué? A descubir, a conocer y a saborear las buenas energías de la gente emprendedora. ¡Me levanté con buen pie! ¿Se nota?

El ‘Mangata’, un imponente velero de 12,5 metros de eslora y capacidad para 12 personas, me espera con el sol de los primeros rayos iluminando uno de los muelles. Rafa, su dueño, al timonel. Pero antes tengo que hacer una parada porque es todavía en tierra donde tengo una cita con Pepa, el alma de la reciente tienda de artesanía abierta en el Club de Mar, ‘Sal de Coco’. Me espera, literalmente, con las manos en el barro. El día no pudo comenzar mejor.

La pareja tiene tanta solera como maestría en sus respectivos negocios. Un amor adolescente -desde los 14 años, señores- que ha ido madurando siempre cogidos de la mano y cumpliendo propósitos. Y esa ha sido la fórmula del éxito, aunque familia y amigos siempre están a la vera ayudando en lo que pueden. La palabra miedo no se deja entrever por ningún rincón del relato.

Pepa lo tenía claro: «trabajar como encargada de una tienda ha sido mi vida y estoy orgullosa pero necesitaba otro aliciente. Las manualidades siempre han llamado mi atención y quise probar con la cerámica. ¡Fui tan pesada desde que empecé con esto que el profesor ni por poco me mata de la tralla que le daba a preguntas!» La artesana suelta una carcajada pero sus ojos brillan, «es que siento emoción por lo que he convertido en mi vida laboral. He descubierto que tenía este talento y me ha dado las ganas y las fuerzas de recrearme en mi trabajo. En el anterior pedí una excedencia», y vuelve a reir.

¿Cómo es que elegiste esta localización para tu primer negocio?

La gente se sorprende porque se piensan que el Club de Mar es privado. La propuesta que le hace el área portuaria al club es que abran este espacio un poco más al ciudadano que no es socio y van por el buen camino. Nosotros lo somos desde hace un año, desde que tenemos el barco y es verdad que esto es muy familiar pero aquí puede entrar todo el mundo y se está notando, cada vez hay más gente joven.

¿Y cuál fue el pistoletazo de salida para interesarte por la cerámica?

Es cierto que después del confinamiento, realizar las cosas con las manos a la gente es algo que les ha seducido bastante y, verdaderamente, en Almería capital hay poca oferta de este tipo de talleres. La gente lo ha hecho por hobbie y como algo autodidacta. Yo comencé a interesarme por la cerámica un poco antes del confinamiento. Un año. Realizar las piezas me encanta pero, verdaderamente, lo que me provoca más emoción es tener mi rincón propio y permitir que quien venga pueda “meter las manos en el barro”.

Llevaba 22 años trabajando de encargada en una tienda del grupo Inditex. Cuando tuve a mi tercer hijo, el tema de la conciliación fue algo complicado. Nosotros vivimos en La Almadraba de Monteleva. Me pedí una excedencia y, a los pocos meses empecé a recibir clases del taller de cerámica. A mí eso me enamoró. Entraba al taller y se paralizaba el universo; no había móvil ni responsabilidades. Quise ir más días pero el profesor no me dejaba porque tenía una lista de espera bastante extensa.

¿Cuáles fueron tus primeras creaciones?

Comencé haciendo pendientes y a la gente comenzó a alabar mi talento. Somos los propietarios de la Peña Flamenca El Palmito en el mismo barrio de la Almadraba y en una esquina, sobre el pollo de una ventana, puse un pequeño expositor con mis primeros pendientes y a la gente le encantó. Eso me motivó más. Cuando volví a la escuela de cerámica, después del verano me dio por ir más allá e hice mi primer plato. Tiene unos pescados como los que cuelgan para secarse en las ventanas. Y encantó.

¿De dónde te viene la inspiración?

Pues del Cabo de Gata, indiscutiblemente. El proceso de la cerámica es muy lento porque mientras modelas tiene que tener un estado concreto para que tú puedas lijarla, cocer, secar, pintar, secar… Yo trabajo la cerámica de alta temperatura que es el refractario o el gres. Empezaron a salirme encargos con toda la temática del parque natural  y los vendía. Me animé y quise sacar una producción para ponerla en mi esquina de El Palmito. En mis dos horas de taller no me daba tiempo, necesitaba más, así que me compré un horno animada por mi marido. Fue el momento que di rienda suelta a mi talento y comencé a experimentar cosas yo sola.

