LGTBIQ+

«Hay aporofobia en el cine» dice el director almeriense…

El director de cine almeriense Ian De la Rosa por la fotógrafa Ruth Franco

Ian de la Rosa es un director de cine almeriense que pronto llegó a su reconocimiento profesional. El cineasta contaba 26 años cuando su cortometraje ‘Víctor XX’ fue premiado en el ‘Festival de Cannes’, y siendo un director nobel. “Era una ficción pero por supuesto que el sentimiento estaba presente”, dice a cerca de aquel cortometraje donde se plasmaba la transición de una persona transexual de una forma intimista, humana, detallista de manera que el espectador empatizara con el film. Una cinta que no dejó a nadie indiferente.   

Desde un apartamento alquilado en Barcelona, donde acudió por su precandidatura a los premios Gaudí con el corto ‘Farrucas’, atiende esta llamada con un discurso meloso que hace difícil cortar la llamada. Anda emocionado porque a finales de mes sabrá si su último trabajo es finalista de los premios Goya, el máximo galardón del cine íbero. 

El cineasta nijareño, nacido en 1988, todavía recuerda el momento en el que quiso convertirse en directora de cine. Tenía 15 años y estaba en la playa de Agua Amarga con una amiga. El oficio apareció antes que la transición de género y reconoce que es la relación más larga que ha mantenido a parte de la que cada uno llevamos con nosotros mismos.  

“Con ‘Víctor XX’ me ha pasado mucho que la gente pensaba que hablaba de mí, pero ¿en qué proyecto no se pone algo de ti? Aunque pienses que no, ya estás eligiendo no poner algo de tí. Por supuesto que el sentimiento que se refleja en mi primer corto es autobiográfico. Me pilló al inicio de mi tránsito y estaba en mitad de una centrifugadora. A nivel emocional es tremendamente complicado aunque tengas todo el apoyo, que lo tuve, pero todos los cimientos se están moviendo y hay algunos que tienes que volver a construir y, es muy complicado. Era difícil con tanta exposición mediática y el proceso en el que estaba inmerso. Hubo una retirada con una obra francesa en la que trabajo como actor: ‘Trans (més enllà)’, y es un proyecto tan bonito que lo quiero dejar porque tengo el largometraje, el máster de investigación cinematográfica que estudio; ¡pero después pienso que es tan guay!”, atestigua De la Rosa al otro lado del teléfono desde el único rincón donde la cobertura es lo suficientemente buena para que la conversación sea fluida. 

“Un momento que llaman a la puerta», era la limpiadora, una mujer asiática. ¿Te das cuenta? esta sería la parte social pero, ¿qué no es social en el cine?

Me molesta esta etiqueta y entro en conflicto cuando hablamos de cine social. El cine es social, hay una aporofobia increíble. Cuando hablamos de gente que no tiene clase -ni alta ni media- lo llamamos cine social; sin embargo, hablamos de una película de clase alta donde durante una cena se están representando unos problemas, que la gente ni puede estar en la mesa y se tira los trastos, no lo consideramos social. Que alguien me explique esto.

El cine abarca la vida, intenta abarcar la vida, que me diga alguien ¿qué no es social? Entiendo que el mundo en el que vivimos las etiquetas son a veces asfixiantes, la etiqueta LGTBIQ+ a veces nos delimita”.

Ian, ¿de dónde viene todo este amor por la sociedad?

Mi padre y mi madre son trabajadores sociales y creo que por eso meto tanta caña a la etiqueta social. Ellos trabajan en Níjar todavía no se han jubilado. Me he criado con mi hermano y es inevitable cuando te sientas a comer la mayoría del tiempo hablamos del trabajo que tienen entre manos. Además, ellos son muy pasionales a mi hermano y a mí nos han trasmitido esa pasión, a veces hago la broma de que solo me falta el título. Al principio de mi carrera no me daba cuenta, pero ahora sí. 

Ahora creo que soy más inteligente por experiencia, creo que tengo más tranquilidad y algo más claro.

La Veneno abrió camino a la comunidad LGTBIQ+ de España, ¿cómo fue el proceso de trabajar para hacer el guión de su serie?

Fue en mitad de ‘Farrucas’, estaba de vacaciones en Marruecos y me escriben Helena Martin y Claudia Costafreda que estaban trabajando con Los Javis en la serie. A la semana, empecé e trabajar; fue en el verano de 2019. Ellos necesitaban tener a alguien Trans trabajando en el guión a parte de Valeria Vegas, quien escribiera las memorias de La Veneno. 

Es un referente que no es perfecto, además la Veneno tuvo una vida muy complicada como muchas mujeres Trans. Que se dedicara a la prostitución que en esta sociedad puritana está mal visto, es la salida de muchas, que no encuentran otro trabajo. Cuando eres Trans has bajado 32 escalones. A mi esta situación me mata psicológicamente, pero no a golpes, no tengo que ir por la calle pensando en si me van a dar una paliza, es privilegio de chicos Trans.

Dentro de una cadena como Atresmedia hubo la intención de hacerlo más humano, de contar la historia de Cristina que abrió camino en una sociedad de los 90 que necesitaba esa apertura sexual. 

