La primera escuela de acrobacias de Almerimar: Fly Fitness…

Cada cual asumimos la vida que queremos, la que estamos dispuestos a gestionar, el camino fácil o el difícil; pero siempre hay que elegir, como el principio de la película ‘Trainspoting’. Hay quien se lo juega todo a una carta porque tiene confianza absoluta en que ganará; no por azar, sino porque se trabaja su suerte.

Irina Kucherenko no dudo cuando le ofrecieron ser monitora de Pole Dance, se compró la barra ese mismo día y comenzó a aprender, “solo tenía que ir un poco por delante de mis alumnas”, se ríe al recordar. En unos días abrirá su propio centro en el puerto deportivo de Almerimar, ‘Fly Fitness’.

“Una amiga mía vivía en Almerimar, estaba en el último año de carrera y vine a visitarla. Cuando regresé a Volgogrado, como primer trabajo en una oficina ganaba 80€. Entonces pensé que no podía estar así, quizás si hubiera sido un poco más paciente habría ascendido poco a poco, pero en Rusia los salarios son bajos y en la hostelería, donde ganas bastante con las propinas, pues tiene un periodo corto, durante la época de estudiante. Está mal visto seguir como camarero cuando tienes una edad”, dice Kucherenko.

Hace 13 años que Irina se instaló en el levante español y desde entonces sigue aquí, donde ha echado raíces y ha hecho de Almerimar su hogar. “Me tiro de la cama, cojo la bici y, en un momento, llego al gimnasio, no puedo pedir más”.

¿Cómo fueron los comienzos?

Al principio tenía dos trabajos como camarera, aquí y en Roquetas de Mar, trabajaba alrededor de 12 horas diarias. Más las dos horas que la rusa necesitaba para ir y volver a Roquetas desde donde vivía, tiene mala relación con el coche incluso como copiloto; «prefiero ir en transporte público o en mi bici. Siempre fit y, además, respetuosa con el medio ambiente.»

¿Pero cómo empezó en las acrobacias?

Vi un cartel de clases de Pole Dance en el gimnasio Dance Almerimar hace 6 años. Aunque no tenía formación en esta disciplina, acepté la propuesta para ser la monitora. Ese mismo día compré una barra porque al principio el gimnasio no estaba ni acondicionado y empecé a buscar vídeos y de todo. Sólo tenía que sacarle un poco de ventaja a mis alumnas, algunas eran muy buenas aprendían rápido los pasos que a mi me habían costado una semana de práctica. Irina se pasa la mano por la cabeza y resopla cuando recuerda la fatiga que pasaba.

¿Seguías con el trabajo como camarera?

Al principio sí, pero llegó un punto en el que estaba agotada. Lo dejé de un día para otro con una ansiedad grande, cansada de trabajar tanto y no tener tiempo ni para ver a mi pareja. Ganaba 600€ con el trabajo en el gimnasio y con eso sobrevivía. Ahora que reflexiona sobre la cantidad de dinero con que se adaptó a vivir hace 5 años apoya una de sus manos en la mejilla y dice: 600€ madre mía no sé ni cómo lo hice: el alquiler, la comida, todo. Pero se ríe y sigue adelante positiva.

En la actualidad, considera que las telas aéreas son su instrumento, pero en su brazo derecho lleva tatuadas las tres disciplinas que majestuosamente practica: aro, telas aéreas y pole dance. “Mi instrumento son las telas aéreas, las descubrí porque un día vino una alumna y me preguntó si daba telas, le dije que no. Ese mismo día compré telas e hice igual que con el Pole, comencé a aprender” y se parte de risa.  

Ahora que vas a empezar con tu propio negocio, ¿estas emocionada?

Pues estoy muy asustada, pone las dos manos en su taza de café, voy a estar sola ante todos los impuestos, los trámites… Pero confío en que nos vamos a apoyar las unas a las otras. Una de mis primeras alumnas va a ser la monitora de Acroyoga.

El lugar puede ser como un centro social de deporte, un punto de encuentro de mujeres. Donde no se necesita una forma física especial y, por supuesto, ayuda con la autoestima.

“¿Verdad que no necesitas estar fuerte para ir al gimnasio?, pues con Fly Fitness igual, solo tienes que venir para ponerte fuerte. Por supuesto que repercute psicológicamente porque cuando te sientes seguro de tu apariencia física, te sientes mejor y eso se refleja.”

¿Qué estrategia sigues para que conozcan tu deporte?

Pues nada, hacerlo bien, que la gente se vaya contenta. Muchas veces me preguntan por qué no hago publicidad pero tengo el centro lleno, ¿cómo quedaría que hiciera un anuncio y la gente viniera y no tuviera plaza? El centro es conocido por las recomendaciones, el boca a boca.

En la actualidad, hay 60 niños matriculados y los grupos de adultos también son numerosos, aunque la acróbata no los tiene contados. Cuando las alumnas acuden a clase de pole dance, por ejemplo, llevan una tarjeta donde Irina les pone un sello con una bailarina y una barra, así se marca la asistencia.

Irina, formas parte de la escuela de circo Funámbula de Almería…

Si, con un compañero de circo italiano hacemos el espectáculo Fuego y Aire, nos contrata la Diputación de Almería y hacemos espectáculos al aire libre. Siempre tengo miedo de que me suden las manos, de que el cacharrito que me mantiene a 4 metros en el aire no se estropee porque eso no lo puedo controlar. Una compañera se cayó hace unos años y lo cierto es que a medida que pasan los años le cojo más miedo, pero actuar lo tengo asumido. De pequeña iba a clases de baile en Rusia y hacíamos actuaciones, es algo cultural si eres niña en Rusia vas a baile.

El colectivo del que hablamos tiene su sede en Almería y esta gimnasta cruzaba desde Almerimar hasta su destino medio poniente en transporte público y en fin de semana. “En domingo para llegar hasta Almería me levantaba a las 07.00h de la mañana para llegar a las 11.00h”, donde unos verían una barrera insalvable, Irina solo madrugaba un poco más.

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