«El mundo de la cerámica es amplio porque es pura química y ahí me fui yo con mi horno a darle rienda suelta a mis ideas desde casa en pleno confinamiento. Ahora las técnicas con las que trabajo son: la plancha, el churro y el pellizco;» cosas básicas para ella pero que a mí me dejan fascinada. Sobre todo por ver con qué buen gusto está hecho y decorado, tanto su cerámica como el local. Vuelve la Almería tradicional, vuelve el esparto reinventado en lámparas y decoraciones, vuelve la cerámica inspirada en Níjar pero con toque de salitre y pureza blanca y azul. En ‘Sal de Coco’, vuelve la tradición con sabor a actual y, sobre todo, con sabor a hogar.

La conversación y las anécdotas siguen pero el que más cara de preocupación pone es el pobre Rafa al recordar cuántos microondas se han llenado de barro por los inventos de Pepa y la técnica del Raku, aunque deja entrever una sonrisa: «Me tenía los enchufes del almacén quedamos, cada vez cogía más espacio en la peña y tuve que buscarle un lugar», comenta entre risas el empresario. Pero ella no se achanta, sabe que tiene una asignatura pendiente, el torno, y después de montar su propio negocio y cuando llegue a tomarle el pulso, sabe que no va a ser algo que se quede en saco roto. Los retos están para superarlos y la formación está pendiente. Por lo pronto, arranca con sus propios talleres en el mes de diciembre -bajo reserva, a través de sus redes sociales-.

Rafa, dueño y patrón del velero ‘Mangata’

‘Mangata’, hilos de la luna lunera; el reflejo, a modo de camino, que pinta la luna sobre el agua del mar. Rafa ama el Cabo de Gata, su infancia y toda su vida la ha desarrollado en la esquinita marina donde el sol pasa el invierno y, por ello, sabe de todos sus entresijos y lo que puede ofrecer a los visitantes.

Tanto es así que su vida profresional la ha sabido compajinar sin salir del parque natural. Y, aunque la hostelería siempre ha estado presente en su vida y en su familia, también con amigos ha llevado iniciativas empresariales como Parque Aventura, donde llevaban a cabo actividades acuáticas (windsuf, rutas en barco…) por Cabo de Gata y San José en 2001 y 2002. “Yo siempre he sido un desgraciao de la hostelería que siempre he estado trabajando mientras mis colegas salían. He trabajado en el bar de mi tío unos 7 años, en el pub El Zaguán. Ahí se puede decir que fue donde eché los dientes. Tras otra temporada de comercial, llegó el desembarco de la heladería ‘El Flamenco Rosa’, en 2008 cuando nació mi hijo mayor; y en 2011, abrimos nuestra peña flamenca”, explica el empresario con el entusiasmo del que emprende.

¿Qué te impulsó a comprarte un barco justo antes del confinamiento?

«Los barcos son caros, teníamos que buscar una manera de rentabilizarlo y decidí trabajar en él organizando eventos (excursiones, ceremonias de ceniza, excursiones en pareja…). Esto requiere formación para conseguir la titulación y que el barco esté lo suficientemente bonito y equipado pero, al estar confinados, he tenido tiempo de poner todo en orden. No fue fácil, no te voy a mentir, pero ahora ya estoy formado lo suficiente para llevar a 6 personas. Así que ofrecemos paseos de distintas modalidades por Almería y, concretamente, por el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar.»

«A mi mujer, para que me dejara comprarlo, se lo vendí como la oportunidad de tener un apartamento en Almería, solo que en vez de en tierra pues en el agua. Una caravana marina y me hizo caso», Rafa y Pepa se miran, los comienzos no son fáciles pero saben que juntos todo saldrá adelante.

Gracias por haber llegado hasta aquí, querido lector.

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Originem

Airun: los hermanos que cambiaron los números por los…

Fran y Nuria los hermanos fundadores de Airun

Airun tocados artesanales es el nombre de un atelier de complementos para ceremonia almeriense fundado por dos hermanos desde Serón que consiguieron llegar a eventos internacionales como la ‘Bridal Fashion Week’ de Barcelona. Han ocupado una página impar en Vogue Novias y, lejos de amedrentarlos, la pandemia los ha reinventado a través de una colección para diario, ‘Airún 365’.