Cristina recibía ese ninguneo y falta de atención, necesitamos el apoyo de la familia, sin ese apoyo somos otros y ella no lo tuvo. Éramos conscientes de esta situación, me leí la biografía que hizo Valeria y con eso ya tuve una forma bastante potente de entrar. Cuando llegué a la sala de guión ya tenían un buen trabajo hecho. 

Para mí La Veneno no acaba cuando acaba la serie me va a acompañar profesional y personalmente porque estoy dentro y porque fue descubrir un referente. 

Durante Digo Fest dijiste que hacías cine para construir los referentes que te hubiera gustado tener de pequeño. 

“Yo hago cine incluso para tener los referentes que no he tenido, para verme reflejado en un espejo y que ese espejo se convierte en un altavoz porque la visibilidad que da hacer una película, que legue a pantallas, plataformas…

Tampoco quiero aferrarme al hecho de crear referentes. Estoy consciente del trabajo que hay de crear esos referentes que no veo o simplemente dejar de sentirme invisible. Pero el día de mañana puedo hacer algo que no esté relacionado con lo Trans, como Farrucas. El privilegio de poder dedicarme al cine aunque sea de forma primaria”.

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El espacio transmaricabollo de los almerienses: ¡DIGO! fest

Un festival de radio como espacio seguro para la diversidad de género y afectivo sexuales en Almería, esto es ¡DIGO fest! El programa radiofónico Wisteria Lane de radio 5 emitió los programas grabados durante el pasado viernes en la Universidad de Almería y La Casa del Cine. Una jornada polifónica donde activistas del colectivo LGTBIQ+ hablaron de quienes se convierten en referentes, en luciérnagas de otros, en espejos donde mirarse.

De izquierda a derecha: Paco Tomás, Gracia Trujillo, Ian De la Rosa y Rubén Frías

El propósito de ¡DIGO! fest dice su conductor, Rubén Frías: “desde Almería estamos militando asociaciones como La Oficina, Almería con Orgullo, las salas Bábilon y Byblos porque seamos una provincia con una población transmaricabollo feliz a través de la cultura. Porque no se trata de que se acepte a la comunidad LGTBIQ+ si no de que se la respete desde unas mismas condiciones de igualdad”. 

El joven cineasta almeriense, Ian de la Rosa, la socióloga profesora de la Complutense, Gracia Trujillo, el músico, Víctor Algora, el periodista Paco Tomás y el dramaturgo almeriense impulsor del espacio DIGO, Rubén Frías compusieron una coral de voces con el tema concreto de “activismo, visibilidad y referentes en los medios y en la Academia”. La clausura del acto la llevó a cabo la Dj Funkimony Didizz. La asociación Almería con Orgullo realizó el taller “LGTBIfobia interiorizada”. 

En la mesa redonda compuesta por las figuras nombras se habló de cómo un referente no elige ser referente, lo es porque su forma de vida, de actuar, su activismo, lo convierten en un ejemplo para alguien más. Este concepto de que son una luciérnaga en la oscuridad lo introdujo, Gracia Trujillo. Mientras que Paco Tomás hablo de cómo este motor para otros no tiene que ser reconocido. “Puede ser el panadero de tu barrio que trabaja con toda su pluma y sirve para que un niño gay se vea en él”, dijo el periodista. Y por supuesto esos referentes que componen las obras de arte o las asociaciones de activistas por los derechos LGTBIQ+. 

Un día que comenzó a las 13.00h con la grabación del programa radiofónico Wisteria Lane en el Paraninfo de la UAL con una de esas actuaciones en directo que te cambian la perspectiva de la vida y la música, de cómo un canción puede convertirse en un referente. El momento acústico protagonizado por Víctor Algora, provisto de su guitarra y su voz cantó ‘Los amantes de Magritte’. En el estribillo la palabra maricón se hacía larga y melosa en su voz, la magia de hacer una fuerza de una debilidad, la magia del ser humano.

El dramaturgo y activista almeriense Rubén Frías cuenta cómo surgió esta iniciativa: “DIGO es un ciclo online de conversaciones que nace en el verano post desescalada, nuestra asociación, La Officina se había quedado sin local. Después de un año con el proyecto apetecía mucho volver a tener este contacto en un espacio físico con el público. Mi compañero de La Officina, Carlos Vives, y yo nos pusimos manos a la obra y fue sorprendente la respuesta de la Universidad de Almería y la Casa del Cine que nos cedió el espacio para que viniera Radio 5 y todos estos invitados, que son referentes transmaricabollo y han venido a Almería”, cuenta todavía emocionado Frías. 

El periodista, activista y presentador del espacio Wisteria Lane, Paco Tomás, fue el primer entrevistado de DIGO. Un proyecto generado, fermentado y cocinado online, a través de las redes sociales el conductor del espacio contacta con sus invitados. “Las redes sociales te permiten conectar, acercarte, tienes la oportunidad de estar cerca de la gente que admiras, conocer su vida que al final es de donde emana su trabajo. La primera vez que contacté con Paco Tomás fue por un mensaje de Instagram. Para mí fue sorprendente pasar 7 horas de coche, el trayecto desde Madrid a Almería, con Víctor Algora como copiloto y Paco Tomás”. 

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