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La danza flamenca almeriense contra la violencia de género

El sonique de los tacones contra las tablas recorre la segunda planta del Conservatorio de Almería y en un silencio abro la puerta para hablar con el protagonista de hoy: Eduardo Leal. Este almeriense es coreógrafo y bailaor será el responsable de la representación que se llevará a cabo como símbolo de protesta por la violencia de género. Una gala que reunirá a las mejores bailaoras de Almería el próximo día 7 de noviembre en el auditorio Maestro Padilla.

La artífice de haber aunado tanto arte es Marian la presidenta de la asociación sociocultural ‘Entre Flamencos del Puerto’. Algo nunca visto en nuestra provincia, sobre las tablas habrá 10 bailaoras: Anabel Veloso, Ana Alonso, Isabel Ramírez, MªÁngeles Carrillo, Inma Díaz, Mayte Beltrán, Carmen Moreno, Lourdes Sánchez, Rocío Garrido y Azahara Herrera. El coreógrafo, Eduardo Leal, apunta que será una representación cargada de simbología así que cada cual puede interpretar según su percepción. 

Las voces de Cristo Heredia, Eduardo García, Antonio el Genial, la guitarra de Gabriel Pérez y la percusión de Paquito Torres y Jhonny Cortés. El mes de noviembre se tiñe de morada para la cultura almeriense que celebrará actividades como mesas redondas, exposiciones de fotografía, coreografías… como muestras de la repulsa a la violencia de género. Puedes encontrar más información de las actividades en el siguiente link.

El espectáculo se titula ‘Cara B’ y está inspirado en la novela ‘La Malcasada’ de Carmen de Burgos, la nijareña que se convirtió en la primera periodista de España. La coreografía habla, como en la obra de la almeriense, de la violencia entre mujeres porque las realidades que componen nuestro mundo son poliédricas y hay que abordarlas en su conjunto.

Durante la conversación con Eduardo Leal se desvelan algunos secretos del espectáculo lo que acrecenta las ganas de asistir como espectadora. El coreógrafo es un almeriense que viene de familia de pescadores, comenzó a profesionalizar su arte con 18 años, trabajó en el ballet de Joaquín Cortés, ha estado ligado al Ballet flamenco de Andalucía y en la actualidad vive en Madrid desde donde desarrolla su actividad como artista aunque su sueño es vivir en Almería. 

¿Cuál es el argumento de la obra?

Pues sobre la violencia de género. No hay ningún maltrato solo sensaciones y contar qué puede pasar después de, puede ser de un hombre o de una mujer. No hay un hilo conductor. Es la resiliencia de ver cómo resistes a esa situación de maltrato. Se ve el rechazo de una mujer a otras mujeres por no ser la norma. Todo el mundo está acostumbrado a una paliza de un hombre a una mujer pero la violencia de género abarca mucho más: el rechazo a la homosexualidad, el bulling entre mujeres… Cada uno debe hacer su lectura. 

Hay una sirena que es una mujer que siempre va a estar en casa y no va a salir de ahí. Yo necesito metáforas que no sean las más convencionales. Las galeras como metáfora a la muerte. Hay gente que ve la muerte como una libertad en ese tipo de situaciones. 

Durante los ensayos Leal dirige con firmeza, pero sin tiranía, cada compás se cuenta. Donde estar la percusión cómo la guitarra acompaña ese remate. Su mano marca el compás a la vez que canta ese compás universal del Flamenco: 1,2,1,2,3,4,5,6,7,8,9,10. 

Me parece milagroso la sinergia que se produce. Claro que se produce pero no es nada fácil, se pueden crear todas esas cosas de improvisación cuando vas al tablao y con un grupo reducido de gente y de público pero cuando tú te pones con 10 bailaores, o tienes una estructura y una coreografía bien definida o fracasas, ahí no hay cabida para ningún tipo de improvisación. 

Adoro cuando bailas con bata de cola o abanicos. Incluyes elementos en tu baile asociados a un género… 

Claro es que ¿por qué no? ¿Por qué las mujeres pueden bailar con pantalón y nosotros no podemos bailar con falda? Lo bonito es que cada uno le dé su identidad. Tu puedes bailar con lo que quieras pero siendo honesto contigo mismo. 

Te costó mucho sacar la vocación al principio porque no se veía muy bien que bailaras… En mi familia había afición al flamenco, hay gitanos y hay payos, hemos vivido siempre en un barrio muy flamenco pero sí es verdad que la profesión nunca la habían visto como algo a nivel profesional. Yo empecé a bailar con 5 años en una escuela de Garrucha y con 11 años ya no baile más. Se reían un poco de mí, te llamaban mariquita… 

Parece que tienes que estudiar muchos años para que sea algo como de verdad, ¿cierto? Sí, completamente. Mis padres se dieron cuenta de la seriedad de mi baile cuando conocí y entré a formar parte de la compañía de Joaquín Cortés. Esto para mí fue un paso súper importante porque yo lo adoraba. Tenía otros referente como Antonio Canales, Rubén Olmo (quien actualmente es mi marido y directo del Ballet Nacional Español).

Joaquín fue mi referente porque llevó el baile a límites donde nunca uno pensaba que iba a llegar: la moda, el alto standing…Piensa que a mí me gusta toda la cultura de la danza, me gusta el ballet clásico.

A veces solo se ve el brillo de lo que sale en TV, pero el mundo de la cultura no es ese. Parece que para triunfar haya que salir en la tele, las revistas, ser famoso, peor a mi no me va eso.

Un sueño cumplido: Verdaderamente, con todo porque yo me siento súper satisfecho con todo lo que me ha pasado en mi vida. Por suerte, siempre he deseado muchas cosas y siempre me han ocurrido muchas otras. No sé cuánto tiempo pasaba pero me iban ocurriendo. También me lo trabajaba, pero siento que la vida me ha hecho un regalo. Me gustaría seguir viviendo al mismo ritmo de antes, pero sé que es imposible por la situación que vivimos de Pandemia. Vivo de esto y no me falta para comer, comparto mi vida con una persona maravillosa a la que siempre he admirado y compartimos el arte. Solo me falta vivir en almería porque la extraño. Me encantaría estar aquí. Es la única espinita que tengo. 

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