Hace una década que estos artesanos dispusieron un espacio en la casa de sus padres y comenzaron a trabajar sin parar, tardaron solo 7 años en abrir su centro en el corazón de Almería. “Los dos primeros años no esperes ganar ni un duro”, dice Fran Trinidad Castaño con la experiencia que vivió como joven autónomo y empresario. Él es la parte más creativa mientras su hermana Nuria, la pragmática. ¿Su éxito? Mantener el alma, la luz y la esencia del hecho a mano.

¿Trabajar entre hermanos os ha dado más solidez como alianza?

Cualquiera que trabaje en familia puede decirte que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Pero teníamos claro que los principios serían duros y que reinvertiríamos todo, dice la hermana.

Airun desde dentro

¿Cuál fue vuestra hoja de ruta?

Nos marcamos unos pasos primero tener una tienda física, después una página web, aparecer en una revista internacional… Siempre pensamos en grande, porque si piensas en pequeño te quedas en nada. Nuria pronuncia sus palabras con plena seguridad y, sin embargo, es humilde. Puede que sea el beneficio de trabajar con las manos, de currarte el tocado pétalo a pétalo, de sacrificar tu vida social, tu sueño, tu salario por un propósito común.

Fran: el primer año fue una locura, no había horas, no sé ni cómo nos aguantaron nuestras parejas. Gracias a que pulimos los procesos, hemos conseguido ser más eficientes; ahora, cada fin de semana se queda uno de nosotros en la tienda, tenemos tiempo para nosotros”.

¿Qué fue de Airun durante la cuarentena?

Nos cogió totalmente desprevenidos. Ten en cuenta que nuestra temporada empieza en marzo y estábamos en cuarentena en uno de nuestros años con mayor proyección. Habíamos salido en Vogue Novias el mes anterior, lo que para nosotros era un hito aparecer en esta publicación e, incluso, habíamos llevado mascarillas a Premier Vision pero pensábamos que no las íbamos a usar.  Teníamos todos los eventos cerrados, incluso a nivel personal… Dice Nuria sin temblarle la voz.

Pero la respuesta fue contundente. Fruto del encierro nació Airun 365, una colección de diario que las clientas reclamaban desde hacía tiempo. Estos hermanos son gente de acción no paran a lamentarse. “Siempre hemos mantenido la esperanza. Hay que ser pragmático eso es lo que tienen los números, siempre nos hemos planteado que mañana será mejor, adaptándonos con diferentes creaciones como los cuellos, las mascarillas, el bordado…”, Las palabras luminosas de una autónoma.

“Durante este periodo que está siendo más difícil tenemos que hacer sinergias, apoyarnos los unos en los otros en las empresas que tenemos más cerca”; esta es una de las máximas de Nuria, que las llevan a cabo a través de editoriales con diseñadoras almerienses de ceremonia como Victoria Salas.

La artesana del atelier muestra una publicación con orgullo de creadora

¿Cuál fue uno de los momentos que marcó la diferencia en vuestra carrera?

Cuando ves tus coronas desde Serón a la Bridal Fashion Week es cuando te emocionas, todo el trabajo, el esfuerzo, lo importante que era para nosotros, pronuncia Fran mientras sostiene una de las piezas que apareció en la pasarela internacional por donde pisan Pronovias o Rosa Clará. Fue la primera vez de sentirnos grandes, nada es fácil, todo va poco a poco, dice Nuria. Una mirada cómplice, una risa que atisba el sacrificio que les conllevó.

“El esfuerzo al final tiene su recompensa, veíamos este evento como un escaparate. No podíamos desfilar por nuestra cuenta pero sí ponernos en contacto con una diseñadora, en este caso Isabel Sanchís, y a partir de unas directrices empezamos a trabajar”, explica el hermano. La diseñadora valenciana los tuvo como referencia al año siguiente cuando les encargó el diseño de una especia de escafandra de flores que fue la imagen del desfile.

Ese mismo año, en 2017, se trasladaron al centro de Almería; otro de los pasos que se habían marcado en el camino. Necesitaban un centro estratégico cerca de las tiendas a las cuales proveían, además de iniciar el contacto con el público en horario comercial. Se instalaron casi enfrente de la Diputación de Almería pero con el requisito de que no estuviera a pie de calle, que tuvieras que llamar a la puerta.

Fran porta una de las coronas de la Bridal Fashion Week 2017

El pequeño viaje desde el portal en primavera es todo un espectáculo porque la acera se presenta alfombrada de flores por un espigado árbol que se erige buscando el sol. Los cuatro peldaños de mármol blanco, las cerámicas del suelo, la puerta de madera gris, color corporativo, que transmite sobriedad, elegancia, sin pretensiones y detrás del timbre y la gran mirilla dorada Fran. Los hermanos llevan batas blancas impolutas, como científicos de la artesanía, el olor es peculiar, también identificativo, la luz entra por los grandes ventanales que ocupan de techo a suelo e irradian cada creación, única, personal, sus pequeños bebés, dice Nuria. Un sitio que invita al recreo porque su producto está hecho para degustarlo a fuego lento, asevera el artista.

“Casi todo lo que sale de aquí es un proyecto personalizado y nos gusta porque ellas inventan y nosotros conseguimos hacer ese sueño realidad”, quien habla es la otra parte de este atelier, Nuria. Es emocionante observarla mientras busca entre las más de 7000 publicaciones de Instagram una instantánea que capta el momento de entrega de una pamela a una novia. “Vino con un esbozo en un papel, quería algo muy concreto. Puedo recordar perfectamente la sensación, se me pone la carne de gallina”. En la imagen esa novia sonríe con la ilusión de una niña la mañana de Reyes por la certeza de haber materializado una ilusión.

Taller de Airun

Preocupados por el detalle, trabajan la perfección dentro del taller; privilegio periodístico sacaré rabia, la mesa que hicieron por encargo con 16 enchufes para cubrir las demandas de trabajo. La tabla está compartimentada en espacios de trabajo el de Fran milimétricamente ordenado, ni las motas de polvo son bienvenidas. Nuria dice: “el mío está un poco más desordenado”, cuando su entropía se limita a un par de hilos sueltos de sus raíces como bordadora. Plumas de faisán, flores, cuentas de todos los colores y un altar con un tablón de corcho lleno de encargos y dos velas. “Normalmente suele haber una luz blanca, pero nuestra madre nos dice que en determinada época pongamos una de miel también. Aportan esa luz que siempre buscamos”, dice el hermano. El fuego que Prometeo robó a los hombres y que inspiró a muchos, la mente, la bombilla de Edison.

Estamos hablando de un trabajo que, realmente, es un arte ¿Las piezas cualquier persona las puede llevar?

Hay un tocado para cada mujer. Somo asesores de imagen también por supuesto, porque muchas veces lo que buscamos es ese efecto wow, que nos miren y nos admiren. Pero no te voy a poner una pamela cuando no toca porque alguien podría preguntarse: ¿Quién te ha puesto eso?, aquí el hermano es tajante.

Para quien la moda pueda resultar una frivolidad debemos de apreciar que todo en nosotros comunica así considero que siempre debemos ofrecer nuestra mejor versión a través de la concordancia entre una misma y el entorno. En este caso, los valores de sencillez, belleza, delicadeza y luminosidad están elevados al máximo exponente al servicio de la mujer como dejan constatado en su web y en cada uno de sus productos.  

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Latinoamérica

“Todos tenemos algo en común en la gastronomía”, DeLucas…

La pareja Lucas Niella y Vanesa Sánchez. Él al frente del catering DeLucas

¿Han reparado en que nuestras virtudes son nuestro camino? Lucas Niella hacía bombones para costearse los estudios desde la secundaria. En Argentina, la inflación aplasta al trabajador que ni siquiera tiene sofá en el living porque no puede permitirse andar parado en un descansito. Vanesa Sánchez comenta la anécdota ojiplática. Esta es la historia del catering DeLucas de la unión de dos culturas que desde tiempo atrás venían siendo hermanas.

“Roquetas me encontró a mí, Vanesa y yo teníamos una amiga en común, me llamó para saludarme una vez y mientras cambiaba al bebé de esta me pasó el teléfono. Así nos conocimos. No había redes sociales, fue en 2007. Estuvimos un año hablando por teléfono, vine a conocer a Vanesa, era la primera vez que viajaba a Europa”, dice Lucas. Después de unas cuentas visitas a un lado y al otro del charco, la pareja decidió establecerse en Argentina.

Bombón de dulce de leche y corazón de nuez, elaborado por Lucas.

Recién entraban en la treintena y tenían un nuevo negocio entre manos. En el camping de la familia situado en la precordillera de los Andes abrieron un restaurante para poder degustar cocina española y criolla los fines de semana. Entre semana Lucas se dedicaba al periodismo y Vanesa recorría los mercados con un mapa de Andalucía y observaba con asombro cómo los descendientes de los alpujarreños reconocían sus raíces. Pero la roquetera echaba de menos su tierra y a los dos años volvieron para quedarse en el municipio.

Al principio Lucas y Vanesa, trabajaban, juntos en una academia de apoyo, el argentino impartía técnicas de estudio para los chavales. Homologó su título de periodismo, especializado en comunicación institucional, pero la vida le deparaba una sorpresa.

Como los españoles echan de menos el jamón, Lucas extrañaba el dulce de leche y empezó a prepararlo en casa, la repostería se le daba, le pagó los estudios. “En Argentina nadie para, siempre haces cosas con las que buscarte la vida”. Un primer bar se interesó en sus tartas, como comercial: Vanesa. La voz comenzó a correrse y este argentino se aventuró al emprendimiento, “si podía vender tartas desde la casa, podía venderlas desde un negocio”, la semilla de DeLucas Dulce y Salado estaba plantada. Fue en el año 2017 que establecieron su sede en la Urbanización de Roquetas, un plan escalable de cafetería y obrador.

Lucas derrite chocolate blanco en la cocina

“El primer año prácticamente dormía aquí, y el segundo año y medio también. Hasta que en el tercero nos dimos cuenta que esta zona en verano no funciona porque la gente no pasa. Nos dedicamos a las tartas y catering”, comenta el empresario. Los dos primeros años fueron los más duros. Trabajaban codo con codo hasta que alcanzaron una estabilidad y Vanesa se dedicó por completo a su academia.

¿Cómo aguantaron esos primeros meses de incertidumbre con los pagos en la nuca?

Lucas: “voluntad y confianza”. Vanesa mira a su pareja, mira a la interlocutora, se lleva las manos al pecho y contesta: “fueron unos benditos, jamás ninguno de mis amigos que habían llevado a cabo el proyecto me dijo me debes esto. En 5 meses, teníamos todo pagado, en el banco aún queda… Todavía recuerdo cuando venía el de las máquinas de café y se llevaba todo lo que había en la caja”. Vanesa transmite su pesar cuando cuenta sus vivencias, los comienzos no fueron fáciles. “Nos dejaron que pagáramos poco a poco, veían intención”.

Otra advertencia a los aventureros que estén pensando en montar su propia empresa que nos da el obrador; las retenciones. Llegas ilusionado, que bien voy a montar mi primer negocio y empiezan a caerte las retenciones, eso no te lo dicen al principio. Cada tres meses pagamos de retenciones el 19% del alquiler por ser autónomos”, dice el Niella.

Vanesa agradece que los obreros del hotel de enfrente hicieran de la cafetería su sede durante el tiempo que duró la reforma. “Gracias a los 6 meses que duró la obra terminamos de pagar porque el préstamo no nos llegó para todo”.

Útiles de Lucas

¿Cómo es la conciliación familiar con el negocio?

“Al principio muy mal porque pasábamos todo el día aquí. Nuestra hija estaba con mis padres y llegó un momento en el que no quería saber nada de nosotros”, apunta Vanesa. En ese momento su hija tenía 2 años.

“Eso fue durante los dos primeros veranos, entonces al tercero cerramos. Los vecinos pasaban a decirnos que estábamos flaqueando pero cuando nos veían entrar a las 05.00h de la mañana y salir a las 09.00h con canastos y cajas para que llegara todo fresco… Después los clientes que venían en Navidad venían a recoger los pedidos…”, cuenta Lucas como se fraguó el catering poco a poco.  

Desde el principio establecieron un plan de negocio escalable. Primero cafetería y según pudiera desarrollarse evolucionar a catering.

La zapatilla comestible, una creación de DeLucas

Lucas Niella contaba con la experiencia previa en el camping familiar Las Chacritas y las enseñanzas de su tío Gustavo que trabajaba en uno de los lujosos hoteles que la cadena Hyatt tiene en Mendoza. “Aprendí mucho solo de charlar con él, me contaba la planificación de las mesas de los eventos. Cuando necesito una receta de cualquier cosa lo llamo a él, tenemos una composición de micuit del Hyatt buenísima”.

Los padres de Lucas fundaron el camping en el año 2000 y al año siguiente la economía argentina colapsó. Nos agarró el corralito, con los baños a medio hacer e igual dejábamos a la gente pasar, eso aquí no te lo dejan hacer. El camping era un extra, mis padres eran profesores y siguieron dando clase, pero se quedaron con todos los dólares que habían ahorrado durante una vida. Al tiempo nos devolvieron un cuarto de lo que retuvieron en pesos, que eran como papeles del Monopoli”.

¿Durante la crisis sanitaria del COVID 19 han recibido alguna ayuda?

Nos ha ayudado la Diputación de Almería, no dios como 1000€ a todos por estar cerrados durante la cuarentena. Con el plan Impulsa2 el Ayuntamiento nos dará una ayuda para el alquiler, luz, agua, teléfono…

Hemos tenido que seguir con todos los pagos adelante durante la cuarentena: el alquiler lo hemos tenido que pagar, el préstamo del banco, los intereses…

¿Los eventos han disminuido?

Es que no hay eventos, llevamos bandejas pequeñas a las casas. El doble de trabajo, la suerte es que confían en nosotros. El catering ahora lo hacemos de dos o tres bandejas y antes hacíamos cumpleaños para 30 personas.

También trabajábamos para la Universidad Católica de Murcia (UCAM), hacíamos el desayuno de los alumnos en los cursos de formación de la sede de Almería. Desde que empezó el COVID no estamos trabajando con ellos pero nos echan de menos y nosotros a ellos. Era un fijo que nos ayudaba a pagar bastante.

San Pancracio, amuleto de una clienta para la buenaventura del negocio

Finalmente, la reflexión de que la gastronomía sirve como punto de encuentro se abre paso. No quería distinguirme como el argentino porque quería preparar para todos. Mis clientes se llevan comida argentina como unas costillas o el lemon pie, pero preparamos de todo. La pata de cordero en las cenas de Navidad, la gente confía en nosotros para estos eventos más comprometidos. Además, todos tenemos algo en común en la gastronomía. En Argentina somos descendientes de españoles e italianos. En algunas cosas de olla se encuentra la comida, como en el locro. Pero tenemos más las pastas italianas”.

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Los búlgaros que hacen internacional su taberna en Roquetas…

Milena Pashova desde su taberna en Roquetas de Mar
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La propietaria de la Taberna Milena en Roquetas de Mar, Milena Pashova, recuerda con precisión de cirujano la fecha cuando partió de su ciudad natal, Burgas, en Bulgaria con sus dos hijos de 1 año y 6 meses rumbo a un pequeño pueblo de Castilla la Mancha, Honrubia, tardaron dos días en autobús. “El primer día que salí a la calle con mis hijos dos mujeres vinieron corriendo hacia nosotros con una cara de alegría y muñecos en las manos. Nos acogieron como a la familia”, rememora la hostelera.

Distancia de Burgas a Honrubia

 

El marido, Stoycho Pashov fue el primero en venir a España. “Lo pasó muy mal, fue muy duro, salió de Bulgaria con una oferta de trabajo, pero le mintieron. Tuvo que dormir en un banco en la calle en Madrid, entonces conoció a un búlgaro que lo ayudó y fueron a trabajar al campo en Albacete. Desde allí le ofrecieron trabajo en Honrubia y a los 6 meses pudimos venir nosotros”, continúa Pashova.

Stoycho Pashov en la cocina

 

Esta pareja siempre se ha dedicado a la hostelería, es tradición familiar. Se conocieron cuando trabajaban en la taberna griega Afrodita en Burgas. “Allí trabajábamos 30 camareros, tenía dos plantas, en la primera había música típica griega en vivo y arriba estaba el mehana que me hace mucha falta aquí, pero no lo puedo tener”.

El mehana es a los búlgaros lo que a los andaluces un patio, es una construcción de madera con grandes mesas y una barbacoa donde se reúnen a comer y bailar. Dadas las raciones abundantes, su forma de vivir y el trato se ve que la sociedad búlgara es acogedora, muy dada al compartir.

Los Pashov en su taberna

 

En el año 2003 se trasladaron a El Ejido, su amiga Bogi a quien habían conocido en la taberna le dijo a Milena que buscaban limpiadoras. Así la familia se trasladó al levante, “primero trabajé en una empresa de limpieza y después limpiaba en casas particulares. Tenía mucho trabajo y en todas las casas me trataban como a una más de la familia”, dice la mujer búlgara a sonrisa llena, que se intuyen por los ojos entrecerrados que le deja la mascarilla.

En 2015 llegó el golpe de suerte, una herencia les dio el impulso para montar su primera taberna en El Ejido. En este momento Milena para y toma aire con la emoción a flor de piel continúa: “estoy muy agradecida a toda la gente, tenemos muy buenos momentos de juntarnos, bailar y pensar que estábamos en nuestra tierra”.

Pizarra de tapas

 

La Taberna Milena que empezó como un punto de encuentro de búlgaros nostálgicos se ha convertido en la casa de todos. Cada día a media mañana llega una señora alemana que vive en su caravana aparcada a tres calles, un currito cuyos pantalones llenos de mezcla lo delatan pide un plato de cocido y, un italiano jubilado bebe una jarra de cerveza helada y pide una tortilla de 2 huevos. El chef, Stoycho Pashov, marido de Milena, sale a dar en mano el plato a su cliente a comprobar con satisfacción el trabajo bien hecho. Los bocados búlgaros están adaptados al concepto de tapa almeriense, pero el plato de cocido es tamaño casa de abuela.

Ensalada típica búlgara

 

A Roquetas se trasladaron hace 4 años, se llevaron su altar con una virgen ortodoxa regalo de la madre de Pashov cuando abrieron el primer bar, las recetas, el buen hacer y toda la bebida y comida típica que consiguen de importación.  

Altar particular con Santa María, la virgen que les regaló la madre de Stoycho cuando abrieron el primer bar y, el Kuker que ahuyenta los malos espíritus

 

¿Tuvo miedo de lanzarse a montar su propio negocio?

No. Ahora si tengo miedo, antes no estaban las cosas así.

¿Por qué la gente repite?

Porque le gusta. -Responde al instante sin la menor duda- Viene una persona y siempre traer a más gente, me dicen que se sienten como en casa por como los tratamos.

Pollo de la casa

 

¿Cuáles son sus claves para que el negocio vaya óptimo?

Trato a la gente como me gusta que me traten a mí. Puedo decir por experiencia propia que, con excelencia y mimo, como cuando vas a casa de la abuela y está pendiente de que no te falte de nada. No puede salir sin haber probado la ensalada típica búlgara, la hamburguesa búlgara y el queso a la plancha, platos y ricos y abundantes.

¿Tener un buen cocinero?

Aquí estallan las risas, “eso por supuesto, el chef es el mejor, tiene una mano. Lo más típico es la ensalada búlgara con queso feta, la tapa Milena que la llamamos así porque una amiga siempre la tomaba y decía que se tenía que llamar como la casa, también las patatas con queso tienen mucho éxito porque son caseras y no las freímos en freidora”.

¿Al final se queda el corazón entre dos tierras?

Pues sí, echo de menos todo. Me gustaría volver, pero me encanta vivir en España, la gente, son muchos años aquí.

¿Guardan relación con los albaceteños?

Sí, la hija de mi vecina Dori, Tini, me enseñó a hacer tortilla de patatas. Ella vivía en Madrid, pero cuando venía a Honrubia siempre traía regalos para los niños.

¿Cuánto tiempo pasó hasta que regresaron a Bulgaria?

Volvimos en 2008 cuando murió mi suegro. No hemos ido mucho, por falta de tiempo, falta de dinero, con el bar no tenemos tiempo de nada abrimos de lunes a domingo.

Cuando le digo a mi marido que nos vayamos de vacaciones el siempre se ríe y dice que vivimos en paraíso porque aquí siempre hace sol y se está muy bien.

Antes de despedir a la familia Pashov tenemos el placer de conocer a su hijo menor, un muchacho muy alto, que echa una mano en el bar. “Mira este es mi hijo pequeño”, dice el padre mientras el chico le echa el brazo por el encima del hombro, “¿Has visto que pequeño es?”, dice Stoycho mientras levanta la cabeza para mirar a su hijo con una enorme sonrisa pintada en la boca. El hermano mayor está fuera estudiando farmacia.

Muchas gracias por dejarnos conocer vuestra historia, vuestro ejemplo hace grande nuestra tierra y enriquece nuestras culturas.